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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

cuando su libro fue traducido al inglés en Londres. Su publicación contribuyó a aumentar el interés que<br />

se estaba <strong>de</strong>spertando ya en Inglaterra <strong>por</strong> la cuestión <strong>de</strong>l segundo advenimiento. (Véase el Apéndice.)<br />

En Alemania, esta doctrina había sido enseñada en el siglo XVIII <strong>por</strong> Bengel, ministro <strong>de</strong> la iglesia<br />

luterana y célebre teólogo y crítico. Al terminar su educación, Bengel se había <strong>de</strong>dicado al estudio <strong>de</strong> la<br />

teología, hacia la cual se sentía naturalmente inclinado <strong>por</strong> el carácter grave y religioso <strong>de</strong> su espíritu,<br />

que ganó en profundidad y robustez merced a su temprana educación y a la disciplina. Como otros<br />

jóvenes <strong>de</strong> carácter reflexivo antes y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> él, tuvo que luchar con dudas y dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> índole<br />

religiosa, y él mismo alu<strong>de</strong>, con mucho sentimiento, a <strong>los</strong> 478<br />

'muchos dardos que atravesaron su pobre corazón, y que amargaron su juventud.' " Llegado a ser<br />

miembro <strong>de</strong>l consistorio <strong>de</strong> Wurtemberg, abogó <strong>por</strong> la causa <strong>de</strong> la libertad religiosa. "Si bien <strong>de</strong>fendía<br />

<strong>los</strong> <strong>de</strong>rechos y privilegios <strong>de</strong> la iglesia, abogaba <strong>por</strong> que se concediera toda libertad razonable a <strong>los</strong> que<br />

se sentían constreñidos <strong>por</strong> motivos <strong>de</strong> conciencia a abandonar la iglesia oficial." —Encyclopaedia<br />

Britannica, 9a. edición, art. "Bengel." Aún se <strong>de</strong>jan sentir hoy día en su país natal <strong>los</strong> buenos efectos <strong>de</strong><br />

su política. Mientras estaba preparando un sermón sobre Apocalipsis 21 para un "domingo <strong>de</strong> advento<br />

la luz <strong>de</strong> la segunda venida <strong>de</strong> Cristo se hizo en la mente <strong>de</strong> Bengel. Las profecías <strong>de</strong>l Apocalipsis se<br />

<strong>de</strong>splegaron ante su inteligencia como nunca antes. Como anonadado <strong>por</strong> el sentimiento <strong>de</strong> la<br />

im<strong>por</strong>tancia maravil<strong>los</strong>a y <strong>de</strong> la gloria incomparable <strong>de</strong> las escenas <strong>de</strong>scritas <strong>por</strong> el profeta, se vio<br />

obligado a retraerse <strong>por</strong> algún tiempo <strong>de</strong> la contemplación <strong>de</strong>l asunto. Pero en el púlpito se le volvió a<br />

presentar éste en toda su claridad y su po<strong>de</strong>r. Des<strong>de</strong> entonces se <strong>de</strong>dicó al estudio <strong>de</strong> las profecías,<br />

especialmente las <strong>de</strong>l Apocalipsis, y pronto llegó a creer que ellas señalan la proximidad <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong><br />

Cristo. La fecha que él fijó para el segundo advenimiento no difería más que en muy pocos años <strong>de</strong> la<br />

que fue <strong>de</strong>terminada <strong>de</strong>spués <strong>por</strong> Miller.<br />

Los escritos <strong>de</strong> Bengel se propagaron <strong>por</strong> toda la cristiandad. Sus opiniones acerca <strong>de</strong> la profecía<br />

fueron adoptadas en forma bastante general en su propio estado <strong>de</strong> Wurtemberg, y hasta cierto punto en<br />

otras partes <strong>de</strong> Alemania. <strong>El</strong> movimiento continuó <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, y el mensaje <strong>de</strong>l advenimiento<br />

se <strong>de</strong>jó oír en Alemania al mismo tiempo que estaba llamando la atención en otros países. Des<strong>de</strong> fecha<br />

temprana algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> creyentes fueron a Rusia, y formaron allí colonias, y la fe <strong>de</strong> la próxima venida<br />

<strong>de</strong> Cristo está aún viva entre las iglesias alemanas <strong>de</strong> aquel país. La luz brilló también en Francia y en<br />

Suiza. En Ginebra, don<strong>de</strong> Farel y Calvino propagaran las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong> la Reforma, Gaussen predicó el<br />

mensaje <strong>de</strong>l segundo advenimiento. Cuando era aún estudiante, Gaussen había conocido el espíritu<br />

racionalista que dominaba en toda Europa hacia fines <strong>de</strong>l siglo XVIII y principios <strong>de</strong>l XIX, y cuando<br />

entró en el ministerio no sólo ignoraba lo que era la fe verda<strong>de</strong>ra, sino que se sentía inclinado al<br />

escepticismo. En su juventud se había interesado en el estudio <strong>de</strong> la profecía.<br />

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