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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

pensando, como Robinson, que no era posible que hubiese sido recibida ya toda la luz que <strong>de</strong> la Palabra<br />

<strong>de</strong> Dios dimana. Williams "fue la primera persona <strong>de</strong>l cristianismo mo<strong>de</strong>rno que estableció el gobierno<br />

civil <strong>de</strong> acuerdo con la doctrina <strong>de</strong> la libertad <strong>de</strong> conciencia, y la igualdad <strong>de</strong> opiniones ante la ley." —<br />

Bancroft, parte 1, cap. 15. Sostuvo que era <strong>de</strong>ber <strong>de</strong> <strong>los</strong> magistrados restringir el crimen mas nunca regir<br />

la conciencia. Decía: <strong>El</strong> público o <strong>los</strong> magistrados pue<strong>de</strong>n fallar en lo que atañe a lo que <strong>los</strong> hombres se<br />

<strong>de</strong>ben unos a otros, pero cuando tratan <strong>de</strong> señalar a <strong>los</strong> hombres las obligaciones para con Dios, obran<br />

fuera <strong>de</strong> su lugar y no pue<strong>de</strong> haber seguridad alguna, pues resulta claro que si el magistrado tiene tal<br />

facultad, bien pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cretar hoy una opinión y mañana otra contraria, tal como lo hicieron en Inglaterra<br />

varios reyes y reinas, y en la iglesia romana <strong>los</strong> papas y <strong>los</strong> concilios, a tal extremo que la religión se ha<br />

convertido en una completa confusión. —Martyn, tomo 5, pág. 340.<br />

La asistencia a <strong>los</strong> cultos <strong>de</strong> la iglesia establecida era obligatoria so pena <strong>de</strong> multa o <strong>de</strong><br />

encarcelamiento. "Williams reprobó tal ley; la peor cláusula <strong>de</strong>l código inglés era aquella en la que se<br />

obligaba a todos a asistir a la iglesia parroquial. Consi<strong>de</strong>raba él que obligar a hombres <strong>de</strong> diferente credo<br />

a unirse entre sí, era una flagrante violación <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>rechos naturales <strong>de</strong>l hombre; forzar a concurrir a<br />

<strong>los</strong> cultos públicos a <strong>los</strong> irreligiosos e indiferentes era tan sólo exigirles que fueran hipócritas.... 'Ninguno<br />

—<strong>de</strong>cía él— <strong>de</strong>be ser obligado a practicar ni a sostener un culto contra su consentimiento.' '¡Cómo! —<br />

replicaban sus antagonistas, espantados <strong>de</strong> <strong>los</strong> principios expresados <strong>por</strong> Williams,— ¿ no es el obrero<br />

digno <strong>de</strong> su salario ? ' 'Sí —respondía él,— cuando ese salario se lo dan <strong>los</strong> que quieren ocuparle.' " —<br />

Bancroft, parte 1, cap. 15.<br />

Rogelio Williams era respetado y querido como ministro fiel, como hombre <strong>de</strong> raras dotes, <strong>de</strong><br />

intachable integridad y sincera benevolencia. Sin embargo, su actitud resuelta al negar que <strong>los</strong><br />

magistrados civiles tuviesen autoridad sobre la iglesia y al exigir libertad religiosa, no podía ser tolerada.<br />

Se creía que la aplicación <strong>de</strong> semejante nueva doctrina, alteraría el fundamento <strong>de</strong>l estado y el gobierno<br />

<strong>de</strong>l país. —Ibid. Le sentenciaron a ser <strong>de</strong>sterrado <strong>de</strong> las colonias y finalmente, para evitar que le<br />

arrestasen, se vio en la necesidad <strong>de</strong> huir en medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> rigores <strong>de</strong> un crudo invierno, y se refugió en<br />

las selvas vírgenes. "Durante catorce semanas —cuenta él,— anduve vagando en medio <strong>de</strong> la<br />

inclemencia <strong>de</strong>l invierno, careciendo en absoluto <strong>de</strong> pan y <strong>de</strong> cama." Pero "<strong>los</strong> cuervos me alimentaron<br />

en el <strong>de</strong>sierto," y el hueco <strong>de</strong> un árbol le servía frecuentemente <strong>de</strong> albergue. (Martyn, tomo 5, págs. 349,<br />

350.) Así prosiguió su penosa huída <strong>por</strong> entre la nieve y <strong>los</strong> bosques casi inaccesibles, hasta que encontró<br />

refugio en una tribu <strong>de</strong> indios cuya confianza y afecto se había ganado esforzándose <strong>por</strong> darles a conocer<br />

las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Evangelio. Después <strong>de</strong> varios meses <strong>de</strong> vida errante llegó al fin a orillas <strong>de</strong> la bahía <strong>de</strong><br />

Narragansett, don<strong>de</strong> echó <strong>los</strong> cimientos <strong>de</strong>l primer estado <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos mo<strong>de</strong>rnos que reconoció en el<br />

pleno sentido <strong>de</strong> la palabra <strong>los</strong> <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> la libertad religiosa. <strong>El</strong> principio fundamental <strong>de</strong> la colonia<br />

<strong>de</strong> Rogelio Williams, era "que cada hombre <strong>de</strong>bía tener libertad para adorar a Dios según el dictado <strong>de</strong><br />

su propia conciencia." —Id., pág. 354. Su pequeño estado, Rho<strong>de</strong> Island, vino a ser un lugar <strong>de</strong> refugio<br />

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