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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> común acuerdo a la fe y a la adoración que se <strong>de</strong>ben tributar a la Deidad." — Sir Walter Scott, Life<br />

of Napoleon Bonaparte, tomo 1, cap. 17. Francia ha sido la única nación <strong>de</strong>l mundo acerca <strong>de</strong> la cual<br />

consta en forma auténtica que fue una nación erguida en rebelión contra el Autor <strong>de</strong>l universo. Muchos<br />

blasfemos, muchos infieles hay y seguirá habiéndo<strong>los</strong> en Inglaterra, Alemania, España y en otras partes;<br />

pero Francia es la única nación en la historia <strong>de</strong>l mundo, que <strong>por</strong> <strong>de</strong>creto <strong>de</strong> su asamblea legislativa,<br />

<strong>de</strong>claró que no hay Dios, cosa que regocijó a todos <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong> la capital, y entre una gran mayoría<br />

<strong>de</strong> otros pueb<strong>los</strong>, cantaron y bailaron hombres y mujeres al aceptar el manifiesto. —Blackwood's<br />

Magazine, noviembre, 1870. Francia presentó también la característica que más distinguió a Sodoma.<br />

Durante la Revolución manifestóse una condición moral tan <strong>de</strong>gradada y corrompida que pue<strong>de</strong><br />

compararse con la que acarreó la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la llanura. Y el historiador presenta<br />

juntos el ateísmo y la prostitución <strong>de</strong> Francia, tal como nos <strong>los</strong> da la profecía: "Íntimamente relacionada<br />

con estas leyes que afectan la religión, se encontraba aquella que reducía la unión matrimonial —el<br />

contrato más sagrado que puedan hacer seres humanos, y cuya permanencia y estabilidad contribuye<br />

eficacísimamente a la consolidación <strong>de</strong> la sociedad— a un mero convenio civil <strong>de</strong> carácter transitorio,<br />

que dos personas cualesquiera podían celebrar o <strong>de</strong>shacer a su antojo.... Si <strong>los</strong> <strong>de</strong>monios se hubieran<br />

propuesto inventar la manera más eficaz <strong>de</strong> <strong>de</strong>struir todo lo que existe <strong>de</strong> venerable, <strong>de</strong> bueno o <strong>de</strong><br />

permanente en la vida doméstica, con la seguridad a la vez <strong>de</strong> que el daño que intentaban hacer se<br />

perpetuaría <strong>de</strong> generación en generación, no habrían podido echar mano <strong>de</strong> un plan más a<strong>de</strong>cuado que<br />

el <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong>l matrimonio.... Sofía Arnoult, notable actriz que se distinguía <strong>por</strong> la agu<strong>de</strong>za <strong>de</strong><br />

sus dichos, <strong>de</strong>finió el casamiento republicano como 'el sacramento <strong>de</strong>l adulterio.'" —Scott, tomo 1, cap.<br />

17. 361<br />

"En don<strong>de</strong> también el Señor <strong>de</strong> el<strong>los</strong> fue crucificado." En Francia se cumplió también este rasgo<br />

<strong>de</strong> la profecía. En ningún otro país se había <strong>de</strong>sarrollado tanto el espíritu <strong>de</strong> enemistad contra Cristo. En<br />

ninguno había hallado la verdad tan acerba y cruel oposición. En la persecución con que Francia afligió<br />

a <strong>los</strong> que profesaban el Evangelio, crucificó también a Cristo en la persona <strong>de</strong> sus discípu<strong>los</strong>. Siglo tras<br />

siglo la sangre <strong>de</strong> <strong>los</strong> santos había sido <strong>de</strong>rramada. Mientras <strong>los</strong> val<strong>de</strong>nses sucumbían en las montañas<br />

<strong>de</strong>l Piamonte "a causa <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>l testimonio <strong>de</strong> Jesús," sus hermanos, <strong>los</strong> albigenses <strong>de</strong><br />

Francia, testificaban <strong>de</strong> la misma manera <strong>por</strong> la verdad. En <strong>los</strong> días <strong>de</strong> la Reforma <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> ésta<br />

habían sucumbido en medio <strong>de</strong> horribles tormentos. Reyes y nobles, mujeres <strong>de</strong> elevada alcurnia,<br />

<strong>de</strong>licadas doncellas, la flor y nata <strong>de</strong> la nación, se habían recreado viendo las agonías <strong>de</strong> <strong>los</strong> mártires <strong>de</strong><br />

Jesús. Los valientes hugonotes, en su lucha <strong>por</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>rechos más sagrados al corazón humano, habían<br />

<strong>de</strong>rramado su sangre en muchos y rudos combates. Los protestantes eran consi<strong>de</strong>rados como fuera <strong>de</strong> la<br />

ley; sus cabezas eran puestas a precio y se les cazaba como a fieras.<br />

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