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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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llaman «obras de la ley» en tanto que le son arrancadas al hombre sólo mediante la insistencia enel castigo y la amenaza con la ira divina.5. Los «frutos del Espíritu» empero son las obras que el Espíritu de Dios, que mora en loscreyentes, efectúa por medio de los regenerados, y que son hechas por los creyentes por cuantoson regenerados. Estos frutos los producen como si no supieran de ningún mandato, amenaza orecompensa. De esta manera es como los hijos de Dios viven en la ley divina y andan según ella,cosa que San Pablo en sus epístolas llama «seguir la ley de Cristo y la ley de la mente», y noobstante «estar no bajo la ley sino bajo la gracia» (Ro. 7:25, 8:7, 8:2; Gá. 6:2).6. De este modo la ley es y permanece una y la misma, tanto para los penitentes como para losimpenitentes, tanto para los regenerados como para los no regenerados, a saber, la voluntadinmutable de Dios. La diferencia, en lo que concierne a la obediencia, radica en el hombre, porcuanto el que aún no ha nacido de nuevo, hace por la fuerza y de mala voluntad lo que la leyexige (lo mismo hace según la carne el renegado); pero el creyente, por cuanto ha nacido denuevo, hace espontáneamente y con ánimo pronto lo que ninguna amenaza de la ley podríaarrancarle por la fuerza.NEGATIVALa doctrina falsa presentada en contra de esta verdadPor consiguiente, repudiamos como dogma pernicioso y falso, contrario a la disciplinacristiana y a la verdadera piedad, la enseñanza de que la ley en el modo y la medida que acabande describirse no se debe predicar a los cristianos y verdaderos creyentes, sino sólo a losincrédulos, a los infieles y a los impenitentes.VII. LA SANTA CENA <strong>DE</strong> CRISTOAunque los teólogos partidarios de Zwinglio no deben ser contados entre los teólogos queaceptaron la Confesión de Augsburgo, ya que aquéllos se separaron de éstos ya en el tiempo enque esta confesión se estaba proponiendo; sin embargo, ante el hecho de que se estánintroduciendo indebidamente en el otro grupo y están tratando, bajo el nombre de esta confesión,de diseminar sus errores, creemos prudente informar a la iglesia de Cristo en cuanto a estacontroversia.EL ASUNTO EN CONTROVERSIALa controversia principal entre la doctrina nuestray la de los sacramentarías respecto a este artículoSe debate acerca de si en la santa cena el verdadero cuerpo y la verdadera sangre denuestro Señor Jesucristo están presentes real y esencialmente, se distribuyen con el pan y el vino,y son recibidos con la boca por todos los que participan de este sacramento, ya sean dignos oindignos, piadosos o impíos, creyentes o incrédulos, pero de una manera tal que los creyentesreciben el sacramento para consuelo y para vida, los incrédulos en cambio para juicio. Lossacramentarios dicen que no; nosotros decimos que sí.Para explicar esta controversia debe hacerse notar en primer lugar que existen dos clasesde sacraméntanos. Algunos son sacraméntanos radicales, que afirman en términos muy claros lo319

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