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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Capítulo 16 : La Biblia y la Revolución Francesa<br />

EN EL siglo XVI la Reforma, presentando a <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> la Biblia abierta, procuró entrar en todos<br />

<strong>los</strong> países <strong>de</strong> Europa. Algunas naciones le dieron la bienvenida como a mensajera <strong>de</strong>l cielo. En otros<br />

países el papado consiguió hasta cierto punto cerrarle la entrada; y la luz <strong>de</strong>l conocimiento <strong>de</strong> la Biblia,<br />

con sus influencias ennoblecedoras, quedó excluída casi <strong>por</strong> completo. Hubo un país don<strong>de</strong>, aunque la<br />

luz logró penetrar, las tinieblas no permitieron apreciarla. Durante sig<strong>los</strong>, la verdad y el error se<br />

disputaron el predominio. Triunfó al fin el mal y la verdad divina fue <strong>de</strong>sechada. "Esta es la con<strong>de</strong>nación,<br />

que la luz ha venido al mundo, y <strong>los</strong> hombres amaron más las tinieblas que la luz." (S. Juan 3: 19, V.M.)<br />

Aquella nación tuvo que cosechar <strong>los</strong> resultados <strong>de</strong>l mal que ella misma se había escogido. <strong>El</strong> freno <strong>de</strong>l<br />

Espíritu <strong>de</strong> Dios le fue quitado al pueblo que había <strong>de</strong>spreciado el don <strong>de</strong> su gracia. Se permitió al mal<br />

que llegase a su madurez, y todo el mundo pudo palpar las consecuencias <strong>de</strong> este rechazamiento<br />

voluntario <strong>de</strong> la luz.<br />

La guerra que se hizo en Francia contra la Biblia durante tantos sig<strong>los</strong> llegó a su mayor grado en<br />

<strong>los</strong> días <strong>de</strong> la Revolución. Esa terrible insurrección <strong>de</strong>l pueblo no fue sino resultado natural <strong>de</strong> la<br />

supresión que Roma había hecho <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras. (Véase el Apéndice.) Fue la ilustración más<br />

elocuente que jamás presenciara el mundo, <strong>de</strong> las maquinaciones <strong>de</strong> la política papal, y una ilustración<br />

<strong>de</strong> <strong>los</strong> resultados hacia <strong>los</strong> cuales tendían durante más <strong>de</strong> mil años las enseñanzas <strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> Roma.<br />

La supresión <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras durante el período <strong>de</strong> la supremacía papal había sido predicha<br />

<strong>por</strong> <strong>los</strong> profetas; y el revelador había señalado también <strong>los</strong> terribles resultados que iba a tener<br />

especialmente para Francia el dominio "<strong>de</strong>l hombre <strong>de</strong> pecado."<br />

Dijo el ángel <strong>de</strong>l Señor: "Hollarán la Santa Ciudad, cuarenta y dos meses. Y daré autoridad a mis<br />

dos testigos, <strong>los</strong> cuales profetizarán mil doscientos sesenta días, vestidos <strong>de</strong> sacos.... Y cuando hayan<br />

acabado <strong>de</strong> dar su testimonio, la bestia que sube <strong>de</strong>l abismo hará guerra contra el<strong>los</strong>, y prevalecerá contra<br />

el<strong>los</strong>, y <strong>los</strong> matará. Y sus cuerpos muertos yacerán en la plaza <strong>de</strong> la gran ciudad, que se llama<br />

simbólicamente Sodoma y Egipto, en don<strong>de</strong> también el Señor <strong>de</strong> el<strong>los</strong> fue crucificado.... Y <strong>los</strong> que<br />

habitan sobre la tierra se regocijan sobre el<strong>los</strong>, y hacen fiesta, y se envían rega<strong>los</strong> <strong>los</strong> unos a <strong>los</strong> otros;<br />

<strong>por</strong>que estos dos profetas atormentaron a <strong>los</strong> que habitan sobre la tierra. Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>los</strong> tres días y<br />

medio, el espíritu <strong>de</strong> vida, venido <strong>de</strong> Dios, entró en el<strong>los</strong>, y se levantaron sobre sus pies: y cayó gran<br />

temor sobre <strong>los</strong> que lo vieron." (Apocalipsis 11: 2-11, V.M.) Los "cuarenta y dos meses" y <strong>los</strong> "mil<br />

doscientos sesenta días" <strong>de</strong>signan el mismo plazo, o sea el tiempo durante el cual la iglesia <strong>de</strong> Cristo iba<br />

a sufrir bajo la opresión <strong>de</strong> Roma. Los 1260 años <strong>de</strong>l dominio tem<strong>por</strong>al <strong>de</strong>l papa comenzaron en el año<br />

538 <strong>de</strong> J. C. y <strong>de</strong>bían terminar en 1798 (Véase el Apéndice.) En dicha fecha, entró en Roma un ejército<br />

francés que tomó preso al papa, el cual murió en el <strong>de</strong>stierro. A pesar <strong>de</strong> haberse elegido un nuevo papa<br />

al poco tiempo, la jerarquía pontificia no volvió a alcanzar el esplendor y po<strong>de</strong>río que antes tuviera.<br />

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