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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Capítulo 29 : <strong>El</strong> Juicio Investigador<br />

“ESTUVE mirando —dice el profeta Daniel— hasta que fueron puestas sillas: y un Anciano <strong>de</strong><br />

gran<strong>de</strong> edad se sentó, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo <strong>de</strong> su cabeza como lana limpia;<br />

su silla llama <strong>de</strong> fuego, sus ruedas fuego ardiente. Un río <strong>de</strong> fuego procedía y salía <strong>de</strong> <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él:<br />

millares <strong>de</strong> millares le servían, y millones <strong>de</strong> millones asistían <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él: el Juez se sentó y <strong>los</strong> libros<br />

se abrieron." (Daniel 7: 9, 10.) Así se presentó a la visión <strong>de</strong>l profeta el día gran<strong>de</strong> y solemne en que <strong>los</strong><br />

caracteres y vidas <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres habrán <strong>de</strong> ser revistados ante el Juez <strong>de</strong> toda la tierra, y en que a todos<br />

<strong>los</strong> hombres se les dará "conforme a sus obras." <strong>El</strong> Anciano <strong>de</strong> días es Dios, el Padre. <strong>El</strong> salmista dice:<br />

"Antes que naciesen <strong>los</strong> montes, y formases la tierra y el mundo, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el siglo y hasta el siglo, tú eres<br />

Dios." (Salmo 90: 2.) Es él, Autor <strong>de</strong> todo ser y <strong>de</strong> toda ley, quien <strong>de</strong>be presidir en el juicio. Y "millares<br />

<strong>de</strong> millares . . . y millones <strong>de</strong> millones" <strong>de</strong> santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en<br />

este gran tribunal.<br />

"Y he aquí en las nubes <strong>de</strong>l cielo como un hijo <strong>de</strong> hombre que venía, y llegó hasta el Anciano <strong>de</strong><br />

gran<strong>de</strong> edad, e hiciéronle llegar <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él. Y fuéle dado señorío, y gloria, y reino; y todos <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong>,<br />

naciones y lenguas le sirvieron; su señorío, señorío eterno, que no será transitorio, y su reino no se<br />

corromperá." (Daniel 7: 13, 1 4.) La venida <strong>de</strong> Cristo <strong>de</strong>scrita aquí no es su segunda venida a la tierra.<br />

<strong>El</strong> viene hacia el Anciano <strong>de</strong> días en el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que le será<br />

dado a la conclusión <strong>de</strong> su obra <strong>de</strong> mediador. Es esta venida, y no su segundo advenimiento a la tierra,<br />

la que la profecía predijo que había <strong>de</strong> realizarse al fin <strong>de</strong> <strong>los</strong> 2.300 días, en 1844. Acompañado <strong>por</strong><br />

ángeles celestiales, nuestro gran Sumo Sacerdote entra en el lugar santísimo, y allí, en la presencia <strong>de</strong><br />

Dios, da principio a <strong>los</strong> últimos actos <strong>de</strong> su ministerio en beneficio <strong>de</strong>l hombre, a saber, cumplir la obra<br />

<strong>de</strong>l juicio y hacer expiación <strong>por</strong> todos aquel<strong>los</strong> que resulten tener <strong>de</strong>recho a ella.<br />

En el rito típico, sólo aquel<strong>los</strong> que se habían presentado ante Dios arrepintiéndose y confesando<br />

sus pecados, y cuyas iniquida<strong>de</strong>s eran llevadas al santuario <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong>l holocausto, tenían<br />

participación en el servicio <strong>de</strong>l día <strong>de</strong> las expiaciones. Así en el gran día <strong>de</strong> la expiación final y <strong>de</strong>l juicio,<br />

<strong>los</strong> únicos casos que se consi<strong>de</strong>ran son <strong>los</strong> <strong>de</strong> quienes hayan profesado ser hijos <strong>de</strong> Dios. <strong>El</strong> juicio <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

impíos es obra distinta y se verificará en fecha posterior. "Es tiempo <strong>de</strong> que el juicio comience <strong>de</strong> la casa<br />

<strong>de</strong> Dios: y si primero comienza <strong>por</strong> nosotros, ¿qué será el fin <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que no obe<strong>de</strong>cen al evangelio?"<br />

(1 Pedro 4: 17.) Los libros <strong>de</strong>l cielo, en <strong>los</strong> cuales están consignados <strong>los</strong> nombres y <strong>los</strong> actos <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

hombres, <strong>de</strong>terminarán <strong>los</strong> fal<strong>los</strong> <strong>de</strong>l juicio. <strong>El</strong> profeta Daniel dice: "<strong>El</strong> Juez se sentó, y <strong>los</strong> libros se<br />

abrieron." San Juan, <strong>de</strong>scribiendo la misma escena en el Apocalipsis, agrega: "Y otro libro fue abierto,<br />

el cual es <strong>de</strong> la vida: y fueron juzgados <strong>los</strong> muertos <strong>por</strong> las cosas que estaban escritas en <strong>los</strong> libros, según<br />

sus obras." (Apocalipsis 20: 12.)<br />

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