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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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también a la mesa del Señor, y les advierte que se abstengan de esas prácticas a fin de que noreciban para juicio y condenación el cuerpo y la sangre de Cristo. Pues ya que todos los queparticipan del pan consagrado y partido en la santa cena también tienen comunión con el cuerpode Cristo, es evidente que San Pablo no puede estar refiriéndose a la comunión espiritual conCristo, la cual nadie puede abusar ni en cuanto a la cual tampoco se amonesta a nadie.Por consiguiente, nuestros queridos padres y antecesores, tales como Lutero y otros fielesmaestros de la Confesión de Augsburgo, explican esta declaración de San Pablo de manera talque concuerda por completo con las palabras de Cristo. Declaran ellos: «El pan que partimos esel cuerpo de Cristo que se distribuye, o el cuerpo de Cristo que se comunica, dado a los quereciben el pan partido».A esta exposición sencilla y bien fundamentada de este glorioso testimonio (1º Co. 10:16),nos atenemos unánimemente, y con justicia nos sorprende que algunos, para establecer su error,osen citar ahora este texto, con el cual ellos mismos combatían antes a los sacraméntanos,alegando que en la santa cena se participa del cuerpo de Cristo de una manera espiritualúnicamente. Pues declaran lo siguiente: «El pan es la comunión del cuerpo de Cristo, es decir, esel medio por el cual tenemos comunión con el cuerpo de Cristo, que es la iglesia, o es el mediopor el cual nosotros los creyentes estamos unidos con Cristo, del mismo modo como la palabradel evangelio, asida por la fe, es un medio por el cual estamos unidos espiritualmente a Cristo eincorporados al cuerpo de Cristo, que es la iglesia».San Pablo enseña expresamente que no sólo los cristianos piadosos y sinceros, sinotambién los hipócritas indignos e impíos, como Judas y sus semejantes, que no tienen comuniónespiritual con Cristo y se acercan a la mesa del Señor sin haberse arrepentido de sus pecados yconvertido a Dios, también reciben con la boca, en el sacramento, el verdadero cuerpo y laverdadera sangre de Cristo, y a causa de su indigno comer y beber pecan gravemente contra elcuerpo y la sangre de Cristo. He aquí lo que declara San Pablo: «Cualquiera que comiere este pano bebiere esta copa del Señor indignamente» (1ª Co. 11:27), peca no meramente contra el pan y elvino, no meramente contra las señales y los símbolos y las figuras del cuerpo y la sangre, sinoque también «será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor», al que, puesto que está presenteen la santa cena, deshonra, abusa y difama, tal como hicieron los judíos, que de hecho profanaronel cuerpo de Cristo y lo mataron. Así han entendido y explicado unánimemente este pasaje lossantos padres y doctores de la iglesia.Existen, pues, dos maneras de comer la carne de Cristo. Una es espiritual, de la cual hablaCristo especialmente en Juan 6:48-58. Esta se realiza únicamente mediante el Espíritu y la fe enla predicación y meditación del evangelio e igualmente en la santa cena y de por sí es útil ysaludable, y necesaria en todo tiempo para salvación a los creyentes. Sin esta participaciónespiritual el comer sacramental o con la boca no sólo no es saludable, sino que tambiénes perjudicial y condenador.Pero este comer espiritual no es otra cosa que la fe, esto es, oír la palabra de Dios (en lacual se nos ofrece a Cristo, verdadero Dios y hombre, juntamente con todos los beneficios que élnos consiguió mediante su carne, ofrecida en sacrificio, por nosotros, y por la sangre que derramópor nosotros, es decir, la gracia de Dios, el perdón de los pecados, la justicia y la vida cierna),recibirla por la fe y apropiárnosla, y en todas las tribulaciones y (diluciones creer y permanecercon la mayor confianza en el consuelo de que tenemos un Dios misericordioso y la salvacióneterna por los méritos de nuestro Señor Jesucristo.El segundo comer del cuerpo de Cristo es el comer con la boca o el comer sacramental.Este comer ocurre cuando en la santa cena todos los que comen y beben el pan y el vinoconsagrados reciben también con la boca el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo y388

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