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miffione iis fuccurrendum, iifque remediis, quibuscurantur febres ardentes. Ex hoc Saponis opificiofatis commodè explicari porest, qualis fit naturaMedicamentorum, quae dicuntur habere vim saponariam,h.è. abstersivam fordium humani corporis ;vis enim hujusmodi potiffimùm consistic in patibusalkalicis, & lixivialibus, fed oleolae substantiaemixtura temperaris, ficuri enim in Sapone aquaeforti oleum permiscetur ad castigandam allius acrimoniamne laedar, & arrodar, ira eriam in Medicamentisvi saponaria praeditis, sapiens natura permixtamvoluit oleosam materiam pro attemperatione,ut minus operarentur. Herba Saponaria dicta,quia mecerata irtu Saponis spumam praefert, taletemperamentum paticularum acrium, & pinguiumhabere dicitur, ac vi pollere inquinamenta gallici morbiabstergendi, five fola, five cum aliis ejusdem naturaeremediis decocta ; fic Guajacum poriffimum celticaeluis alexipharmacum, non parvam possidet acrimoniam,nec madicam continer oleofitatem. Oleumitaque illud est, quod sua lenitate nimiam acrimoniamtemperat, spicula infringir, rectè propterea diciturutramque acrimoniam corrigere, tam alkalicam & lixivialem,quàm acidam. Hippocrates in affectione cholericaprae caeteris remediis oleum commendat. Propina,inquit ille, oleum ut quieseat, O ut venter subducatur.Non minus quoque cam temperar acrimoniam,quae pendet ab acido, cujus rei exemplum habemus insulphure, in quo magna latet aciditas, quae tamen nonpercipitur, fed odscuratur ab illo pingui, & inflanamabili,quod inest sulphuri. Oleum ergo, Olivae productum,nulla cum re bellum gerit, fed omnibus bonitatemsuam large diffusivam communicat, bonum enimnon est, ut dici solet, quod diffundi non vult.Comentario:Nadie sabe cuándo o dónde se hizo el primer jabón.Cuenta la leyenda romana que el jabón fue descubiertoaccidentalmente por un grupo de mujeresque lavaban su ropa a las orillas del Monte Sapo.Los antiguos efectuaban diversos sacrificios de animales,y los restos de grasa animal se mezclabancon cenizas de madera de los fuegos ceremoniales,que al llover eran arrastrados monte abajo. Se hablaque de ahí el jabón obtiene su nombre del latín“sapo”, a partir del nombre de la montaña.Del texto resulta bastante evidente ver el parecidoque hay entre el jabón de los antiguos y el nuestro;aunque hoy día, es menos laborioso y usamos elaceite que sobra en el hogar, así no lo vertemos ytemplanza en el trabajo en las fábricas, y que cuandoles sea preciso salir de tal lugar, ya más calienteque un horno, especialmente en invierno, lohagan bien abrigados de ropa y con la cabezabien cubierta. Mas si se ven presas de fiebresagudas, ha de socorrérseles con prontas y repetidassangrías, y con los remedios con que se curanlas fiebres ardientes.Se puede explicar bastante bien cuál es la naturalezade los medicamentos de los que se dice quetienen poder saponario; es decir, detergente delas impurezas del cuerpo humano a partir de estaelaboración del jabón. En efecto, esta clase devirtud reside principalmente en las partes alcalinasy lixíviales, aunque disminuidas por la mezclade sustancia oleosa; pues, al igual que en eljabón se mezcla al agua fuerte, aceite para domarsu acritud, no sea que dañe y corroa, así tambiénen los medicamentos dotados de poder saponariola sabia Naturaleza quiso que hubiera mezcladamateria oleosa a modo de moderación, para queactuaran con mayor suavidad. La hierva llamadajabonera, porque al macerarla produce espuma aligual que el jabón, se dice que tiene tal combinaciónde partículas ácidas y grasas, y que posee lavirtud de arrastrar consigo la suciedad de la enfermedadgálica, ya sea sola, ya cocida con otrosremedios de la misma Naturaleza. Así, el guayaco,principal antídoto de la peste céltica, poseeno poco sabor y contiene no pequeña oleosidad.El caso es que es el aceite el que con su suavidadmodera el excesivo sabor y olor y quiebra losaguijones; por ello se dice con acierto que corrigeuna y otra acritud: lo mismo la alcalina y lixiviadaque la ácida. Hipócrates recomienda en laenfermedad colérica el aceite por delante de losdemás remedios. "Suministra — dice él — aceitepara que descanse, y para que el vientre se calme".También templa no menos aquel olor o saborque depende de lo ácido, de lo cual tenemosun ejemplo en el azufre, en el que late una granacidez que, sin embargo, no se percibe, sino quese ve oscurecida por el elemento graso e inflamableque hay en el azufre. El aceite sacado de laoliva, pues, no hace guerra con cosa alguna, sinoque a todas comunica generosamente su ampliabondad; pues no es un bien, como decirse suele,lo que no quiere difundirse.281

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