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los temas - Universidad Complutense - Universidad Complutense ...

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208<br />

tienen la oportunidad de reconocer su error y volver al buen camino por medio<br />

del arrepentimiento; aunque claro está, también aquí hay una intencionalidad<br />

de fondo con acusados tintes religiosos. La fe católica, la fe de <strong>los</strong> vencedo-<br />

res, no puede defender y apoyar el rencor y la venganza —que por otro lado<br />

tanto ha atribuido al enemigo—, sino que en contrapartida tiene que predicar<br />

la buena acción, el perdón, para contrastar una vez más con la actuación del<br />

contrario. Y entonces dan paso a la Iglesia para que predique con el ejemplo,<br />

bien a través de sus representantes, como es el caso de don Jerónimo, el<br />

anciano y enfermo sacerdote de La (Utina misn<br />

Y entre las filas apretadas se hizo paso Bernardo, el comunista de<br />

mono azul y cara desafeitada y torva, que aquella antevíspera de Santiago<br />

Labia arrastrado a don Jerónimo a la checa con intención de<br />

“darle el paseo”. Cuando el buen cura le vió delante de si, le preguntó<br />

paternal:<br />

-Nardo, ¿me perdonas?<br />

-¡Qué cosas tiene usté, don Jerónimo?- respondió Nardo.<br />

Y adivinando la segunda intención recatada en las palabras del sacerdote,<br />

añadió:<br />

-Si ya estaba yo en confesarme,<br />

Al mismo tiempo doblaba inverosímilmente una rodilla y apoyaba el<br />

codo en el sillón del enfermo.<br />

-Pero... ¿ahora? ¿conmigo?<br />

-Si, señor; con usté, que ya lo sabe todo...<br />

La emoción de la concurrencia llegó al ápice cuando vió la rano<br />

sarmentosa de su párroco trazar en <strong>los</strong> aíres la señal de la cruz,que<br />

cta cono una bendición sobre el que habla querido asesinarle: Ego te<br />

absolvo. . .“ .<br />

o de Madre Misericordia, monja que socorre con sus cuidados a la mujer que<br />

años atrás la había arrastrado por las calles, hasta quedarse con el cuero<br />

cabelludo entre <strong>los</strong> dedos:<br />

-Luego, ¿me perdona usted y no me guarda nada de rencor por aquelío,<br />

por eso que tiene usted ahí para toda la Vida?<br />

-La perdono con toda mi alma, que no sabe lo que es rencor.<br />

Una lágrimas silenciosas rodaron por el rostro tarado de la miliciana,<br />

y tratando de coger las manos de la monja para besarías, profirió<br />

entre sollozos ahogados y profundos

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