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163Ribi

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mox allium pane comedit; & in confueto, opere totadie fe exercuit; quo pacto à colico dolore folutuseft. Itaque (verba funt Faleni) ipfe certè id AgreftiumTberiacem uppeilem, ac fi quis vel Tbracas,vel Gallos, vel denigue, qui frigidam regiomnemincolunt, vefci Alliis vetuerit, non leviter iis bominibusnocuerit. Aliud reemdium ad colicam fedandamhabent noftrates Agricolae; folia Chamepithiiaccipiunt, contundut, & cum Ovorum vitellis caraplafmaconficiunt, quod Ventri apponunt.Satis curiofan Hiftorian habemus apud Hippocratem,cujus funt haec ipfa verba: Figure magisallevantes, velut qui farmenta manu nectebat, obtarquebat,prae doloribus decumbens, correpta paxillifumma parte fe ipfum infixa inbarebat, meliùs babuit.Putat Galenus in commento (cum Hipocratespartem dolentem non exprefferit) dolorem in manufuiffe; cenfet Vallefius , cólico dolore aegrum laboraffe,& ligneo palo appofito, ubi dolor magis faviebat,& quafi conto perforabat, partem compreffiffe;tales enirm dolores non parum fublevari, ait,compreffione forti, corporis jactatione figure, quodipfum in Ventris doloribus docet Natura, nimirùmut manu, vel pugno partem, quae dolet, comprimamus;fic enim partis diftentio, & in fublme elevatioprohibetur. Eodem modo Hippocrates in Mulierumhyftericis afectibus compreffionem manu factamlaudabat, ut intra fuos fines Uterus coerceretur,quod remedii genus mihi non rarò faluberrimumcompertum ft, multò magis, quàm tota hyftericorumremediorum fupellex.Summatim crgo, ut ea, quae fufîùs pro Agricolarumcuratione dici poflcnt, contrahamus; quantum ufu,ac ratione licuit deprehenderc, illorum corpora laboribusinfracta, victuque pravo nutritata, tam largis& repetitis fanguinis miffionibus, & purgatíonibusnon funt exhaurienda. Vomitoria faciliùs tolerant;Cucurbitulae fcarificatae in continuis febribus,feu ob illorum magnam huic remedio confidentiam,feu ob quid aliud nobis ignorum, ,perfaepè mirapraeftan; fi quid ex alexipharmacis ipfis offerendum,familia volatilium defumatur, Naturae moremgercndo, proni enim funt ad fudorem, aeftatenon folùm, fed etiam hyeme; in Viris enim exercitatisfudores facilè prodire folent. Ubi verò luctaricum morbo defierint, & convalefcere mcipiant, adpauperes fuos lares reditus illis permittendus, necnon folita familiaris diaetae ifídem permittenda.Non immeritò fanè Herodicum Medicum irridebatPlato, quòod Artificibus diaeteticae regulas velletpraeforibere. SicEl caso es que, según veo, se cometen no pocoserrores en el tratamiento de las personas de estaclase por creerse que, en razón de lo vigoroso desus fuerzas, pueden tolerar los grandes remediosmás fácilmente que la gente de la ciudad. Yo, a decirverdad y no sin lástima, veo por todas partes adesdichados labradores a los que se lleva a los hospitalespúblicos y se los confía a los médicos masjóvenes, recién salidos de la Facultad, y se los dejaexhaustos por entero a golpe de enérgicos depurativosy repetidas sangrías; para nada se atiende a lafalta de costumbre que tienen frente a los grandesremedios, ni a la debilidad de sus fuerzas causadapor sus agotadoras tareas. De ahí deriva el que muchosde ellos prefieren sucumbir en sus cabañas adecir adiós a esta vida, en los hospitales, con lasvenas exhaustas de sangre y el vientre extenuadopor los fármacos. Tras concluir la cosecha en elagro romano, todos los años se llenan los hospitalesde la ciudad de una legión de segadores enfermos,y no está bastante claro si cosecha más vidas desegadores Libitina con su hoz, o los cirujanos consu lanceta. Yo, desde luego, he tenido más de unaocasión de admirarme de cómo no pocos de ellos,aquejados por enfermedades agudas, acabaron porsalir de ellas, no diré sin ayuda de remedio alguno— lo que en absoluto me parece extraño —, sinocon una dieta bastante escogida y opípara, pues, porpobres que sean los labradores, tan pronto comouno de ellos cae enfermo, acuden los vecinos llevándoleshuevos y pollos, con los cuales se preparanunos menús con los que o bien eluden la virulenciade la enfermedad, o se libran antes de la penosavida que llevan. De ahí surgió entre nosotrosel dicho vulgar de que la gente del campo pasa a lafamilia del Orco bien alimentada y harta, y que, encambio, la de la ciudad sucumbe miserablementede hambre e inanición entre las torturas de los médicos.Ahora bien, tan pronto como han empezadoa convalecer de la enfermedad vuelven a la dietaacostumbrada, la de los ajos y cebollas, que consumencon avidez a guisa de postre y de alimento reconstituyente.Yo maría dispuesto a creer que esosalimentos de sabor acre asumen el papel de medicamentos,puesto que, como su estómago y toda sumasa sanguínea tiende a la acidez, especialmenteen el otoño, después de terminadas ya las tareas delverano, las cebollas y los ajos, no de otro modo quelos remedios antiescorbúticos, serán adecuados paradisolver aquel gluten y atemperar la acidez. Heconocido yo a muchos de ellos que, echando mano208

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