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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

aquel<strong>los</strong> que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan <strong>de</strong> dominar<strong>los</strong>. La obra <strong>de</strong> preparación<br />

es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la <strong>de</strong>voción <strong>de</strong> uno no suplirá la falta <strong>de</strong><br />

estas cualida<strong>de</strong>s en otro. Si bien todas las naciones <strong>de</strong>ben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él<br />

examinará el caso <strong>de</strong> cada individuo <strong>de</strong> un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en<br />

la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante.<br />

Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final <strong>de</strong> la expiación. Incalculables son <strong>los</strong><br />

intereses que ésta envuelve. <strong>El</strong> juicio se lleva ahora a<strong>de</strong>lante en el santuario celestial. Esta obra se viene<br />

realizando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hace muchos años. Pronto —nadie sabe cuándo— les tocará ser juzgados a <strong>los</strong> vivos.<br />

En la augusta presencia <strong>de</strong> Dios nuestras vidas <strong>de</strong>ben ser pasadas en revista. En éste más que en cualquier<br />

otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la amonestación <strong>de</strong>l Señor: "Velad y orad: <strong>por</strong>que<br />

no sabéis cuándo será el tiempo." "Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora<br />

vendré a ti." (S. Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3) Cuando que<strong>de</strong> concluida la obra <strong>de</strong>l juicio investigador,<br />

quedará también <strong>de</strong>cidida la suerte <strong>de</strong> todos para vida o para muerte. <strong>El</strong> tiempo <strong>de</strong> gracia terminará poco<br />

antes <strong>de</strong> que el Señor aparezca en las nubes <strong>de</strong>l cielo.<br />

Al mirar hacia ese tiempo, Cristo <strong>de</strong>clara en el Apocalipsis: " ¡<strong>El</strong> que es injusto, sea injusto aún;<br />

y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo! He aquí,<br />

yo vengo presto, y, mi galardón está conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra."<br />

(Apocalipsis 22: 11, I2, V.M.) Los justos y <strong>los</strong> impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado<br />

mortal, —<strong>los</strong> hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos el<strong>los</strong><br />

<strong>de</strong> que la <strong>de</strong>cisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes <strong>de</strong>l diluvio,<br />

<strong>de</strong>spués que Noé, hubo entrado en el arca, Dios le encerró en ella, <strong>de</strong>jando fuera a <strong>los</strong> impíos; pero <strong>por</strong><br />

espacio <strong>de</strong> siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba <strong>de</strong>cidida continuó en su indiferente<br />

búsqueda <strong>de</strong> placeres y se mofó <strong>de</strong> las advertencias <strong>de</strong>l juicio que le amenazaba. "Así —dice el<br />

Salvador— será también la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l hombre." (S. Mateo 24: 39.) Inadvertida como ladrón a<br />

medianoche, llegará la hora <strong>de</strong>cisiva que fija el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> cada uno, cuando será retirado <strong>de</strong>finitivamente<br />

el ofrecimiento <strong>de</strong> la gracia que se dirigiera a <strong>los</strong> culpables.<br />

"¡Velad pues; . . . no sea que viniendo <strong>de</strong> repente, os halle dormidos!" (S. Marcos 13: 35, 36, V.M.)<br />

Peligroso es el estado <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong> que cansados <strong>de</strong> velar, se vuelven a <strong>los</strong> atractivos <strong>de</strong>l mundo. Mientras<br />

que el hombre <strong>de</strong> negocios está absorto en el afán <strong>de</strong> lucro, mientras el amigo <strong>de</strong> <strong>los</strong> placeres corre tras<br />

el<strong>los</strong>, mientras la esclava <strong>de</strong> la moda está ataviándose, —pue<strong>de</strong>, llegar el momento en que el juez <strong>de</strong> toda<br />

la tierra pronuncie la sentencia: "Has sido pesado en la balanza y has sido hallado falto." (Daniel 5: 27,<br />

V.M.)<br />

* * * * * * *<br />

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