Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
All'estero<br />
llegado a la conclusión, sobre la base de este procedimiento, de que<br />
mi pasaporte, efectivamente, no figuraba entre ellos, pero que en su<br />
lugar estaba el de un tal señor Doll quien, si no recordaba mal, se<br />
había marchado ayer, de lo que podía deducir que a este tal Sr. Doll se<br />
le había entregado por equivocación mi pasaporte —inavvertitamente,<br />
todavía le oigo proclamar, golpeándose con la palma de la<br />
mano en la frente como por desesperación ante tamaño descuido—, y<br />
que este señor Doll se había guardado mi pasaporte sin más, sin<br />
cerciorarse de si era el suyo o el de otra persona. Los alemanes, dijo el<br />
padrone rematando así su recapitulación de los inauditos sucesos<br />
acaecidos, siempre tienen demasiada prisa. Era incuestionable, dijo,<br />
que en ese mismo momento el señor Doll estaría con mi pasaporte en<br />
el bolsillo en cualquier parte de la autopista y por eso se tendría que<br />
pensar cómo, a falta de mi pasaporte, se me proveería de un documento<br />
que provisionalmente garantizara mi identidad y me permitiese<br />
continuar mi viaje y abandonar el país. Mauro, quien al parecer<br />
era el único responsable de la confusión de pasaportes, me<br />
pidió disculpas con una gran sinceridad en tanto que Luciana, que<br />
ahora intervenía en su favor, decía que aún no era más que un niño.<br />
Un niño, gritó el padrone tornando los ojos al cielo, como si necesitase<br />
auxilio llegada la hora de poner a prueba su paciencia, un niño,<br />
volvió a gritar pero esta vez dirigiéndose a Mauro, qué va a ser un<br />
niño, lo que le pasa es que es un atolondrado de quien, en su insensatez,<br />
es propio poner el buen nombre del hotel en juego así, por<br />
las buenas. Con qué impresión se marcharía ahora el signore de<br />
Limone y de Italia, dijo el padrone a Mauro, señalándome, y añadió,<br />
dejando esta cuestión sin resolver poco más o menos como una prueba<br />
irrefutable, que tenían que ir conmigo a la comisaría de policía<br />
inmediatamente, donde el comandante, Dalmazio Orgiu, me<br />
expediría un documento válido por lo menos para salir de Italia. Yo<br />
pretexté que podría conseguir un nuevo pasaporte en el consulado<br />
alemán de Milán y que no hacía falta que se preocuparan más por<br />
mí, pero el padrone ya le había puesto las llaves del coche a su mu-<br />
83