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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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espiritual y los asuntos civiles, el matrimonio, la educación e instrucción de los niños, la castidad,los oficios o deberes de la caridad.44] Por este estado de nuestras iglesias puede juzgarse que nosotros conservamos condiligencia las ceremonias piadosas, la disciplina y las buenas costumbres eclesiásticas.45] Sobre la mortificación de la carne y la disciplina del cuerpo, enseñamos, como lodeclara nuestra Confesión, que la verdadera y no fingida mortificación se verifica por la Cruz, ypor las aflicciones con las que Dios nos prueba. En ellas se ha de acatar la voluntad de Dios,como lo dice Pablo, Rom. 12, 1: Presentad vuestros cuerpos en sacrificio. Estos son los ejerciciosespirituales del temor y de la fe.46] Pero además de esta mortificación que se hace por la Cruz, es también necesariocierto género de ejercicio voluntario, del que Cristo dice, Luc. 21,34: Y mirad por vosotros, quevuestros corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez. Y Pablo, 1ª Cor. 9, 27: Anteshiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, etc.47] Han de considerarse estos ejercicios no como ritos que justifican, sino como ritos quesometen la carne, para que la molicie no se apodere de nosotros y nos haga seguros y ociosos,condescendiendo así con los afectos de la carne y obedeciendo a los hombres. Y esta diligenciadebe ser perpetua, porque tiene mandamiento perpetuo de Dios.48] Pero la manera de ellos de prescribir alimentos y tiempos nada hace para someter lacarne. Porque la carne es más delicada y suntuosa que todas las fiestas, y nuestros adversarios nosiguen en los ejercicios la forma prescrita en los cánones.49] Esta cuestión de las tradiciones encierra muchas y difíciles controversias, y nosotroshemos experimentado que las tradiciones son en verdad redes de las conciencias. Cuando seexigen como necesarias, atormentan las conciencias de manera extraordinaria, pues siemprepiensan que pueden omitir alguna observancia. Y también la abrogación tiene sus inconvenientes,sus cuestiones.50] Pero nosotros tenemos el pleito fácil, pues nuestros adversarios nos condenan porqueenseñamos que las tradiciones humanas no consiguen remisión de pecados. También exigen lastradiciones que llaman universales, y que consideran necesarias para la justificación. Pero aquítenemos a Pablo, campeón constante, pues declara por doquier que estas observancias nijustifican ni son necesarias además de la justicia y de la fe.51] Y, sin embargo, enseñamos que el uso de la libertad ha de ser moderado, para que losinexpertos no se escandalicen y por el abuso de libertad se enemisten con la verdadera doctrinaevangélica. Enseñamos también que no se cambie nada en las costumbres rituales sin causarazonable, sino que se guarden para fomentar la concordia los usos antiguos que puedenconservarse sin pecado o sin inconveniente grave.52] Y en esta misma asamblea, nosotros hemos demostrado bastante que estamosdispuestos, por amor, a coincidir en asuntos neutrales, aunque tengan algún inconveniente,porque pensamos que se ha de preferir la pública armonía que puede conseguirse sin ofensa delas conciencias a toda otra ventaja. Pero de todo este asunto hablaremos más adelante, cuandodiscutamos acerca de los votos y de la potestad eclesiástica.135

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