Guía
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que han buscado para sus hijos lo que ellas<br />
no tuvieron. Lo han logrado y, paradójicamente,<br />
eso se ha vuelto contra ellas en la<br />
medida en la que las ha colocado en una<br />
situación de mayor indefensión a la hora de<br />
exigir reivindicaciones para su colectivo.<br />
La mayoría de nuestros ancianos vive en<br />
su domicilio y solo un 4,5% lo hace en residencias<br />
de ancianos. Esta proporción ha crecido<br />
de forma importante en los últimos<br />
años, ya que apenas llegaba al 2,5% en el año<br />
2000, aunque sigue siendo inferior a la<br />
media de los países de Europa Occidental.<br />
Es probable que la Ley de Dependencia contribuya<br />
a un incremento importante de esta<br />
cifra en los próximos años. Entre una cuarta<br />
y una tercera parte de quienes viven en<br />
sus domicilios lo hacen solos y otra proporción<br />
similar lo hace únicamente con su pareja,<br />
que puede presentar una edad y unos problemas<br />
sociales y de salud muy parecidos<br />
(Tabla II). Cuatro de cada cinco ancianos que<br />
viven solos son mujeres. Si consideramos<br />
que países a los que cada vez nos asemejamos<br />
más, como Italia o Francia, tienen una<br />
tasa de ancianos que viven solos cercana al<br />
40% y que en algunas ciudades europeas<br />
como Berlín esta cifra está en el 70%, deduciremos<br />
que la situación española con respecto<br />
a este parámetro va a empeorar claramente<br />
en el curso de los próximos años.<br />
La soledad es factor de riesgo para muchos<br />
problemas de salud, entre ellos y de manera<br />
muy importante factor de riesgo de desnutrición.<br />
Estamos hablando, además, de unas personas<br />
con un alto grado de dependencia.De<br />
acuerdo con el informe presentado al Parlamento<br />
por “El Defensor del Pueblo” en el año<br />
2000, con los propios datos que maneja la<br />
Ley de Dependencia en su introducción o con<br />
los muy recientes de la Fundación Caser para<br />
la Dependencia requieren ayuda por padecer<br />
alguna forma de dependencia para las<br />
Puntos de partida y cuestiones generales 3<br />
TABLA II. ¿Con quién viven nuestros ancianos?<br />
Solos Con un<br />
Edad (%) coetáneo (%) Total<br />
65-69 12,4 40,1 2.090.809<br />
70-74 17,4 43,6 1.847.316<br />
75-79 23,4 40,6 1.441.362<br />
80-84 28,5 31,6 876.532<br />
85-89 29,7 20,8 479.610<br />
>90 25,8 10,6 228.638<br />
Total 1.368.297 2.630.050 6.964.267<br />
Fuente: INE. Censo 31.XII.2001.<br />
actividades básicas de la vida diaria (vestirse,<br />
comer, lavarse, ir al cuarto de baño, etc.)<br />
entre el 25 y el 30% de las personas mayores<br />
de 65 años que viven en sus casas, de las<br />
que unas 750.000 tienen más de 80 años.<br />
Lógicamente los niveles de dependencia<br />
aumentan con la edad y siempre son más<br />
frecuentes en el sexo femenino. Datos parecidos<br />
proporciona la encuesta Inserso-CIS<br />
de 1998, así como el Informe al respecto de<br />
la Fundación Pfizer. En este último informe<br />
se cuantifica la dependencia en función de<br />
su severidad para llegar a la conclusión de<br />
que casi la mitad de los casos pueden ser<br />
considerados moderados o severos. A estas<br />
dependencias físicas se añade una proporción<br />
importante de sujetos con algún grado<br />
de dependencia en cuanto a su función<br />
mental, en proporciones que, igualmente,<br />
aumentan con la edad hasta superar el 30%<br />
en la población por encima de los 90 años.<br />
Este aumento de “ancianos dependientes”<br />
está dando lugar a que emerja de forma<br />
incontenible la figura del “cuidador”, bien<br />
sea este informal y procedente del propio<br />
ámbito familiar, bien sea un cuidador profesional.<br />
En todo caso se trata de personas,<br />
mujeres mayoritariamente, con un perfil de<br />
preparación muy escaso y a las que se hace<br />
necesario adiestrar en buen número de cam-