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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

En el servicio ritual típico el sumo sacerdote, hecha la propiciación <strong>por</strong> Israel, salía y ben<strong>de</strong>cía a<br />

la congregación. Así también Cristo, una vez terminada su obra <strong>de</strong> mediador, aparecerá "sin pecado . . .<br />

para la salvación" (Hebreos 9: 28, V.M.), para ben<strong>de</strong>cir con el don <strong>de</strong> la vida eterna a su pueblo que le<br />

espera. Así como, al quitar <strong>los</strong> pecados <strong>de</strong>l santuario, el sacerdote <strong>los</strong> confesaba sobre la cabeza <strong>de</strong>l<br />

macho cabrío emisario, así también Cristo colocará todos estos pecados sobre Satanás, autor e instigador<br />

<strong>de</strong>l pecado. <strong>El</strong> macho cabrío emisario, que cargaba con <strong>los</strong> pecados <strong>de</strong> Israel, era enviado "a tierra<br />

inhabitada" (Levítico 16: 22); así también Satanás, cargado con la responsabilidad <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> pecados<br />

que ha hecho cometer al pueblo <strong>de</strong> Dios, será confinado durante mil años en la tierra entonces <strong>de</strong>solada<br />

y sin habitantes, y sufrirá finalmente la entera penalidad <strong>de</strong>l pecado en el fuego que <strong>de</strong>struirá a todos<br />

<strong>los</strong> impíos. Así el gran plan <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción alcanzará su cumplimiento en la extirpación final <strong>de</strong>l pecado<br />

y la liberación <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> que estuvieron dispuestos a renunciar al mal. En el tiempo señalado para el<br />

juicio —al fin <strong>de</strong> <strong>los</strong> 2.300 días, en 1844— empezó la obra <strong>de</strong> investigación y el acto <strong>de</strong> borrar <strong>los</strong><br />

pecados. Todos <strong>los</strong> que hayan profesado el nombre <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>ben pasar <strong>por</strong> ese riguroso examen. Tanto<br />

<strong>los</strong> vivos como <strong>los</strong> muertos <strong>de</strong>ben ser juzgados "<strong>de</strong> acuerdo con las cosas escritas en <strong>los</strong> libros, según<br />

sus obras."<br />

Los pecados que no hayan inspirado arrepentimiento y que no hayan sido abandonados, no serán<br />

perdonados ni borrados <strong>de</strong> <strong>los</strong> libros <strong>de</strong> memoria, sino que permanecerán como testimonio contra el<br />

pecador en el día <strong>de</strong> Dios. Pue<strong>de</strong> el pecador haber cometido sus malas acciones a la luz <strong>de</strong>l día o en la<br />

obscuridad <strong>de</strong> la noche; eran conocidas y manifiestas para Aquel a quien tenemos que dar cuenta. Hubo<br />

siempre ángeles <strong>de</strong> Dios que fueron testigos <strong>de</strong> cada pecado, y lo registraron en <strong>los</strong> libros infalibles. <strong>El</strong><br />

pecado pue<strong>de</strong> ser ocultado, negado, encubierto para un padre, una madre, una esposa, o para <strong>los</strong> hijos y<br />

<strong>los</strong> amigos; nadie, fuera <strong>de</strong> <strong>los</strong> mismos culpables tendrá tal vez la más mínima sospecha <strong>de</strong>l mal; no <strong>de</strong>ja<br />

<strong>por</strong> eso <strong>de</strong> quedar al <strong>de</strong>scubierto ante <strong>los</strong> seres celestiales. La obscuridad <strong>de</strong> la noche más sombría, el<br />

misterio <strong>de</strong> todas las artes engañosas, no alcanzan a velar un solo pensamiento para el conocimiento <strong>de</strong>l<br />

Eterno. Dios lleva un registro exacto <strong>de</strong> todo acto injusto e ilícito. No se <strong>de</strong>ja engañar <strong>por</strong> una apariencia<br />

<strong>de</strong> piedad. No se equivoca en su apreciación <strong>de</strong>l carácter. Los hombres pue<strong>de</strong>n ser engañados <strong>por</strong> entes<br />

<strong>de</strong> corazón corrompido, pero Dios penetra todos <strong>los</strong> disfraces y lee la vida interior.<br />

¡Qué pensamiento tan solemne! Cada día que transcurre lleva consigo su caudal <strong>de</strong> apuntes para<br />

<strong>los</strong> libros <strong>de</strong>l cielo. Una palabra pronunciada, un acto cometido, no pue<strong>de</strong>n ser jamás retirados. Los<br />

ángeles tomaron nota tanto <strong>de</strong> lo bueno como <strong>de</strong> lo malo. <strong>El</strong> más po<strong>de</strong>roso conquistador <strong>de</strong> este mundo<br />

no pue<strong>de</strong> revocar el registro <strong>de</strong> un solo día siquiera. Nuestros actos, nuestras palabras, hasta nuestros<br />

más secretos motivos, todo tiene su peso en la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> nuestro <strong>de</strong>stino para dicha o <strong>de</strong>sdicha.<br />

Podremos olvidar<strong>los</strong>, pero no <strong>por</strong> eso <strong>de</strong>jarán <strong>de</strong> testificar en nuestro favor o contra nosotros. Así como<br />

<strong>los</strong> rasgos <strong>de</strong> la fisonomía son reproducidos con minuciosa exactitud sobre la pulida placa <strong>de</strong>l artista, así<br />

también está el carácter fielmente <strong>de</strong>lineado en <strong>los</strong> libros <strong>de</strong>l cielo. No obstante ¡cuán poca preocupación<br />

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