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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Barnes y Frith, fieles amigos <strong>de</strong> Tyndale, se levantaron en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la verdad. Siguieron <strong>de</strong>spués<br />

Cranmer y <strong>los</strong> Ridley. Estos caudil<strong>los</strong> <strong>de</strong> la Reforma inglesa eran hombres instruídos, y casi todos habían<br />

sido muy estimados <strong>por</strong> su fervor y su piedad cuando estuvieron en la comunión <strong>de</strong> la iglesia romana.<br />

Su oposición al papado fue resultado <strong>de</strong>l conocimiento que tuvieron <strong>de</strong> <strong>los</strong> errores <strong>de</strong> la "santa se<strong>de</strong>."<br />

Por estar familiarizados con <strong>los</strong> misterios <strong>de</strong> Babilonia, tuvieron más po<strong>de</strong>r para alegar contra ella.<br />

"Ahora voy a hacer una pregunta peregrina —<strong>de</strong>cía Látimer,— ¿ sabéis cuál es el obispo y prelado más<br />

diligente <strong>de</strong> toda Inglaterra? ... Veo que escucháis y que <strong>de</strong>seáis conocerle.... Pues, os diré quién es. Es<br />

el diablo.... Nunca está fuera <strong>de</strong> su diócesis; . . . id a verle cuando queráis, siempre está en casa; ...<br />

siempre está con la mano en el arado.... Os aseguro que nunca lo encontraréis ocioso. En don<strong>de</strong> el diablo<br />

vive, . . . abajo <strong>los</strong> libros, vivan <strong>los</strong> cirios; mueran las Biblias y vivan <strong>los</strong> rosarios; abajo la luz <strong>de</strong>l<br />

Evangelio y viva la <strong>de</strong> <strong>los</strong> cirios, aun a mediodía; . . . afuera con la cruz <strong>de</strong> Cristo y vivan <strong>los</strong> rateros <strong>de</strong>l<br />

purgatorio; . . . nada <strong>de</strong> vestir a <strong>los</strong> <strong>de</strong>snudos, a <strong>los</strong> pobres, <strong>los</strong> <strong>de</strong>samparados, y vamos adornando<br />

imágenes y ataviando alegremente piedras y pa<strong>los</strong>; arriba las tradiciones y leyes humanas, abajo Dios y<br />

su santísima Palabra.... ¡Mal haya que no sean nuestros prelados tan diligentes en sembrar buenas<br />

doctrinas como Satanás lo es para sembrar abrojos y cizaña!" —Id., "Sermon of the Plough."<br />

<strong>El</strong> gran principio que sostenían estos reformadores —el mismo que sustentaron <strong>los</strong> val<strong>de</strong>nses,<br />

Wiclef, Juan Hus, Lutero, Zuinglio y <strong>los</strong> que se unieron a el<strong>los</strong>— era la infalible autoridad <strong>de</strong> las Santas<br />

Escrituras como regla <strong>de</strong> fe y práctica. Negaban a <strong>los</strong> papas, a <strong>los</strong> concilios, a <strong>los</strong> padres y a <strong>los</strong> reyes<br />

todo <strong>de</strong>recho para dominar las conciencias en asuntos <strong>de</strong> religión. La Biblia era su autoridad y <strong>por</strong> las<br />

enseñanzas <strong>de</strong> ella juzgaban todas las doctrinas y exigencias. La fe en Dios y en su Palabra era la que<br />

sostenía a estos santos varones cuando entregaban su vida en la hoguera. "Ten buen ánimo —<strong>de</strong>cía<br />

Látimer a su compañero <strong>de</strong> martirio cuando las llamas estaban a punto <strong>de</strong> acallar sus voces,— que en<br />

este día encen<strong>de</strong>remos una luz tal en Inglaterra, que, confío en la gracia <strong>de</strong> Dios, jamás se apagará." —<br />

Works of Hugh Latimer, tomo 1, pág. XIII. En Escocia la semilla <strong>de</strong> la verdad esparcida <strong>por</strong> Colombano<br />

y sus colaboradores no se había malogrado nunca <strong>por</strong> completo. Centenares <strong>de</strong> años <strong>de</strong>spués que las<br />

iglesias <strong>de</strong> Inglaterra se hubieron sometido al papa, las <strong>de</strong> Escocia conservaban aún su libertad. En el<br />

siglo XII, sin embargo, se estableció en ella el romanismo, y en ningún otro país ejerció un dominio tan<br />

absoluto. En ninguna parte fueron más <strong>de</strong>nsas las tinieblas. Con todo, rayos <strong>de</strong> luz penetraron la<br />

obscuridad trayendo consigo la promesa <strong>de</strong> un día <strong>por</strong> venir. Los lolardos, que vinieron <strong>de</strong> Inglaterra con<br />

la Biblia y las enseñanzas <strong>de</strong> Wiclef, hicieron mucho <strong>por</strong> conservar el conocimiento <strong>de</strong>l Evangelio, y<br />

cada siglo tuvo sus confesores y sus mártires.<br />

Con la iniciación <strong>de</strong> la gran Reforma vinieron <strong>los</strong> escritos <strong>de</strong> Lutero y luego el Nuevo Testamento<br />

inglés <strong>de</strong> Tyndale. Sin llamar la atención <strong>de</strong>l clero, aquel<strong>los</strong> silenciosos mensajeros cruzaban montañas<br />

y valles, reanimando la antorcha <strong>de</strong> la verdad que parecía estar a punto <strong>de</strong> extinguirse en Escocia, y<br />

<strong>de</strong>shaciendo la obra que Roma realizara en <strong>los</strong> cuatro sig<strong>los</strong> <strong>de</strong> opresión que ejerció en el país. Entonces<br />

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