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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Llaman la atención <strong>de</strong>l pueblo al número <strong>de</strong> sus a<strong>de</strong>ptos, su riqueza y su popularidad, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñan a <strong>los</strong><br />

<strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> la verdad que <strong>por</strong> cierto son pocos, pobres e impopulares y cuya fe <strong>los</strong> separa <strong>de</strong>l mundo.<br />

Cristo previó que las pretensiones <strong>de</strong> autoridad <strong>de</strong>smedida <strong>de</strong> <strong>los</strong> escribas y fariseos no habían <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>saparecer con la dispersión <strong>de</strong> <strong>los</strong> judíos. Con mirada profética vio que la autoridad humana se<br />

encumbraría para dominar las conciencias en la forma que ha dado tan <strong>de</strong>sgraciados resultados para la<br />

iglesia en todos <strong>los</strong> sig<strong>los</strong>. Y sus terribles acusaciones contra <strong>los</strong> escribas y fariseos y sus amonestaciones<br />

al pueblo a que no siguiera a esos ciegos conductores fueron consignadas como advertencia para las<br />

generaciones futuras. La iglesia romana reserva al clero el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> interpretar las Santas Escrituras,<br />

y so pretexto <strong>de</strong> que sólo <strong>los</strong> eclesiásticos son competentes para explicar la Palabra <strong>de</strong> Dios, priva <strong>de</strong><br />

ella al pueblo. Aun cuando la Reforma hizo las Escrituras accesibles a todos, este mismo principio<br />

sustentado <strong>por</strong> Roma es el que hoy impi<strong>de</strong> a miles y miles en las iglesias protestantes que las estudien<br />

<strong>por</strong> sí mismos. Se les enseña a aceptar sus doctrinas tal cual las interpreta la iglesia; y hay millares <strong>de</strong><br />

personas que no admiten nada, <strong>por</strong> evi<strong>de</strong>nte que sea su revelación en las Sagradas Escrituras, si resulta<br />

en oposición con su credo o con las enseñanzas adoptadas <strong>por</strong> sus respectivas iglesias.<br />

A pesar <strong>de</strong> estar la Biblia llena <strong>de</strong> amonestaciones contra <strong>los</strong> falsos maestros, muchos<br />

encomiendan al clero el cuidado <strong>de</strong> sus almas. Hay actualmente millares <strong>de</strong> personas que profesan ser<br />

religiosas y que no pue<strong>de</strong>n dar acerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> puntos <strong>de</strong> su fe, otra razón que el hecho <strong>de</strong> que así les<br />

enseñaron sus directores espirituales. No se fijan casi en las enseñanzas <strong>de</strong>l Salvador y creen en cambio<br />

ciegamente a lo que <strong>los</strong> ministros dicen. ¿Pero son acaso infalibles estos ministros? ¿Cómo po<strong>de</strong>mos<br />

confiar nuestras almas a su dirección, mientras no sepamos <strong>por</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios que el<strong>los</strong> poseen la<br />

verdad ? Muchos son <strong>los</strong> que, faltos <strong>de</strong> valor moral para apartarse <strong>de</strong>l sen<strong>de</strong>ro trillado <strong>de</strong>l mundo, siguen<br />

<strong>los</strong> pasos <strong>de</strong> <strong>los</strong> doctos; y <strong>de</strong>bido a su aversión para investigar <strong>por</strong> sí mismos, se están enredando más y<br />

más en las ca<strong>de</strong>nas <strong>de</strong>l error.<br />

Ven que la verdad para el tiempo presente está claramente expuesta en la Biblia y sienten que el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Espíritu Santo confirma su proclamación, y sin embargo consienten que la oposición <strong>de</strong>l clero<br />

<strong>los</strong> aleje <strong>de</strong> la luz. Por muy convencidas que estén la razón y la conciencia, estos pobres ilusos no se<br />

atreven a pensar <strong>de</strong> otro modo que como <strong>los</strong> ministros, y sacrifican su juicio individual y sus intereses<br />

eternos al <strong>de</strong>screimiento, orgullo y prejuicios <strong>de</strong> otra persona. Muchos son <strong>los</strong> artificios <strong>de</strong> que Satanás<br />

se vale para enca<strong>de</strong>nar a sus cautivos <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> las influencias humanas. <strong>El</strong> se asegura la voluntad<br />

<strong>de</strong> multitu<strong>de</strong>s atándolas con <strong>los</strong> lazos <strong>de</strong> seda <strong>de</strong> sus afectos a <strong>los</strong> enemigos <strong>de</strong> la cruz <strong>de</strong> Cristo. Sea cual<br />

fuere esta unión: paternal, filial, conyugal o social, el efecto es el mismo: <strong>los</strong> enemigos <strong>de</strong> la verdad<br />

ejercen un po<strong>de</strong>r que tien<strong>de</strong> a dominar la conciencia, y las almas sometidas a su autoridad no tienen valor<br />

ni espíritu in<strong>de</strong>pendiente suficientes para seguir sus propias convicciones acerca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber. La verdad y<br />

la gloria <strong>de</strong> Dios son inseparables, y nos es imposible honrar a Dios con opiniones erróneas cuando<br />

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