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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

cercana llegada. Infundía un sentimiento <strong>de</strong> confianza y seguridad mal fundado, y llevó a muchos a<br />

<strong>de</strong>scuidar la preparación necesaria para ir al encuentro <strong>de</strong> su Señor.<br />

Miller encontró que la venida verda<strong>de</strong>ra y personal <strong>de</strong> Cristo está claramente enseñada en las<br />

Santas Escrituras. San Pablo dice: <strong>El</strong> Señor mismo <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l cielo con mandato soberano, con la<br />

voz <strong>de</strong>l arcángel y con trompeta <strong>de</strong> Dios. Y el Salvador <strong>de</strong>clara que "verán al Hijo <strong>de</strong>l hombre viniendo<br />

sobre las nubes <strong>de</strong>l cielo, con po<strong>de</strong>r y gran<strong>de</strong> gloria." "Porque como el relámpago sale <strong>de</strong>l oriente, y se<br />

ve lucir hasta el occi<strong>de</strong>nte, así será la venida <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong>l hombre." Será acompañado <strong>por</strong> todas las<br />

huestes <strong>de</strong>l cielo, pues "el Hijo <strong>de</strong>l hombre" vendrá "en su gloria, y todos <strong>los</strong> ángeles con él." "Y enviará<br />

sus ángeles con gran<strong>de</strong> estruendo <strong>de</strong> trompeta, <strong>los</strong> cuales juntarán a sus escogidos." (1 Tesalonicenses 4:<br />

16; S. Mateo 24: 30, 27, 31; 25: 31, V.M.) A su venida <strong>los</strong> justos muertos resucitarán, y <strong>los</strong> justos que<br />

estuvieren aún vivos serán mudados. "No todos dormiremos —dice Pablo,— mas todos seremos<br />

mudados, en un momento, en un abrir <strong>de</strong> ojos, al sonar la última trompeta: <strong>por</strong>que sonará la trompeta, y<br />

<strong>los</strong> muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos mudados. Porque es necesario que este cuerpo<br />

corruptible se revista <strong>de</strong> incorrupción, y que este cuerpo mortal se revista <strong>de</strong> inmortalidad." (1 Corintios<br />

15: 5153, V.M.) Y en 1 Tesalonicenses 4: 16, 17, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir la venida <strong>de</strong>l Señor, dice: "Los<br />

muertos en Cristo se levantarán primero; luego, nosotros <strong>los</strong> vivientes, <strong>los</strong> que hayamos quedado,<br />

seremos arrebatados juntamente con el<strong>los</strong> a las nubes, al encuentro <strong>de</strong>l Señor, en el aire; y así estaremos<br />

siempre con el Señor."<br />

<strong>El</strong> pueblo <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong> recibir el reino antes que se realice el advenimiento personal <strong>de</strong> Cristo.<br />

<strong>El</strong> Señor había dicho: Cuando el Hijo <strong>de</strong>l hombre venga en su gloria, y todos <strong>los</strong> ángeles con él, entonces<br />

se sentará sobre el trono <strong>de</strong> su gloria; y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él serán juntadas todas las naciones; y apartará a <strong>los</strong><br />

hombres unos <strong>de</strong> otros, como el pastor aparta las ovejas <strong>de</strong> las cabras: y pondrá las ovejas a su <strong>de</strong>recha,<br />

y las cabras a la izquierda. Entonces dirá el Rey a <strong>los</strong> que estarán a su <strong>de</strong>recha: ¡ Venid, benditos <strong>de</strong> mi<br />

Padre, poseed el reino <strong>de</strong>stinado para vosotros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la fundación <strong>de</strong>l mundo! (S. Mateo 25: 31 - 34,<br />

V.M.) Hemos visto <strong>por</strong> <strong>los</strong> pasajes que acabamos <strong>de</strong> citar que cuando venga el Hijo <strong>de</strong>l hombre, <strong>los</strong><br />

muertos serán resucitados incorruptibles, y que <strong>los</strong> vivos serán mudados. Este gran cambio <strong>los</strong> preparará<br />

para recibir el reino; pues San Pablo dice: "La carne y la sangre no pue<strong>de</strong>n heredar el reino <strong>de</strong> Dios, ni<br />

la corrupción hereda la incorrupción." (1 Corintios 15: 50, V.M.)<br />

En su estado presente el hombre es mortal, corruptible; pero el reino <strong>de</strong> Dios será incorruptible y<br />

sempiterno. Por lo tanto, en su estado presente el hombre no pue<strong>de</strong> entrar en el reino <strong>de</strong> Dios. Pero<br />

cuando venga Jesús, conce<strong>de</strong>rá la inmortalidad a su pueblo; y luego <strong>los</strong> llamará a poseer el reino, <strong>de</strong>l<br />

que hasta aquí sólo han sido presuntos here<strong>de</strong>ros. Estos y otros pasajes bíblicos probaron claramente a<br />

Miller que <strong>los</strong> acontecimientos que generalmente se esperaba que se verificasen antes <strong>de</strong> la venida <strong>de</strong><br />

Cristo, tales como el reino universal <strong>de</strong> la paz y el establecimiento <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Dios en la tierra, <strong>de</strong>bían<br />

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