Guía
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con estos nutrientes. En estudios clínicos<br />
parece existir un efecto protector<br />
frente al deterioro cognitivo con una<br />
mayor ingesta de vitamina E en la dieta<br />
y en suplementos (20) .<br />
– Los ácidos grasos omega-3 son ácidos<br />
grasos poli-insaturados de cadena larga<br />
que se encuentran habitualmente en el<br />
pescado. El ácido docosahexaenoico<br />
(DHA) es el principal omega-3 constituyente<br />
de la membrana neuronal y se<br />
encuentra en los fosfolípidos de la corteza<br />
cerebral y los fotorreceptores retinianos,<br />
por lo que es esencial para la función<br />
cognitiva y visual. En laboratorio<br />
se ha demostrado que la suplementación<br />
con ácidos omega-3 en animales<br />
mejora su transmisión neuronal y reduce<br />
el daño oxidativo. Estudios epidemiológicos<br />
han relacionado un mayor consumo<br />
de pescado y ácido omega-3 con<br />
un menor riesgo de EA (20) . Están en marcha<br />
ya algunos estudios de intervención<br />
en poblaciones para evaluar la eficacia<br />
clínica de estas sustancias en la prevención<br />
de la demencia.<br />
– Grasas. El colesterol participa tanto en la<br />
producción como en el depósito del β<br />
amiloide y es el transportador principal<br />
del ApoE-epsilon en el cerebro. La ingesta<br />
moderada de grasa poliinsaturada<br />
parece proteger del desarrollo de EA y el<br />
consumo aumentado de grasa saturada<br />
aumenta el riesgo de sufrir esta enfermedad<br />
(21, 22) .<br />
– Dieta mediterránea. Esta dieta se caracteriza<br />
por una gran ingesta de verduras,<br />
frutas, pescado, cereales y ácidos grasos<br />
insaturados y un consumo bajo de<br />
grasas saturadas, y también se ha relacionado<br />
con una reducción del riesgo de<br />
padecer EA (23) . Otros estudios han relacionado<br />
las deficiencias de folato y vitamina<br />
B12 y el aumento de los niveles de<br />
Enfermedades neurológicas. Demencias 141<br />
homocisteína en plasma con la enfermedad<br />
de Alzheimer (24) .<br />
En resumen, es posible que en un futuro<br />
no muy lejano la intervención nutricional<br />
en grandes poblaciones permita reducir la<br />
incidencia de algunas enfermedades demenciantes.<br />
ASPECTOS PRÁCTICOS<br />
En resumen, los pacientes mayores con<br />
enfermedades neurológicas, especialmente<br />
las cerebrovasculares y neurodegenerativas,<br />
son un grupo de muy especial riesgo de<br />
presentar desnutrición o disfagia. Por consiguiente,<br />
ante un paciente mayor que presente<br />
alguna enfermedad neurológica es<br />
imprescindible realizar una valoración nutricional<br />
adecuada y periódica para la detección<br />
precoz de las posibles alteraciones nutricionales,<br />
que permitirá a su vez una intervención<br />
rápida, antes de que la desnutrición<br />
produzca otros problemas graves de salud<br />
(infecciones, úlceras por presión).<br />
A continuación, detallamos algunos consejos<br />
prácticos dirigidos a mejorar la alimentación<br />
de los enfermos con alteraciones<br />
deglutorias o trastornos de la conducta alimentaria<br />
para conseguir un estado de nutrición<br />
e hidratación adecuado, disminuir el<br />
riesgo de broncoaspiraciones y reducir la<br />
morbi-mortalidad asociada a la malnutrición<br />
(25) .<br />
En general, a la hora de comer el paciente<br />
debe estar sentado y mantener una postura<br />
erguida con ligera flexión anterior del<br />
cuello. Es recomendable que no se tumbe en<br />
los 20-30 minutos posteriores a la ingesta.<br />
Se deben evitar las distracciones durante las<br />
horas de las comidas, realizar una buena limpieza<br />
de la cavidad bucal antes y después de<br />
la alimentación, no insistir con cantidades<br />
grandes de comida cada vez (prefiriendo