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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

que ellas. Si el lector quiere saber cuáles son <strong>los</strong> medios que se emplearán en la contienda <strong>por</strong> venir, no<br />

tiene más que leer la <strong>de</strong>scripción <strong>de</strong> <strong>los</strong> que Roma empleó con el mismo fin en sig<strong>los</strong> pasados. Si <strong>de</strong>sea<br />

saber cómo <strong>los</strong> papistas unidos a <strong>los</strong> protestantes proce<strong>de</strong>rán con <strong>los</strong> que rechacen sus dogmas, consi<strong>de</strong>re<br />

el espíritu que Roma manifestó contra el sábado y sus <strong>de</strong>fensores.<br />

<strong>Ed</strong>ictos reales, concilios generales y or<strong>de</strong>nanzas <strong>de</strong> la iglesia sostenidos <strong>por</strong> el po<strong>de</strong>r civil fueron<br />

<strong>los</strong> peldaños <strong>por</strong> medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales el día <strong>de</strong> fiesta pagano alcanzó su puesto <strong>de</strong> honor en el mundo<br />

cristiano. La primera medida pública que impuso la observancia <strong>de</strong>l domingo fue la ley promulgada <strong>por</strong><br />

Constantino. (Año 321 <strong>de</strong> J C.; véase el Apéndice.) Dicho edicto requería que <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong> las<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>scansaran en "el venerable día <strong>de</strong>l sol," pero permitía a <strong>los</strong> <strong>de</strong>l campo que prosiguiesen sus<br />

faenas agrícolas. A pesar <strong>de</strong> ser en realidad ley pagana, fue impuesta <strong>por</strong> el emperador <strong>de</strong>spués que hubo<br />

aceptado nominalmente el cristianismo. Como el mandato real no parecía substituir <strong>de</strong> un modo<br />

suficiente la autoridad divina, Eusebio, obispo que buscó el favor <strong>de</strong> <strong>los</strong> príncipes y amigo íntimo y<br />

adulador especial <strong>de</strong> Constantino, aseveró que Cristo había transferido el día <strong>de</strong> reposo <strong>de</strong>l sábado al<br />

domingo. No se pudo aducir una sola prueba <strong>de</strong> las Santas Escrituras en favor <strong>de</strong> la nueva doctrina.<br />

Eusebio mismo reconoce involuntariamente la falsedad <strong>de</strong> ella y señala a <strong>los</strong> verda<strong>de</strong>ros autores <strong>de</strong>l<br />

cambio. "Nosotros hemos transferido al domingo, día <strong>de</strong>l Señor —dice— todas las cosas que <strong>de</strong>bían<br />

hacerse en el sábado." —Roberto Cox, Sabbath Laws and Sabbath Duties, pág. 538. Pero <strong>por</strong> infundado<br />

que fuese el argumento en favor <strong>de</strong>l domingo, sirvió para envalentonar a <strong>los</strong> hombres y animar<strong>los</strong> a<br />

pisotear el sábado <strong>de</strong>l Señor. Todos <strong>los</strong> que <strong>de</strong>seaban ser honrados <strong>por</strong> el mundo aceptaron el día festivo<br />

popular.<br />

Con el afianzamiento <strong>de</strong>l papado fue enalteciéndose más y más la institución <strong>de</strong>l domingo. Por<br />

algún tiempo el pueblo siguió ocupándose en <strong>los</strong> trabajos agrícolas fuera <strong>de</strong> las horas <strong>de</strong> culto, y el<br />

séptimo día, o sábado, siguió siendo consi<strong>de</strong>rado como el día <strong>de</strong> reposo. Pero lenta y seguramente fue<br />

efectuándose el cambio. Se prohibió a <strong>los</strong> magistrados que fallaran en lo civil <strong>los</strong> domingos. Poco<br />

<strong>de</strong>spués se dispuso que todos sin distinción <strong>de</strong> clase social se abstuviesen <strong>de</strong>l trabajo ordinario, so pena<br />

<strong>de</strong> multa para <strong>los</strong> señores y <strong>de</strong> azotes para <strong>los</strong> siervos. Más tar<strong>de</strong> se <strong>de</strong>cretó que <strong>los</strong> ricos serían castigados<br />

con la pérdida <strong>de</strong> la mitad <strong>de</strong> sus bienes y que finalmente, si se obstinaban en <strong>de</strong>sobe<strong>de</strong>cer, se les hiciese<br />

esclavos. Los <strong>de</strong> las clases inferiores <strong>de</strong>bían sufrir <strong>de</strong>stierro perpetuo. Se recurrió también a <strong>los</strong> milagros.<br />

Entre otros casos maravil<strong>los</strong>os, se refería que un campesino que iba a labrar su campo en día domingo<br />

limpió su arado con un hierro que le penetró en la mano, y <strong>por</strong> dos años enteros no lo pudo sacar,<br />

"sufriendo con ello mucho dolor y vergüenza." —Francisco West, Historical and Practical Discourse on<br />

the Lord's Day, pág. 174. Más tar<strong>de</strong>, el papa or<strong>de</strong>nó que <strong>los</strong> sacerdotes <strong>de</strong>l campo amonestasen a <strong>los</strong> que<br />

violasen el domingo y <strong>los</strong> indujeran a venir a la iglesia para rezar, no fuese que atrajesen alguna gran<br />

calamidad sobre sí mismos y sobre sus vecinos. Un concilio eclesiástico adujo el argumento tan<br />

frecuentemente empleado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces, y hasta <strong>por</strong> <strong>los</strong> protestantes, <strong>de</strong> que en vista <strong>de</strong> que algunas<br />

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