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los temas - Universidad Complutense - Universidad Complutense ...

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-¿Al clne?Pero si no hay dios que resista las peliculas de ahora.<br />

-Conforme; pero como usted no es un diosa..<br />

—Lo soy; soy el dios Pan, nombre que en griego quiere decir todo<br />

—dijo con enfático acento el ladrón de bicicletas— - Soy el dios de<br />

<strong>los</strong> campos, de las selvas y de <strong>los</strong> ganados. Sin mi., - ¿Pero qué puedo<br />

yo hacer en estos tiempos de incubadoras y abonos minerales? —conclu<br />

yó con la expresión de un presidente de Consejo de ministros que se<br />

ha visto obligado a presentar su dimisión.”<br />

Por otro lado, está la personificación, por medio de la cual no sáb se<br />

lleva a la categoría de protagonistas a animales u objetos, sino que se puede<br />

materializar lo intangible, como fantasmas y “fuerzas del más allácía De esta<br />

manera, Ana María de Foronda en Una tarde de espera Domingn, 1942) coloca en<br />

animada conversación a un chico que,al acudir a una cita, descubre el diálogo<br />

de dos aceras que se quejaban de su mala vida, “siempre pisoteadas, siempre<br />

arrastradas por <strong>los</strong> sue<strong>los</strong>, pagando el mal humor de <strong>los</strong> enamorados impacien-<br />

tes, - .. Plática que recoge en un fresco y natural estilo lade la calle” anec-<br />

dáticas y graciosas situaciones, como la de ese matrimonio que regresaba a ca-<br />

sa en pleno enfado: ttQue tu miraste”, taQue no miré, mujer” “Que yo te vi” aaque<br />

mal pudiste yerme, porque estabas mirando aquel sombrero de ala torcida” “¡Ah,<br />

claro, entonces te aprovechaste para mirarla a tu gusto, ¿eh?, mientras yo,<br />

como una tonta, miraba el sombrero del ala torcida!” “Pero, ¡si te digo que no<br />

la viEt<br />

1 ‘¡Embustero, sinvergúenza!”, “Mira, no empujes, porque entonces” atnn..<br />

tonces, ¿qué?’ Y así, ¡dos horas! que si sí, que si no ¡ El cuento de nunca<br />

acabar! ,‘<br />

Sin embargo, la fantasía se une a lo inexplicable y a lo legendario en<br />

otros relatos, como en La victoria de Ambrosio Logos, de J. L. Gandau (Haz,<br />

1944>, en donde la extrafia fuerza de <strong>los</strong> poetas inmortales, ante la fama de<br />

este personaje novelista, permite que suceda al escritor lo mismo que narra en<br />

sus libros, hasta que Ambrosio decide escribir una descabellada obra, “Deseos<br />

327” , y claro, “¿cómo convertir a tan eximio poeta en un huevo crudo o en

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