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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

"¡Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos!" (Romanos 11: 33.) No obstante<br />

po<strong>de</strong>mos compren<strong>de</strong>r lo bastante su modo <strong>de</strong> tratar con nosotros y <strong>los</strong> motivos que le hacen obrar como<br />

obra, para reconocer un amor y una misericordia infinitos unidos a un po<strong>de</strong>r sin límites. Nuestro Padre<br />

celestial dirige todas las cosas con sabiduría y justicia, y no <strong>de</strong>bemos vivir <strong>de</strong>scontentos ni <strong>de</strong>sconfiados,<br />

sino inclinarnos en reverente sumisión. <strong>El</strong> nos revelará sus <strong>de</strong>signios en la medida en que su<br />

conocimiento sea para nuestro bien, y en cuanto a lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong>bemos confiar en Aquel cuya mano es<br />

omnipotente y cuyo corazón rebosa <strong>de</strong> amor. Si bien es cierto que Dios ha dado pruebas evi<strong>de</strong>ntes para<br />

la fe, él no quitará jamás todas las excusas que pueda haber para la incredulidad. Todos <strong>los</strong> que buscan<br />

motivos <strong>de</strong> duda <strong>los</strong> encontrarán. Y todos <strong>los</strong> que rehusan, aceptar la Palabra <strong>de</strong> Dios y obe<strong>de</strong>cerla antes<br />

que toda objeción haya sido apartada y que no se encuentre más motivo <strong>de</strong> duda, no llegarán jamás a la<br />

luz.<br />

La <strong>de</strong>sconfianza hacia Dios es producto natural <strong>de</strong>l corazón irregenerado, que está en enemistad<br />

con él. Pero la fe es inspirada <strong>por</strong> el Espíritu Santo y no florecerá más que a medida que se la fomente.<br />

Nadie pue<strong>de</strong> robustecer su fe sin un esfuerzo <strong>de</strong>terminado. La incredulidad también se robustece a<br />

medida que se la estimula; y si <strong>los</strong> hombres, en lugar <strong>de</strong> meditar en las evi<strong>de</strong>ncias que Dios les ha dado<br />

para sostener su fe, se permiten ponerlo todo en tela <strong>de</strong> juicio y entregarse a cavilaciones, verán<br />

confirmarse más y más sus dudas. Pero <strong>los</strong> que dudan <strong>de</strong> las promesas <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong>sconfían <strong>de</strong> las<br />

segurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su gracia, le <strong>de</strong>shonran; y su influencia, en lugar <strong>de</strong> atraer a otros hacia Cristo, tien<strong>de</strong> a<br />

apartar<strong>los</strong> <strong>de</strong> él; son como <strong>los</strong> árboles estériles que extien<strong>de</strong>n a lo lejos sus tupidas ramas, las cuales<br />

privan <strong>de</strong> la luz <strong>de</strong>l sol a otras plantas y hacen que éstas langui<strong>de</strong>zcan y mueran bajo la fría sombra. La<br />

carrera <strong>de</strong> esas personas resultara como un acto continuo <strong>de</strong> acusación contra ellas. Las semillas <strong>de</strong> duda<br />

y escepticismo que están propagando producirán infaliblemente su cosecha.<br />

No hay más que una línea <strong>de</strong> conducta que puedan seguir <strong>los</strong> que <strong>de</strong>sean sinceramente librarse<br />

<strong>de</strong> las dudas. En lugar <strong>de</strong> ponerlo todo en tela <strong>de</strong> juicio y <strong>de</strong> entregarse a cavilaciones acerca <strong>de</strong> cosas<br />

que no entien<strong>de</strong>n, presten atención a la luz que ya está brillando en el<strong>los</strong> y recibirán aún más luz.<br />

Cumplan todo <strong>de</strong>ber que su inteligencia ha entendido y así se pondrán en condición <strong>de</strong> compren<strong>de</strong>r y<br />

realizar también <strong>los</strong> <strong>de</strong>beres respecto a <strong>los</strong> cuales les quedan dudas. Satanás pue<strong>de</strong> presentar una<br />

impostura tan parecida a la verdad, que engañe a todos <strong>los</strong> que están dispuestos, a ser engañados y que<br />

retroce<strong>de</strong>n ante la abnegación y <strong>los</strong> sacrificios reclamados <strong>por</strong> la verdad; pero no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong> ningún modo<br />

retener en su po<strong>de</strong>r una sola alma que <strong>de</strong>see sinceramente y a todo trance conocer la verdad. Cristo es la<br />

verdad y "la luz verda<strong>de</strong>ra, que alumbra a todo hombre que viene a este mundo." (S. Juan 1: 9.) <strong>El</strong><br />

espíritu <strong>de</strong> verdad ha sido enviado para guiar a <strong>los</strong> hombres en toda: verdad. Y la siguiente <strong>de</strong>claración<br />

ha sido hecha bajo la autoridad <strong>de</strong>l Hijo <strong>de</strong> Dios: "Buscad, y hallaréis." "<strong>El</strong> que quisiere hacer su voluntad<br />

[<strong>de</strong>l Padre], conocerá <strong>de</strong> la doctrina." (S. Mateo 7: 7; 8. Juan 7: 17.)<br />

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