13.05.2013 Views

Leer - IES Celestí Bellera

Leer - IES Celestí Bellera

Leer - IES Celestí Bellera

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Vértigo<br />

las preguntas. El molino de harina se perdía en la oscuridad, y ante<br />

nosotros emergió la torre de San Giorgio y la cúpula de Santa Maria<br />

della Salute. Malachio gobernó la barca de vuelta a mi hotel. No había<br />

nada que decir. La barca tomó puerto. Nos dimos la mano. Yo ya me<br />

hallaba en la orilla. Las olas palmoteaban en las piedras cubiertas de<br />

musgo velloso. El bote viró en el agua. Malachio hizo otra seña con la<br />

mano y gritó: Ci vediamo a Gerusalemme. Y ya desde una distancia<br />

mayor volvió a repetir más alto: ¡El año que viene en Jerusalén! Crucé<br />

la plaza que había delante del hotel. No se movía nada más. Todo el<br />

mundo se había acostado ya. Incluso el portero de noche había<br />

abandonado su puesto y descansaba, como amortajado, en una especie<br />

de cámara situada detrás de un mostrador, sobre un lecho angosto, de<br />

patas extrañamente elevadas. En la televisión tremolaba, silenciosa, la<br />

carta de ajuste. Únicamente las máquinas han comprendido que no se<br />

debe dormir más, pensé cuando subí a mi habitación donde también a<br />

mí me venció pronto el cansancio.<br />

En esta ciudad hay un despertar distinto a lo que se suele estar<br />

acostumbrado. Porque el día irrumpe en un silencio sólo penetrado por<br />

gritos aislados, el sonido de una persiana de chapa que se levanta, y el<br />

aleteo de las palomas. Cuántas veces, pensaba, habré estado acostado<br />

de esta misma manera en una habitación de hotel, en Viena, en<br />

Francfort o en Bruselas, escuchando, con las manos entrecruzadas<br />

detrás de la cabeza, no el silencio como aquí, sino, con un terror<br />

vigilante, el oleaje del tráfico que ya lleva horas pasando por encima<br />

de mi cabeza. Así que esto, vuelvo a pensar, como siempre, es el<br />

nuevo océano. Sin cesar, las olas se aproximan a grandes empellones<br />

por encima de toda la extensión de las ciudades, cada vez más<br />

ruidosas, enderezándose cada vez más, se vuelcan en una especie de<br />

frenesí a la altura del nivel del ruido y cual oleaje se derraman sobre el<br />

asfalto y sobre las piedras, mientras desde las presas que se forman<br />

junto a los semáforos ya comienzan a brotar, bramando, olas nuevas. Al<br />

cabo de los años he llegado a la conclusión de que es de este es-<br />

54

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!