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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

salvación. Pero <strong>los</strong> que rechazaron la verdad perdieron todo <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> obtener el don <strong>de</strong>l cielo. <strong>El</strong><strong>los</strong><br />

habían hecho "<strong>de</strong> la luz tinieblas, y <strong>de</strong> las tinieblas luz" hasta que la luz que había en el<strong>los</strong> se volvió<br />

tinieblas; y ¡cuán gran<strong>de</strong>s fueron aquellas tinieblas!<br />

Conviene a la política <strong>de</strong> Satanás que <strong>los</strong> hombres conserven las formas <strong>de</strong> religión, con tal que<br />

carezcan <strong>de</strong> piedad vital. Después <strong>de</strong> haber rechazado el Evangelio, <strong>los</strong> judíos siguieron conservando<br />

ansiosamente sus antiguos ritos, y guardaron intacto su exclusivismo nacional, mientras que el<strong>los</strong><br />

mismos no podían menos que confesar que la presencia <strong>de</strong> Dios ya no se manifestaba más entre el<strong>los</strong>.<br />

La profecía <strong>de</strong> Daniel señalaba <strong>de</strong> modo tan exacto el tiempo <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong>l Mesías y pre<strong>de</strong>cía tan a<br />

las claras su muerte, que el<strong>los</strong> trataban <strong>de</strong> <strong>de</strong>salentar el estudio <strong>de</strong> ella, y finalmente <strong>los</strong> rabinos<br />

pronunciaron una maldición sobre todos <strong>los</strong> que intentaran computar el tiempo. En su obcecación e<br />

impenitencia, el pueblo <strong>de</strong> Israel ha permanecido durante mil ochocientos años indiferente a <strong>los</strong><br />

ofrecimientos <strong>de</strong> salvación gratuita, así como a las bendiciones <strong>de</strong>l Evangelio, <strong>de</strong> modo que constituye<br />

una solemne y terrible advertencia <strong>de</strong>l peligro que se corre al rechazar la luz <strong>de</strong>l cielo. Don<strong>de</strong>quiera que<br />

esta causa exista, seguirán <strong>los</strong> mismos resultados. Quien <strong>de</strong>liberadamente mutila su conciencia <strong>de</strong>l <strong>de</strong>ber<br />

<strong>por</strong>que ella está en pugna con sus inclinaciones, acabará <strong>por</strong> per<strong>de</strong>r la facultad <strong>de</strong> distinguir entre la<br />

verdad y el error.<br />

La inteligencia se entenebrece, la conciencia se insensibiliza, el corazón se endurece, y el alma se<br />

aparta <strong>de</strong> Dios. Don<strong>de</strong> se <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ña o se <strong>de</strong>sprecia la verdad divina, la iglesia se verá envuelta en tinieblas;<br />

la fe y el amor se enfriarán, y entrarán el <strong>de</strong>svío y la disensión. Los miembros <strong>de</strong> las iglesias concentran<br />

entonces sus intereses y energías en asuntos mundanos, y <strong>los</strong> pecadores se endurecen en su impenitencia.<br />

<strong>El</strong> mensaje <strong>de</strong>l primer ángel en el capítulo 14 <strong>de</strong>l Apocalipsis, que anuncia la hora <strong>de</strong>l juicio <strong>de</strong> Dios y<br />

que exhorta a <strong>los</strong> hombres a que le teman y adoren, tenía <strong>por</strong> objeto separar <strong>de</strong> las influencias corruptoras<br />

<strong>de</strong>l mundo al pueblo que profesaba ser <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>spertarlo para que viera su verda<strong>de</strong>ro estado <strong>de</strong><br />

mundanalidad y apostasía. Con este mensaje Dios había enviado a la iglesia un aviso que, <strong>de</strong> ser aceptado,<br />

habría curado <strong>los</strong> males que la tenían apartada <strong>de</strong> él. Si <strong>los</strong> cristianos hubiesen recibido el mensaje <strong>de</strong>l<br />

cielo, humillándose ante el Señor y tratando sinceramente <strong>de</strong> prepararse para comparecer ante su<br />

presencia, el Espíritu y el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Dios se habrían manifestado entre el<strong>los</strong>. La iglesia habría vuelto a<br />

alcanzar aquel bendito estado <strong>de</strong> unidad, fe y amor que existía en tiempos apostólicos, cuando "la<br />

muchedumbre <strong>de</strong> <strong>los</strong> creyentes era <strong>de</strong> un mismo corazón y <strong>de</strong> una misma alma," y "hablaron la Palabra<br />

<strong>de</strong> Dios con <strong>de</strong>nuedo," cuando "el Señor añadía a la iglesia <strong>los</strong> salvados, <strong>de</strong> día en día." (Hechos 4: 32,<br />

31; 2: 47, V.M.) Si <strong>los</strong> que profesan pertenecer a Dios recibiesen la luz tal cual brilla sobre el<strong>los</strong> al<br />

dimanar <strong>de</strong> su Palabra, alcanzarían esa unidad <strong>por</strong> la cual oró Cristo y que el apóstol <strong>de</strong>scribe como "la<br />

unidad <strong>de</strong>l Espíritu en el vínculo <strong>de</strong> la paz." "Hay —dice— un mismo cuerpo, y un mismo espíritu, así<br />

como fuisteis llamados en una misma esperanza <strong>de</strong> vuestra vocación; un mismo Señor, una misma fe,<br />

un mismo bautismo." (Efesios 4: 3-5, V.M.)<br />

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