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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Señor. ¿Cómo podrá quedar sin culpa si dilapida el capital que se le confió? Hay cristianos <strong>de</strong> profesión<br />

que gastan al año ingentes cantida<strong>de</strong>s en goces inútiles y perniciosos, mientras muchas almas perecen<br />

<strong>por</strong> falta <strong>de</strong> la palabra <strong>de</strong> vida. Roban a Dios en <strong>los</strong> diezmos y ofrendas, mientras consumen en aras <strong>de</strong><br />

la pasión <strong>de</strong>structora más <strong>de</strong> lo que dan para socorrer a <strong>los</strong> pobres o para el sostenimiento <strong>de</strong>l Evangelio.<br />

Si todos <strong>los</strong> que hacen profesión <strong>de</strong> seguir a Cristo estuviesen verda<strong>de</strong>ramente santificados, en lugar <strong>de</strong><br />

gastar sus recursos en placeres inútiles y hasta perjudiciales, <strong>los</strong> invertirían en el tesoro <strong>de</strong>l Señor, y <strong>los</strong><br />

cristianos darían un ejemplo <strong>de</strong> temperancia, abnegación y sacrificio <strong>de</strong> sí mismos. Serían entonces la<br />

luz <strong>de</strong>l mundo.<br />

<strong>El</strong> mundo está entregado a la sensualidad. "La concupiscencia <strong>de</strong> la carne, y la concupiscencia <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> ojos, y la soberbia <strong>de</strong> la vida" gobiernan las masas <strong>de</strong>l pueblo. Pero <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> <strong>de</strong> Cristo son<br />

llamados a una vida santa. "Salid <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo<br />

inmundo." A la luz <strong>de</strong> la Palabra <strong>de</strong> Dios, se justifica el aserto <strong>de</strong> que la santificación que no produce<br />

este completo <strong>de</strong>sprendimiento <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos y placeres pecaminosos <strong>de</strong>l mundo, no pue<strong>de</strong> ser verda<strong>de</strong>ra.<br />

A aquel<strong>los</strong> que cumplen con las condiciones: "Salid <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, y apartaos, . . . y no toquéis<br />

lo inmundo," se refiere la promesa <strong>de</strong> Dios: "Yo os recibiré, y seré a vosotros Padre, y vosotros me seréis<br />

a mí hijos e hijas, dice el Señor Todopo<strong>de</strong>roso." (2 Corintios 6: 17, 18.) Es privilegio y <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> todo<br />

cristiano tener gran<strong>de</strong> y bendita experiencia <strong>de</strong> las cosas <strong>de</strong> Dios. "Yo soy la luz <strong>de</strong>l mundo —dice<br />

Jesús:— el que me sigue, no andará en tinieblas, mas tendrá la lumbre <strong>de</strong> la vida." (S. Juan 8:12.)<br />

"La senda <strong>de</strong> <strong>los</strong> justos es como la luz <strong>de</strong> la aurora, que va en aumento hasta que el día es<br />

perfecto." (Proverbios 4: 18.) Cada paso que se da en fe y obediencia pone al alma en relación más íntima<br />

con la luz <strong>de</strong>l mundo, en quien "no hay ningunas tinieblas." Los rayos luminosos <strong>de</strong>l Sol <strong>de</strong> Justicia<br />

brillan sobre <strong>los</strong> siervos <strong>de</strong> Dios, y éstos <strong>de</strong>ben reflejar<strong>los</strong>. Así como las estrellas nos hablan <strong>de</strong> una gran<br />

luz en el cielo, con cuya gloria resplan<strong>de</strong>cen, así también <strong>los</strong> cristianos <strong>de</strong>ben mostrar que hay en el trono<br />

<strong>de</strong>l universo un Dios cuyo carácter es digno <strong>de</strong> alabanza e imitación. Las gracias <strong>de</strong> su Espíritu, su pureza<br />

y santidad, se manifestarán en sus testigos. En su carta a <strong>los</strong> Co<strong>los</strong>enses, San Pablo enumera las<br />

abundantes bendiciones concedidas a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Dios. "No cesamos —dice— <strong>de</strong> orar <strong>por</strong> vosotros, y<br />

<strong>de</strong> pedir que seáis llenos <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> su voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia;<br />

para que andéis como es digno <strong>de</strong>l Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y<br />

creciendo en el conocimiento <strong>de</strong> Dios: corroborados <strong>de</strong> toda fortaleza, conforme a la potencia <strong>de</strong> su<br />

gloria, para toda tolerancia y largura <strong>de</strong> ánimo con gozo." (Co<strong>los</strong>enses 1: 9-11.)<br />

Escribe a<strong>de</strong>más respecto a su <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> que <strong>los</strong> hermanos <strong>de</strong> Efeso logren compren<strong>de</strong>r la gran<strong>de</strong>za<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> privilegios <strong>de</strong>l cristiano. Les expone en el lenguaje más claro el maravil<strong>los</strong>o conocimiento y po<strong>de</strong>r<br />

que pue<strong>de</strong>n poseer como hijos e hijas <strong>de</strong>l Altísimo. De el<strong>los</strong> estaba el que fueran "fortalecidos con po<strong>de</strong>r,<br />

<strong>por</strong> medio <strong>de</strong> su Espíritu, en el hombre interior," y "arraigados y cimentados en amor," para po<strong>de</strong>r<br />

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