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LIBRO DE CONCORDIA COMPLETO - Escritura y Verdad

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obstaculizarlo. No le es suficiente con obstaculizar y aniquilar el orden espiritual, al seducir ysometer a su poder las almas por sus mentiras, sino que dificulta e impide también que subsistaalgún gobierno y orden honorable y pacífico de vida. Causa tanta contienda, homicidio, rebelióny guerra, como asimismo tempestad y granizo para arruinar los cereales y el ganado, envenenar elaire, etc. En suma, le duele que alguien tenga un bocado de pan de Dios y lo coma tranquilo.Si tuviese poder y si inmediatamente después de Dios, nuestra plegaria no obstase, porcierto no tendríamos ningún tallo en el campo, ningún céntimo en la casa y no viviríamosninguna hora de la vida, sobre todo los que tienen la palabra de Dios y quieren con gusto sercristianos.Mira, de ese modo Dios quiere indicarnos que se preocupa de todas nuestras necesidadesy nos provee también fielmente de nuestro alimento diario. Si bien lo da abundantemente y loconserva también a los impíos y malvados, quiere, no obstante, que lo pidamos para quereconozcamos que lo recibimos de su mano y en ello notemos su bondad paternal frente anosotros. Porque, cuando retira su mano, estas cosas no pueden prosperar ni subsistir a la larga,como se ve bien todos los días y se siente. ¡Qué plaga hay ahora en el mundo sólo por la monedafalsa y por el gravamen diario y la usura en el comercio común, en la compra y en el trabajo deaquellos que oprimen a los queridos pobres según su albedrío y les substraen el pan de cada día!Tenemos que soportarlo. Pero que ellos se cuiden de que no pierdan la intercesión de la iglesia yque se precavan que este pequeño artículo del Padrenuestro no se dirija contra ellos.La quinta petición"Y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores"Este artículo se refiere a nuestra pobre y mísera vida. Aunque tengamos la palabra de Dios, lacreamos, hagamos su voluntad y la aguantemos y nos alimentemos de los dones y bendiciones deDios, no podemos estar libres de pecado, de modo que aún, día tras día, damos un traspié y nosexcedemos, porque vivimos en el mundo entre los hombres que nos hacen sufrir mucho y danmotivos para impaciencia, ira, venganza, etc. Además, tenemos detrás de nosotros al diablo quenos acosa de todos los lados y pugna, como acabamos de oír, contra todos los artículos anteriores,de modo que no es posible mantenerse siempre firme en esta lucha continua.Por ello, es nuevamente muy necesario pedir y clamar: "Amado Padre, perdónanosnuestras deudas". No es que no nos remita el pecado sin y antes de nuestra petición, por cuantonos ha dado el evangelio, en el cual hay mero perdón antes de que lo hayamos pedido o jamáspensado en él. Mas, se trata de que reconozcamos tal perdón y lo aceptemos. Porque la carne, enla cual cotidianamente vivimos, es de tal índole que no confía, ni cree en Dios y siemprepromueve malas concupiscencias e insidias, de manera que todos los días pecamos con palabras yobras, con acciones y omisiones, lo que lleva a perder la paz de la conciencia que teme la ira y lapérdida de la gracia de Dios y de este modo pierde el consuelo y la confianza que otorga elevangelio. De esta forma, es necesario sin cesar acudir a la oración y buscar consolación paralevantar nuevamente la conciencia.Pero esto contribuiría a que Dios quebrante nuestro orgullo y nos mantenga en lahumildad. Se reservó para sí el privilegio: si alguien quisiera jactarse de su probidad ymenospreciar a otros, ha de examinarse a sí mismo y tener presente esta oración. Se dará cuentaque no es más justo que los demás. Frente a Dios, se deberán caer las alas y estaremos contentosde alcanzar el perdón. Nadie se imagine que, mientras vivamos aquí, llegaremos al punto de nonecesitar tal remisión de los pecados. En suma: si Dios no perdona incesantemente, estamosperdidos.284

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