You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
All'estero<br />
go de que también fotografiara la bandada de palomas que, en<br />
cuanto se hubo tomado la foto, entró en la Via Roma volando desde<br />
la piazza, posándose una parte en la verja del balcón y otra sobre el<br />
tejado del edificio, lo cual, según mi propias sospechas, se debía a<br />
que su recién desposada novia, quien durante todo ese tiempo me<br />
había estado inspeccionando con desconfianza por no decir hostilidad<br />
y ni siquiera un momento, tampoco cuando hizo la foto, había<br />
dejado de seguirle como una sombra, se lo impidió tirándole de la<br />
manga con impaciencia.<br />
Cuando llegué al otro lado de la piazza, Salvatore ya estaba sentado<br />
delante del bar con toldo y sillas verdes, leyendo, con las gafas<br />
sobre la frente, un libro que sostenía tan cerca de su rostro que resultaba<br />
inimaginable cómo era capaz de descifrar algo de esta guisa.<br />
Con cuidado, para no molestarle, me senté junto a él. La cubierta del<br />
libro que estaba leyendo era de color rosa y mostraba el retrato de<br />
una mujer en colores oscuros. Bajo el retrato, en el lugar del título,<br />
figuraba la constelación numérica 1912 + 1. Un camarero se acercó a<br />
la mesa. Llevaba un mandil largo de color verde. Pedí un Fernet<br />
doble con hielo. Entretanto Salvatore había dejado su libro a un lado<br />
y se había vuelto a colocar las gafas correctamente. Que no podía<br />
evitar, decía disculpándose, ponerse a leer un libro durante las<br />
primeras horas de la tarde, tras haber acabado la jornada, cuando por<br />
fin se había escapado del ajetreo del día, tampoco los días en los<br />
que, como hoy, se había dejado las gafas en la redacción. Es cierto<br />
que, a causa de su extrema miopía, sin gafas de leer apenas podía<br />
descifrar palabras sueltas más rápido que un parvulito, pero, siguió,<br />
a estas horas del día no sabía oponer resistencia alguna a su<br />
necesidad de leer. En mis horas libres, decía Salvatore, me pongo a<br />
salvo en la prosa como si fuera una isla. A lo largo de todo el día<br />
estoy sentado en medio de esa marea de estruendo que es la<br />
redacción, pero por la tarde me traslado a una isla y cada vez que<br />
comienzo a leer las primeras lineas me siento como si estuviera remando,<br />
adentrándome en las aguas. Gracias únicamente a estas lec-<br />
103