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163Ribi

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contingat, pulverem hune tam avidè per nares attrahentes,velfumun haurientes, & exfufflantes, mentioccurat Orlandus ab Aerofto defcriptus, qui amiffumcerebrum pernares reforbeat, vel Cacus in SpeluncaAventini Montis cum Hercule decertans, quiFancibus ingentem fumum, mirabile diEtu,Evomat, involvatque domum caligine caca. Atquale praefidium Tabacopoeis praeftabit ArsMedica?. Quando caufa occafionalis tolli nequear,& lucre bonus odor hifce Operaiis minus fenfibilem,& moleftum reddar Tabaci odorem, momendifunt, ut in triturando, cribando, & quomodocumquetraEtando mercem hanc, fine cujus ufu,non lecus ac fine Bacho & Cerere, frigerent fpiritus,&civilis elegantia, quantum poffunt, caveant abexamine illo volantium aromorum, os, & nares obvelando,aerem recentem frequenter captando, faciemfrigid abluendo, pofca fauces perfaepè eluendo, ac etiam bibendo, cum nihil aptius fit ad particulasillas, quae faucibus ac ftomacho inhaeferint,abftergendas, obtundendas, quàm quae acetum habentadmixtum. Emulfiones feminum melonum,ptiffana hordeacea, ferum vaccinum, oryza in laEtecoEta, non inutilem praeftabunt operam, ut minuslaedantur. Cum in locis conclufi, & humentibus, acpraefertim cum fub mola Tabaci folia triturantur,tale minifterium peragi foleat, ac tales Operarii, decapitis dlolre, & naufea conquerantur, vomitoriapro more habui praefcribere, ut quae pulveremhauftum, & ex fua natura vomituritionem cientem,breviori via expurgent. Quoniam ex odoribus, cumingratis, tum fuavibus, Artificibus, qui illostraEtant, non levia incommode proficifcuntur, nefcio,quails lubido me inceffferat, ut hìc loci, noninjucunda Parecebafi, pauca quaedam de odorumnatura perftrigerem; verùm hujufmodi provinciaeamplitude me deterruit, veritus quipped, ne fi inillam pedem immitterem, argument jucunditas nimislungè à propofito me abriperet. Hujufmodi ergomeditationi paulifper infiftens, ac obfervans, multaquidem de odoribus, tum ab antiquis, tum noftraeaetatis Philofophis ac Medicis, paffim litetis fuiffeprodita, fed particularem & abfolutam hiftoriam deOdoribus in Scientia Naturali adhuc defiderari,propterea mihi in mente obverfari vifa eft Ideae,qua Odorum naturam juxta recentiorum, & antiquorumplacita philoiophica perpendendo, unà cumillorum differentiis, ac diftinEtionibus in fuasClaffes, propietatibus, Idiofyncrafiis caufis, natalisfolo, compofitione, mixturis, ficque de re Ungentariaantiquorum, exinde procedendo ad medicamentaex odoribus petita, undehambre, en el sentido de satisfacer la falta de alimento,sino que elimina esa sensación de vacío altiempo que impide los ejercicios de las funcionescorporales”. No mucho disiente Ettmüller de Helment,que dice acerca del tabaco, como de todos losnarcóticos, que inducen a la mente al estupor y porcausa de sus oleosas sales volátiles estorban la secreciónde los fermentos salinos del estómago y deese modo no se siente el mordisco del hambre.En efecto sucede que he observado con mucha frecuenciaque los que fuman o mastican tabaco, comoasí también los grandes bebedores de vino, sufrenuna falta de apetito casi continua. Así pues, aligual que el vino y su emanación debilita y reprimeel fermento ácido del estómago, la masticación frecuentede las hojas de Nicotina o la aspiración desu humo embotan el jugo salival y debilitan el vigordel estómago, de manera que a duras penas sepercibe el sentido de succión. Está totalmente deacuerdo con esto el erudito Plemp cuando afirmaque el tabaco no es nada nutritivo, sino que con elexceso de humor pituitario que fluye hacia la bocay llevado hasta dentro del cuerpo, el estómagohambriento se llena, como si fuera el de un hombrefamélico. Pero resulta sorprendente como, de formano muy distinta al arte de la cocina, la nariz ha sidotan ingeniosa que ha encontrado tantas maneras,tantos artificios, a favor de la condimentación y dela manufactura del tabaco, para que a cada uno segúnsu gusto le agrade, ya sea grueso, ya tenue, yaoloroso, o bien inodoro, y no sólo tenga sabor parala nariz, sino también para el paladar, una vez apuradosu humo y devuelto a través de la boca y de lanariz. De tal manera que cada vez que tengo laoportunidad de observar a esos aficionados al tabaco,aspirando ávidamente este polvo por la nariz, otragando el humo y echándolo fuera, se me viene ala mente el Orlando descrito por Ariosto, perdiendoel juicio y volviéndolo a aspirar de nuevo por lanariz o Caco combatiendo con Hércules en la cavernadel monte Aventino, quien “vomita nubes dehumo de sus fauces, increíble de contar, y envuelvesu habitáculo con una sombría y densa niebla”.¿Y qué servicio prestará el arte médica en los talleresen los que se procesa el tabaco? Ya que el motivode su existencia no puede ser eliminado y elbuen olor de la ganancia consigue que el olor deltabaco sea más difícil de percibir y menos molestopara estos operarios, se les debe aconsejar que al93

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