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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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Ya que también ha habido mala inteligencia y disensión entre los teólogos de la Confesiónde Augsburgo respecto a la consagración y la regla común, es decir, que nada es sacramental sinel acto instituido por Dios. Respecto a esto hemos hecho mutuamente una declaración fraternal yunánime también acerca de este asunto. El tenor de la declaración es el siguiente: No es lapalabra u obra de ninguna persona lo que produce la verdadera presencia del cuerpo y la sangrede Cristo en la santa cena, es decir, no es el mérito o recitación del ministro, ni el comer y beberni la fe de los comulgantes; sino que la verdadera presencia debe atribuirse únicamente al poderdel todopoderoso Dios y a la palabra, institución y ordenanza de nuestro Señor Jesucristo.Pues las palabras verdaderas y todopoderosas de Jesucristo, pronunciadas cuandoinstituyó el sacramento, fueron eficaces no sólo en la primera cena, sino que también siguensiendo eficaces, permanentes, válidas y activas, de manera que en todo lugar donde se celebra lasanta cena según la institución de Cristo y se usan sus palabras, el cuerpo y la sangre de Cristoestán verdaderamente presentes, se distribuyen y se reciben por causa del poder y la eficacia delas palabras que Cristo pronunció en la primera cena. Pues donde se observa su institución y sepronuncian sus palabras sobre el pan y el vino y se distribuyen el pan y el vino consagrados,Cristo mismo, mediante las palabras pronunciadas, sigue siendo activo por virtud de la primerainstitución, mediante sus palabras que él desea que se repitan en el acto. Como dice Crisóstomoen su «Sermón sobre la Pasión»: «Cristo mismo prepara esta mesa y la bendice; pues nadie hacedel pan y vino que se nos dan el cuerpo y la sangre de Cristo, sino Cristo mismo, que fuecrucificado por nosotros. Las palabras son pronunciadas por boca del ministro, pero loselementos que se ofrecen en la cena son consagrados mediante el poder y la gracia de Dios, por lasiguiente palabra de Cristo: 'Esto es mi cuerpo'. Así como la declaración en Génesis 1:28:'Fructificad y multiplicad; llenad la tierra;' fue pronunciada una sola vez, pero sigue siendosiempre eficaz en esencia, pues continúa la fecundidad y la multiplicación, así también estadeclaración ('Esto es mi cuerpo; esto es mi sangre') fue pronunciada una sola vez, pero siguesiendo siempre eficaz y activa y seguirá siéndolo hasta el advenimiento de Cristo, de manera queen la cena de la iglesia están presentes el verdadero cuerpo y sangre de Cristo».También Lutero escribe de la misma manera respecto a este asunto: «El mandato y lainstitución de Cristo tienen este poder y efecto de que administremos no meramente pan y vino,sino su cuerpo y sangre, como lo declaran sus palabras: 'Esto es mi cuerpo', etc.; 'Esto es misangre', etc., de manera que no es lo que nosotros hacemos o decimos, sino lo que Cristo manda yordena lo que hace del pan el cuerpo y del vino la sangre desde que se celebró la primera cenahasta el fin del mundo, y que mediante nuestro servicio y oficio ellos se distribuyen diariamente».Y en otro lugar escribe Lutero: «Aunque yo pronunciase sobre todo el pan que existe laspalabras: 'Esto es el cuerpo de Cristo', nada, por supuesto, resultaría de ello. Pero cuando en lasanta cena decimos, según la institución y el mandato de Cristo, 'Esto es mi cuerpo', esto sí es sucuerpo, no por virtud de lo que nosotros decimos o expresamos, sino por virtud de su mandato, enque él nos ha ordenado hablar y obrar de ese modo y ha unido su mandato y acto con nuestrohablar».Pues bien, en la administración de la santa cena las palabras de la institución debenpronunciarse públicamente o cantarse clara e inteligiblemente y de ningún modo deben omitirse.Y esto por muchísimas e importantísimas razones. En primer lugar, para que se rinda obedienciaal mandato de Cristo: Haced esto, sin que por lo tanto se omita lo que Cristo mismo hizo en lasanta cena; en segundo lugar, para que la fe de los oyentes respecto a la naturaleza y el fruto deeste sacramento (respecto a la presencia del cuerpo y la sangre de Cristo, respecto al perdón delos pecados y todos los beneficios que nos consiguieron la muerte de Cristo y el derramamientode su sangre y se nos conceden en el testamento de Cristo), sea estimulada, fortalecida y390

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