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Vértigo<br />
la Ferrovia de Venecia. Como dos vigilantes permanecían inmóviles<br />
en sus puestos hasta que la luz se hubo extinguido por completo.<br />
Después se levantaron y me pareció que se inclinaban el uno hacia<br />
el otro antes de bajar de las gradas y desaparecer en la oscuridad de la<br />
salida. En un primer momento no fui capaz de moverme de mi sitio,<br />
tan grave era el significado que tenían para mí estos encuentros, con<br />
toda probabilidad absolutamente casuales. Ya me veía toda la noche<br />
sentado en el teatro, paralizado de miedo y de frío. Finalmente, tuve<br />
que reunir todo mi pensamiento racional para levantarme y poderme<br />
dirigir a la salida. Cuando ya había recorrido aproximadamente la<br />
mitad del camino, me atormentó con insistencia la imagen de una<br />
flecha, surcando el espacio aéreo gris a toda velocidad, que a cada<br />
momento me atravesaría el omóplato izquierdo y que con un ruido<br />
extrañamente intenso se emplazaría en el centro de mi corazón.<br />
Los próximos días estuve casi exclusivamente ocupado en mis<br />
investigaciones sobre Pisanello, por cuya causa había decidido ir a<br />
Verona. Ya hacía años que las imágenes de Pisanello habían despertado<br />
en mi interior el deseo de poder renunciar a todo excepto a<br />
la contemplación. Lo que me atrae no es sólo el arte realista de Pisanello,<br />
enormemente desarrollado para su época, sino la forma en<br />
la que consigue que este arte aflore en una superficie ciertamente<br />
incompatible con un modo de pintar realista, en la que a todo, a los<br />
protagonistas y a las comparsas, a los pájaros del cielo, al bosque<br />
agitado de verde y a cada una de las hojas, le es asignada la misma<br />
razón de ser sin que haya nada que la restrinja. Fue esta inclinación<br />
por el pintor Pisanello, profesada desde hacía años, la que me condujo<br />
de nuevo a la Chiesa Sant'Anastasia para ver el fresco que había<br />
elaborado sobre la entrada a la capilla de los Pellegrini, alrededor<br />
del año 1435. La capilla de los Pellegrini, situada en el lateral<br />
izquierdo de la iglesia, ya no existe hoy en día como tal. En los arcos<br />
de la entrada se ha incorporado un tabique mal pintado de color<br />
marrón y provisto de una puerta, detrás del cual se encuentra<br />
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