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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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103] También en los Padres se encuentran testimonios similares. Ambrosio dice en suEpístola a Ireneo: Además el mundo fue sujetado a El por la ley, porque, según prescripción de laley, todos son culpados, y sin embargo ninguno es justificado por las obras de la ley, es decir,porque el pecado se manifiesta por la ley, pero la culpa no se satisface. Parecía que la ley erainjuriosa, pues nos hacía a todos pecadores, pero cuando vino el Señor Jesús nos perdonó a todosel pecado que nadie podía evitar, y borró con la efusión de su sangre la escritura que noscondenaba. Esto es lo que se dice en Rom. 5,20: La ley empero entró para que el pecado creciese;mas cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia. Porque cuando todo el mundo fue sometido,quitó el pecado de todo el mundo, como lo atestiguó Juan Bautista diciendo, Juan. 1,29: He aquíel Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Por tanto, nadie se gloríe en las obras, porquenadie es justificado por sus hechos. Mas el que es justo ha recibido una dádiva, porque ha sidojustificado después del Bautismo. La fe es pues la que liberta por la sangre de Cristo, porquebienaventurado aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y borrados sus pecados, Sal. 32, 1.104] Estas son palabras de Ambrosio que claramente confirman nuestras creencias: separala justificación de las obras, y la concede a la fe que liberta por la sangre de Cristo.105] Reúnanse en un montón todos los sentenciarios que se adornan con títulosmagníficos, pues a unos se les llama angélicos, a otros sutiles y a otros irrefutables. Ninguno deellos, leídos y releídos, nos ayudarán a entender a Pablo lo que nos ayuda este único párrafo deAmbrosio.106] Con el mismo objeto, Agustín escribe muchas cosas contra los pelagianos. En suobra titulada Del Espíritu y de la Letra, dice así: La justicia de la ley, a saber, que el que lacumple vive en ella, se explica diciendo que cuando un hombre ha reconocido su enfermedad,puede alcanzar y hacer lo mismo y vivir en ello conciliándose al Justificador, no por su propiafuerza, o por la letra de la ley (lo que es imposible), sino por la fe. Con la excepción del hombrejustificado, no existe ninguna obra buena por la que pueda justificarse el que la hace. Pero lajustificación se alcanza por la fe. Aquí dice claramente que al Justificador se le aplaca por la fe, yque la justificación se consigue por la fe. Y poco después: Por la ley tememos a Dios; por la feesperamos en Dios. Pero a los que temen el castigo la gracia se les esconde; y sufriendo el alma,etc., con este temor busca refugio el alma por la fe en la misericordia de Dios, para que Elconceda lo que El ordene. Aquí enseña que los corazones se aterrorizan por la ley y consiguenconsuelo por la fe, y nos enseña a que procuremos aprehender por la fe la misericordia antes quecumplir la ley. Citaremos pronto otros pasajes.107] Es cosa verdaderamente extraña que nuestros adversarios no se sientan movidos portantos pasajes de la <strong>Escritura</strong>, que atribuyen abiertamente la justificación a la fe, negándoselaclaramente a las obras.108] ¿Piensan acaso que en vano se repite lo mismo tantas veces? ¿Piensan acaso que sedescuidó el Espíritu Santo sirviéndose de estas expresiones a la ligera?109] También han inventado un sofisma con el que las soslayan. Dicen que estos pasajesse refieren a una fides fórmala, es decir, que no atribuyen justificación a la fe sino por medio delamor. Es más: no atribuyen en absoluto justificación a la fe, sino tan sólo al amor, porque sueñanque la fe puede coexistir con el pecado mortal.110] ¿Hasta dónde se llega con esto sino hasta anular de nuevo la promesa y volver a laley? Si la fe consigue remisión de pecados por medio del amor, siempre quedará en laincertidumbre el perdón de pecados, porque nunca amamos tanto cuanto debemos: es más, noamamos sino cuando nuestros corazones se hallan firmemente convencidos de que nos ha sidoconcedida la remisión de pecados. Y así, cuando nuestros adversarios requieren la confianza en elpropio amor para la remisión de pecados y la justificación, anulan por completo el Evangelio de61

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