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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Capítulo 32 : ¿Quiénes Son <strong>los</strong> Ángeles?<br />

LA RELACIÓN entre el mundo visible y el invisible, el ministerio <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles <strong>de</strong> Dios y la<br />

influencia o intervención <strong>de</strong> <strong>los</strong> espíritus ma<strong>los</strong>, son asuntos claramente revelados en las Sagradas<br />

Escrituras y como indisolublemente entretejidos con la historia humana. Nótase en nuestros días una<br />

ten<strong>de</strong>ncia creciente a no creer en la existencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> ma<strong>los</strong> espíritus, mientras que <strong>por</strong> otro lado muchas<br />

personas ven espíritus <strong>de</strong> seres humanos difuntos en <strong>los</strong> santos ángeles, que son "enviados para" servir<br />

a "<strong>los</strong> que han <strong>de</strong> heredar la salvación." (Hebreos 1: 14, V.M.) Pero las Escrituras no sólo enseñan la<br />

existencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles, tanto buenos como ma<strong>los</strong>, sino que contienen pruebas terminantes <strong>de</strong> que éstos<br />

no son espíritus <strong>de</strong>sencarnados <strong>de</strong> hombres que hayan <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> existir. Antes <strong>de</strong> la creación <strong>de</strong>l hombre,<br />

había ya ángeles; pues cuando <strong>los</strong> cimientos <strong>de</strong> la tierra fueron echados, a una "las estrellas todas <strong>de</strong>l<br />

alba alababan, y se regocijaban todos <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Dios." (Job 38: 7.) Después <strong>de</strong> la caída <strong>de</strong>l hombre,<br />

fueron enviados ángeles para guardar el árbol <strong>de</strong> la vida, y esto antes que ningún ser humano hubiese<br />

fallecido. Los ángeles son <strong>por</strong> naturaleza superiores al hombre, pues el salmista refiriéndose a éste, dice:<br />

"Algo menor lo hiciste que <strong>los</strong> ángeles." (Salmo 8: 6, V.B.- Cantera, vers. 5 en V. Valera.)<br />

Las Santas Escrituras nos dan información acerca <strong>de</strong>l número, <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r y <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> <strong>los</strong> seres<br />

celestiales, <strong>de</strong> su relación con el gobierno <strong>de</strong> Dios y también con la obra <strong>de</strong> re<strong>de</strong>nción. "Jehová afirmó<br />

en <strong>los</strong> cie<strong>los</strong> su trono; y su reino domina sobre todos." Y el profeta dice: "Oí voz <strong>de</strong> muchos ángeles<br />

alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l trono." <strong>El</strong><strong>los</strong> sirven en la sala <strong>de</strong>l trono <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> <strong>los</strong> reyes— "ángeles, po<strong>de</strong>rosos en<br />

fortaleza," "ministros suyos," que hacen "su voluntad," "obe<strong>de</strong>ciendo a la voz <strong>de</strong> su precepto." (Salmo<br />

103:19-21; Apocalipsis 5:11.) Millones <strong>de</strong> millones y millares <strong>de</strong> millares era el número <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

mensajeros, celestiales vistos <strong>por</strong> el profeta Daniel. <strong>El</strong> apóstol Pablo habla <strong>de</strong> "las huestes innumerables<br />

<strong>de</strong> ángeles." (Hebreos 12:22, V.M.) Como mensajeros <strong>de</strong> Dios, iban y volvían "a semejanza <strong>de</strong><br />

relámpagos" (Ezequiel 1: 14), tan <strong>de</strong>slumbradora es su gloria y tan veloz su vuelo. <strong>El</strong> ángel que apareció<br />

en la tumba <strong>de</strong>l Señor, y cuyo "aspecto era como un relámpago y su vestido blanco como la nieve," hizo<br />

que <strong>los</strong> guardias temblaran <strong>de</strong> miedo y quedaran "como muertos." (S. Mateo 28: 3, 4.) Cuando<br />

Senaquerib, el insolente monarca asirio, blasfemó e insultó a Dios y amenazó <strong>de</strong>struir a Israel, "aconteció<br />

que en aquella misma noche salió un ángel <strong>de</strong> Jehová, e hirió en el campamento <strong>de</strong> <strong>los</strong> Asirios ciento<br />

ochenta y cinco mil hombres." <strong>El</strong> ángel "<strong>de</strong>struyó a todos <strong>los</strong> hombres fuertes y valerosos, con <strong>los</strong><br />

príncipes y <strong>los</strong> capitanes" <strong>de</strong>l ejército <strong>de</strong> Senaquerib, quien "volvió con rostro avergonzado a su propia<br />

tierra." (2 Reyes 19: 35; 2 Crónicas 32: 21 V.M.)<br />

Los ángeles son enviados a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Dios con misiones <strong>de</strong> misericordia. Visitaron a Abrahán<br />

con promesas <strong>de</strong> bendición; al justo Lot, para rescatarle <strong>de</strong> las llamas <strong>de</strong> Sodoma; a <strong>El</strong>ías, cuando estaba<br />

<strong>por</strong> morir <strong>de</strong> cansancio y hambre en el <strong>de</strong>sierto; a <strong>El</strong>iseo, con carros y cabal<strong>los</strong> <strong>de</strong> fuego que circundaban<br />

la pequeña ciudad don<strong>de</strong> estaba encerrado <strong>por</strong> sus enemigos; a Daniel, cuando imploraba la sabiduría<br />

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