Guía
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6.5<br />
INTRODUCCIÓN<br />
Enfermedades neurológicas. Demencias<br />
B. Montero Errasquín, A.J. Cruz Jentoft<br />
Servicio de Geriatría. Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid<br />
La nutrición guarda una importante relación<br />
con numerosas enfermedades neurológicas.<br />
Por un lado, numerosos hábitos<br />
nutricionales pueden influir en el riesgo de<br />
sufrir determinadas enfermedades, algo<br />
que resulta muy evidente, por ejemplo, en<br />
las enfermedades cerebrovasculares, pero<br />
probablemente también en algunas enfermedades<br />
neurodegenerativas. Por otro lado,<br />
un buen número de enfermedades neurológicas<br />
(y también psiquiátricas, aunque no<br />
se tratan en esta guía) producen, por distintos<br />
mecanismos –que van desde la disfagia,<br />
pasando por los trastornos del comportamiento<br />
alimentario, hasta alteraciones<br />
complejas en la regulación del peso y<br />
la composición corporal– trastornos del estado<br />
de nutrición.<br />
Es evidente que un texto breve no se<br />
pueden tratar todas estas enfermedades,<br />
por lo que hemos optado por mencionar<br />
aquí algunas enfermedades neurológicas<br />
especialmente frecuentes en los pacientes<br />
mayores y aquellas que causan mayores<br />
problemas de nutrición: las enfermedades<br />
cerebrovasculares, la enfermedad<br />
de Parkinson y las enfermedades demenciantes,<br />
en particular, la enfermedad de<br />
Alzheimer.<br />
DISFAGIA<br />
La disfagia se ha definido como el trastorno<br />
subjetivo o la dificultad objetiva que<br />
experimenta una persona para realizar una<br />
deglución correcta de uno o más tipos de alimentos.<br />
La deglución es el proceso que<br />
empieza con la introducción del alimento en<br />
la cavidad bucal y termina con su llegada al<br />
estómago, por lo que puede ser debida al<br />
deterioro del funcionamiento de un gran<br />
número de mecanismos: la lengua, el paladar,<br />
la faringe, el esfínter esofágico superior<br />
e inferior y el esófago, ya que todos ellos participan<br />
en el mecanismo de la deglución. La<br />
gravedad de la disfagia es variable, desde una<br />
leve molestia a una imposibilidad completa<br />
de deglutir, y puede causar un gran impacto<br />
en la capacidad funcional, la salud y la calidad<br />
de vida de los mayores que la padecen (1) .<br />
Los movimientos deglutorios se controlan<br />
a través del sistema nervioso, por lo que<br />
no es sorprendente que la disfagia se deba<br />
en muchas ocasiones a una enfermedad<br />
neurológica. Así, aparece en un tercio de los<br />
mayores afectos de enfermedad cerebrovascular<br />
(2) , en hasta la mitad de los enfermos de<br />
Parkinson (3) y en más del 50% de los pacientes<br />
con enfermedad de Alzheimer (4) .<br />
El proceso deglutorio se puede dividir en<br />
varias fases (Fig. 1). La fase preparatoria, que