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Sic ergo compendiaría curatione id hominum genusregendum exiftimo, alioquin ob prolixam , & variamremediorum fupelledilem» fenfim tabeidt ruûicanagens, égrefiitqm me din doComentario:Bernardino Ramazzini es considerado el padre de la medicinadel trabajo por haber escrito el primer tratado sobre lasenfermedades de los trabajadores (De Morbis Artificum Diatriba).El capitulo 38 lo dedica a las enfermedades de los labradoresRamazzini y hace un análisis de esta profesión proponiendouna metodología para evitar la aparición de estasenfermedades.Los aspectos clínico y sanitario sobre las enfermedades de loslabradores son de gran interés. Ramazzini es un innovador.Sistematizó y dio orden a una gran cantidad de datos y observacionesque ya existían, verificó directamente las observacionesexistentes y criticó las interpretaciones dogmáticas eirracionales de su época.El método usado por Ramazzini en el tratado, en cada capítulo,puede ser esquematizado de la manera siguiente:Descripción de la tecnologíaExamen clínico del trabajador, dirigido a verificar losefectos probables derivados del trabajo desarrollado.Revisión de la literatura, de la experiencia ya existentesobre el temaDiscusión de la terapia, de los remedios que se aplicantanto a los individuos como también al ambiente detrabajoPropuesta de norma de comportamiento, de vida, detrabajo, de carácter más general.Este capitulo comienza con una cita de Virgilio:«O fortunatos nimium, sua si bona norint, Agricolas.» "¡Oh,mil veces afortunados labradores, si conocieran los bienes quetienen!"Ramazzini afirmaba que “así cantaba en la antigüedad el príncipede los poetas y sus palabras eran quizá aplicables a aquellavieja estirpe que araba los campos paternos con sus propiosbueyes, pero no son ya tan ciertas aplicadas al labradorde nuestros días, quien trabaja inexorablemente en camposajenos, y debe luchar al mismo tiempo con la pobreza atroz,¿y con qué resultado? Las enfermedades que amenazan a laspoblaciones agrícolas, por lo menos en Italia, y especialmenteen ambas márgenes del Po, son, en primer lugar, la pleuresía,inflamación de los pulmones, el asma, los cólicos, la erisipela,la oftalmia, las anginas, los dolores de muelas y la caída delos dientes.del ajo y las cebollas con vino generoso en plenoinvierno, pusieron en fuga las fiebres cuartanas.Galeno cuenta la historia de un campesino que, atacadopor un dolor cólico, se preparó esta medicina:se fajó bien, comió luego ajo con pan y trabajó todoel día en su tarea de costumbre, con lo que se libródel dolor cólico. "Y así - son palabras de Galeno -yo llamaría a eso sin dudarlo triaca de los campesinos,y si alguien prohibiera a los tracios o a los galos,o, en fin, a cuantos viven en una región fría elcomer ajos, causará a esas gentes no pequeño daño".Otro remedio para calmar los cólicos tienennuestros campesinos: toman hojas de ayuga, lasmachacan y hacen una cataplasma con claras dehuevo y se la aplican al vientre. Tenemos una historiabastante curiosa en Hipócrates ", de quien sonestas palabras literales: "Las posturas que más alivian,como la del que con su mano ataba sarmientosy los retorcía, al caer postrado por los dolores,asiendo el extremo de una estaca fijada contra símismo se quedó quieto y se encontró mejor". EstimaGaleno en su comentario - dado que Hipócratesno indicó la parte en que le dolía - que el dolor eraen la mano; opina Vallés, por su parte, que sufríade un dolor cólico y que aplicándose un palo secomprimió la parte en que más agudo era el dolor yen la que lo taladraba como con una pica, pues diceque tales dolores se alivian no poco "con una fuertecompresión, con sacudidas del cuerpo y con uncambio de postura", lo mismo que nos enseña lanaturaleza en los dolores de vientre a comprimircon la palma de la mano o con el puño la parte dondenos duele; así, en efecto, se impide la distensiónde esa parte y su elevación hacia lo alto. Del mismomodo, Hipócrates recomendaba en las dolenciashistéricas de las mujeres presionar con la mano elútero, de manera que el útero se viera obligado amantenerse en sus límites, género de remedios queno raramente he comprobado yo que es el más saludable,y mucho más que todo el arsenal de losremedios histéricos. Resumamos, pues, lo que apropósito de la gente del campo podría decirse conmayor amplitud. En cuanto ha sido posible corregirpor la experiencia y la razón, sus cuerpos, quebrantadospor las fatigas y alimentados por una dietainsana, no deben dejarse exhaustos con tan ampliasy repetidas sangrías y purgas. Los vomitivos lostoleran más fácilmente.209

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