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Leer - IES Celestí Bellera

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Vértigo<br />

este enigma es, al parecer, el terror, pues en tanto que está en Venecia,<br />

Grillparzer no se puede desprender de la sensación de lo misterioso.<br />

El versado en leyes piensa constantemente en el palacio en el<br />

que las autoridades judiciales habían establecido su residencia y en<br />

cuyas cavernas más íntimas, términos en los que él se expresa, se<br />

incuba el principio invisible. Los difuntos, perseguidores y perseguidos,<br />

los asesinos y los asesinados, resurgen frente al palacio con<br />

cabezas encubiertas. Escalofríos atacan por sorpresa al pobre funcionario<br />

hipersensible. Uno de estos perseguidos, que tuvo su cruz<br />

con la jurisdicción veneciana, fue Giacomo Casanova. El escrito<br />

publicado por primera vez en Praga, en el año 1788: Histoire de ma<br />

fuite des prisons de la République de Venise qu'on appelle Les Plombs<br />

écrite á Dux en Bohéme l'année 1787 proporciona una ojeada certera<br />

sobre la riqueza inventiva de la justicia penal de aquel tiempo.<br />

Casanova describe, a modo de ejemplo, un aparato de estrangulación.<br />

Se pone a la víctima de espaldas a la pared en la que hay sujeto un<br />

estribo con forma de herradura, donde se empuja la cabeza de tal<br />

manera que el estribo rodee la mitad del cuello. Alrededor de este se<br />

pone una cinta de seda y se lleva a un torno que un siervo gira<br />

lentamente y mantiene sujeta hasta que se hayan extinguido los<br />

últimos espasmos del condenado. Tal aparato se encuentra en la<br />

cárcel situada bajo los techos de plomo del Palacio Ducal. Cuando a<br />

Casanova le conducen a esta cárcel tiene treinta años. La mañana del<br />

26 de julio de 1755, el Gran Maestre entra en su habitación. Es<br />

conminado a levantarse sin demora, entregar todos los escritos que<br />

tenga, propios y ajenos, vestirse y seguirle. La palabra tribunal, escribe,<br />

me paralizó por completo y sólo me dejó la libertad corporal<br />

necesaria para la obediencia. Aún tiene tiempo de hacerse la toilette<br />

de una forma mecánica, y se pone su mejor camisa y la chaqueta<br />

nueva que le acababan de terminar como si fuese a una boda. Poco<br />

después se encuentra en la buhardilla del palacio, de seis brazas de<br />

largo por dos de ancho. La misma cárcel a la que es conducido mide<br />

cuatro por cuatro metros. Tiene los techos tan bajos que no<br />

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