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Leer - IES Celestí Bellera

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Vértigo<br />

no se me fue de la cabeza el paquetito azul casi vacío de sal de Ischl<br />

que guardaba en su piso de Ottakring, debajo de la pila, en el edificio<br />

de viviendas municipales de la Lorenz-Mandl-Gasse, que ella ya no<br />

iba a poder consumir.<br />

Con los pies cansados de nuestra caminata, Ernst y yo salimos<br />

de la AlbrechtstraSe a la plaza mayor de la ciudad, situada en una<br />

superficie en declive. Estuvimos parados bastante tiempo bajo la luz<br />

cegadora del mediodía, indecisos, al borde de la acera, antes de que,<br />

como dos extranjeros, intentáramos atravesar la circulación infernal<br />

de una ciudad pequeña, aunque por poco no nos metimos bajo las<br />

ruedas de un camión de grava. Una vez llegados al lado de la sombra,<br />

nos salvamos en una taberna. La oscuridad que nos envolvió al<br />

entrar resultó en un primer momento tan impenetrable a los ojos<br />

acostumbrados a la claridad del mediodía que nos tuvimos que sentar<br />

en la primera mesa que vimos delante. Sólo despacio y sólo hasta<br />

cierto punto la vista regresó después de su ceguera momentánea,<br />

emergiendo del crepúsculo los otros huéspedes, en parte<br />

profundamente inclinados sobre sus platos y en parte sentados de<br />

una forma extraña, erguidos o reclinados en sus asientos; no<br />

obstante me llamó la atención que todos, sin excepción alguna, cada<br />

uno para sí mismo, celebraban una reunión silenciosa interrumpida<br />

sólo por el espectro de la camarera, quien parecía portar de uno a<br />

otro lado misivas secretas y palabras susurradas entre los clientes<br />

aislados, y a su vez entre éstos y el propietario corpulento. Ernst<br />

rehusó comer nada, y en lugar de ello cogió un cigarrillo de los que<br />

le ofrecí. Un par de veces volteó en la mano con un cierto aprecio el<br />

pequeño paquete de inscripción inglesa. Inhalaba el humo<br />

hondamente y con aires de conocedor. El cigarrillo, había escrito en<br />

una de sus poesías,<br />

es un monopolio y debe<br />

ser fumado. Paraque [sic]<br />

se consuma en llamas.<br />

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