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los temas - Universidad Complutense - Universidad Complutense ...

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¡<br />

I<br />

sil, canalla. Estarás contento con tu<br />

acción, ¿verdad? Creerás que has hecho<br />

tieso gracia haciéndome malgastar<br />

E<br />

1qviraientas pesetas en un troje que no<br />

podrá usar.., porque aún me quedo oigo<br />

-de vengUenza, IQuinientas pesetas! ¿la<br />

fijos bien? ¡El suelda de un mes! Ahora<br />

debiera yo romperte lo barbo de un<br />

puliolazo: pero no puedo entretenerme<br />

Cori UflO porquería COmo tú.<br />

o te mandé a Sarcia porque me<br />

dijeron que es buenoo-.. ¿Qué culpa tengo<br />

yo site lo sacó mal?<br />

—¡CáIl<br />

0t0l Si osas hablar uno palabra<br />

más te piso ci pescasezo Como o tina<br />

rata vil.<br />

—¡No Insultes! -<br />

—¿Qué digo roto? Ni eso siquiera.<br />

Eres un gusonapa. -<br />

—¡Cóllote!<br />

Dió otros des posos hacia mí: mi<br />

garganta quedó al alcance de sus gorras.<br />

Fausto me escudé,<br />

L<br />

133<br />

—¿Sobos lo que le digo? —le chi-<br />

¡16—. Que loas sen-ido de conejillo de<br />

indias... SI. eso mismo! i Me has Servido<br />

de conejo de indios! Nunca me hablo<br />

hecho un traje Sarcia y fe mandé<br />

con idea de, si te la sacoba bien. vestirme<br />

yo allí... ¿Comprendes ahora?<br />

¿Eh? ¿Has comprendido yo?<br />

Se hizo un silencio que Peribáñez<br />

aprovechó paro pecísor. Y pensó le peor<br />

poro mt. -<br />

—¿Habéis oído eso? —apreté el<br />

puño miranda en derredor.<br />

—íQué animal!<br />

—íQué mala ideo! -<br />

—~Qué ¡ugaditol<br />

—Sois testigos de todo. Esto larde<br />

le denuncioré. Maldito canalla!<br />

Y me volvió la espalda. Ero una espalda<br />

con muchas arrugas.<br />

El pánico se apoderé de-mf. Si Peribáñez<br />

cumplía su amenazo tal vez yo<br />

iría a la cárcel... í La cáncel! Casi nodo,<br />

—¡Déigme flue ohoatie a aso como-ET1 w216 537 m211 537 lSBT<br />

dre¡9j ¡Quita! —le empu¡ó.<br />

•4e<br />

me subió la sangre o la cabeza.<br />

Había aguantado yo bastante. ¿no?<br />

El juez me condenó al pago de quinientas<br />

pesetas Con las que la victimo<br />

—‘ - a<br />

se hacia un nuevo trole, y otras 9u1•<br />

nientas de multo por doñas y perlulcias<br />

causados en la persona de Pepe<br />

Peribá5ez. n -<br />

Prof esté. Alagué mis razones.<br />

—Señor, ¿qué cuípa tengo yo de que<br />

el señor García aquí pnesenle. se hoya<br />

metido a sastra? El delincuente es él,<br />

no yo. El debiera estar sentado en el<br />

banquillo de <strong>los</strong> acusados, no como testigo<br />

de uno causa que debiera seguirse<br />

contra él.<br />

Se oyó un campanillazo.<br />

—í Silencio!<br />

—A él debiena mandársele o le’ cár-<br />

- col por ejercer licitan-rente una prof.- -<br />

sión... Eso SOrIO máA ¡usto. -<br />

~ Yo mi contribución! —chi-<br />

García. - - -<br />

y cédula —pataleé.<br />

—¡Silencio! —Y nuevo campanillazo—.<br />

A usted e guiaron mo<strong>los</strong> intenciones<br />

el mandarle a ese sastrer usted<br />

coniesá que el demandante fué flora<br />

usted un conejil!Pde indias, ¿no?<br />

‘—Eso es verdad, Pera si el señor Garcío<br />

fqese violinista, o acróbata o cualquiera<br />

otro cosa en vez de sastre... Ya<br />

pude ser el inductora pero sí asesino<br />

lité sí señor García.<br />

SIleciclol -<br />

—Sl me callo petderé el luido.<br />

—1Y si no Se COIIO lo etwiaréa presidíal<br />

Ea no. -<br />

—¡No!<br />

—í Pues mil pesetas de multe!<br />

Pué coma sí un tren, de mercancías<br />

por lo pesado y exprés por lo veloz.,<br />

- recorriera mi espIna dorsal reduclendó<br />

a fósforo cada una de sus v~rtebras.<br />

• Quedé doblado como una gamba.<br />

- Nol Eso tampoco —gemí.<br />

—Entonces, ¿qué quiere usted?<br />

—Ser absuelta. Que condenen o! se-<br />

- Sarcia. - . -<br />

flOr —No hay tu tía,<br />

—Entonces hago una proposición:<br />

pagaré <strong>los</strong> quinientas peletas parda-’<br />

Ros causados al demandante, pero el<br />

trole que se la hago gratis, el señor<br />

Gas-do, . -<br />

—¡Ma no! 1Eso no! —gimió Perbá-<br />

Mci, preso de terror. - - -<br />

—Ent~nces~ ¿toda la culpa va e recaer<br />

en mi? —sollocé<br />

—Usted lo ha dicha. --<br />

Y el juez, satisfecho de su veredicto.<br />

se froté las manos callandito y levanté,<br />

lo sesión. - - - -<br />

-He pensado, he pensado mucha, ¿De-<br />

be levantarme la tapo de <strong>los</strong> sesos?<br />

Creo que no: mi conciencie está tran-<br />

quila.... Tal vez el juez no pueda decir<br />

lo mismo: en adelante-algo como un<br />

adoquín pesará sobre su cerebro hasta<br />

despachurrarlo reduciéndolo a lo nada.<br />

Entonces ini henar habrá quedado o<br />

salvo. Pero, en tanta, estoy de muy<br />

mal humor.,. -<br />

lluaírsacloííts ,l, Farras<br />

(54)

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