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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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atraviesa el aire o el agua o una tabla o un muro; y está en ellos, sin ocupar ni ceder espacio; ocomo la luz y el calor atraviesan el aire, el agua, vidrio, cristal, y están en ellos, sin que tampocoocupen ni cedan espacio; y así podríamos citar muchísimos ejemplos más. Ese modo de ser lo usóJesús al salir del sepulcro cerrado y sellado, al ir a sus discípulos estando las puertas cerradas, asíestá en el pan y vino en la santa cena, y así creen que nació de su madre, la santísima virgenMaría, etc.3. El modo divino, celestial, en el cual Cristo es una sola persona con Dios. Según ese su divino ycelestial modo de ser, todas las criaturas le han de resultar, sin duda alguna, mucho máspenetrables y presentes que según el segundo modo; porque si según el segundo modo, él puedeestar en y con las criaturas de manera tal que ellas no lo sienten, tocan, circunscriben nicomprenden, ¡cuánto más maravillosamente ha de estar en todas las criaturas según ese sublimemodo tercero, de manera tal que ellas no le circunscriben ni comprenden, sino que antes bien, éllas tiene presentes delante de sí, las circunscribe y comprende. Pues este modo de ser de Cristo,según el cual él es una persona con Dios (esa forma de presencia que él tiene a raíz de su uniónpersonal con Dios) es menester que lo pongas fuera, muy fuera de las criaturas, tan fuera comoestá Dios, y por otra parte debes ponerlo tan profunda e íntimamente en las criaturas como Diosestá en ellas. Porque él es una persona inseparable con Dios; donde está Dios, allí necesariamentetiene que estar también él; de lo contrario, nuestra fe es falsa. ¿Quién podrá explicar empero, oimaginarse cómo sucede esto? Sabemos muy bien que es así, que él está en Dios, fuera de todaslas criaturas, y que es una sola persona con Dios; mas como sucede, no lo podemos saber. Es unmisterio que sobrepasa todo lo natural y todo entendimiento, también el entendimiento de losángeles en el cielo; sólo Dios lo conoce y comprende. Y como es incomprensible para nosotros ysin embargo del todo cierto, no nos cuadra negar estas palabras de Jesús, a menos que podamoscomprobar de manera fehaciente que el cuerpo de Cristo no puede estar en absoluto allí dondeestá Dios, y que tal modo de ser (tal presencia) es una ficción. ¡Incumbiría a los fanáticoscomprobarlo! Pero se abstendrán de hacerlo.Con esto no quiero negar que Dios tenga y conozca otros modos más cómo el cuerpo deCristo está en un lugar. Sólo quiero indicar cuan estúpidos son nuestros fanáticos al no concederal cuerpo de Cristo más que el modo de ser primero, inteligible. Pero ni siquiera puedencomprobar que este primer modo está en pugna con nuestro entendimiento. Yo por mi parte noabrigo la menor duda de que Dios en su poder ilimitado puede hacer que un cuerpo estésimultáneamente en distintos lugares, aun en forma corporal y comprensible. ¿Quién querrádemostrar que Dios es incapaz de ello? ¿Quién vio jamás un límite en su poder? <strong>Verdad</strong> es quelos fanáticos tienen un concepto tan bajo de Dios; pero ¿quién dará crédito al pensamiento deestos hombres, y con qué argumentos confirmarán ellos su opinión?Esto es lo que expresa Lutero.De las palabras de Lutero que acabamos de mencionar se desprende también qué sentidose da en nuestras iglesias al término «espiritualmente» cuando se usa en este contexto. Pues lossacramentarios entienden por «espiritual» nada más que la comunión espiritual que resultacuando los verdaderos creyentes son incorporados por fe, mediante el Espíritu, en Cristo elSeñor, llegando a ser verdaderos miembros espirituales de su cuerpo.Pero cuando Lutero o nosotros usamos la palabra «espiritual» en esa materia, entendemoscon ella la manera espiritual, sobrenatural, celestial en que Cristo está presente en la santa cena,obrando no sólo consuelo y vida en los creyentes, sino también juicio en los incrédulos; yrechazamos con ella (con la palabra «espiritual») el concepto capernaítico de una presencia393

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