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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Dilucidado así el asunto, cualquiera que pisotee la ley <strong>de</strong> Dios para obe<strong>de</strong>cer una or<strong>de</strong>nanza<br />

humana, recibe la marca <strong>de</strong> la bestia; acepta el signo <strong>de</strong> sumisión al po<strong>de</strong>r al cual prefiere obe<strong>de</strong>cer en<br />

lugar <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer a Dios. La amonestación <strong>de</strong>l cielo dice así: "¡Si alguno adora a la bestia y a su imagen,<br />

y recibe su marca en su frente, o en su mano, él también beberá <strong>de</strong>l vino <strong>de</strong> la ira <strong>de</strong> Dios, que está<br />

preparado sin mezcla alguna en el cáliz <strong>de</strong> su ira!" (Apocalipsis 14: 9, 10, V.M.) Pero nadie sufrirá la ira<br />

<strong>de</strong> Dios antes que la verdad haya sido presentada a su espíritu y a su conciencia, y que la haya rechazado.<br />

Hay muchas personas que no han tenido jamás o<strong>por</strong>tunidad <strong>de</strong> oír las verda<strong>de</strong>s especiales para nuestros<br />

tiempos. La obligación <strong>de</strong> observar el cuarto mandamiento no les ha sido jamás presentada bajo su<br />

verda<strong>de</strong>ra luz. Aquel que lee en todos <strong>los</strong> corazones y prueba todos <strong>los</strong> móviles no <strong>de</strong>jará que nadie que<br />

<strong>de</strong>see conocer la verdad sea engañado en cuanto al resultado final <strong>de</strong> la controversia. <strong>El</strong> <strong>de</strong>creto no será<br />

impuesto estando el pueblo a ciegas. Cada cual tendrá la luz necesaria para tomar una resolución<br />

consciente.<br />

<strong>El</strong> sábado será la gran piedra <strong>de</strong> toque <strong>de</strong> la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido.<br />

Cuando esta piedra <strong>de</strong> toque les sea aplicada finalmente a <strong>los</strong> hombres, entonces se trazará la línea <strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>marcación entre <strong>los</strong> que sirven a Dios y <strong>los</strong> que no le sirven. Mientras la observancia <strong>de</strong>l falso día <strong>de</strong><br />

reposo (domingo), en obe<strong>de</strong>cimiento a la ley <strong>de</strong>l estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una<br />

<strong>de</strong>claración <strong>de</strong> obediencia a un po<strong>de</strong>r que está en oposición a Dios, la observancia <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro día <strong>de</strong><br />

reposo (sábado), en obediencia a la ley <strong>de</strong> Dios, será señal evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la lealtad al Creador.<br />

Mientras que una clase <strong>de</strong> personas, al acepta el signo <strong>de</strong> la sumisión a <strong>los</strong> po<strong>de</strong>res <strong>de</strong>l mundo,<br />

recibe la marca <strong>de</strong> la bestia, la otra, <strong>por</strong> haber escogido el signo <strong>de</strong> obediencia a la autoridad divina,<br />

recibirá el sello <strong>de</strong> Dios. Hasta ahora se ha solido consi<strong>de</strong>rar a <strong>los</strong> predicadores <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l<br />

mensaje <strong>de</strong>l tercer ángel como meros alarmistas. Sus predicciones <strong>de</strong> que la intolerancia religiosa<br />

adquiriría dominio en <strong>los</strong> Estados Unidos <strong>de</strong> Norteamérica, <strong>de</strong> que la iglesia y el estado se unirían en ese<br />

país para perseguir a <strong>los</strong> observadores <strong>de</strong> <strong>los</strong> mandamientos <strong>de</strong> Dios, han sido <strong>de</strong>claradas absurdas y sin<br />

fundamento. Se ha <strong>de</strong>clarado osadamente que ese país no podría jamás <strong>de</strong>jar <strong>de</strong> ser lo que ha sido: el<br />

<strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la libertad religiosa. Pero, a medida que se va agitando más ampliamente la cuestión <strong>de</strong> la<br />

observancia obligatoria <strong>de</strong>l domingo, se ve acercarse la realización <strong>de</strong>l acontecimiento hasta ahora<br />

tenido <strong>por</strong> inverosímil, y el tercer mensaje producirá un efecto que no habría podido producir antes.<br />

En cada generación Dios envió siervos suyos para reprobar el pecado tanto en el mundo como en<br />

la iglesia. Pero <strong>los</strong> hombres <strong>de</strong>sean que se les digan cosas agradables, y no gustan <strong>de</strong> la verdad clara y<br />

pura. Muchos reformadores, al principiar su obra, resolvieron proce<strong>de</strong>r con gran pru<strong>de</strong>ncia al atacar <strong>los</strong><br />

pecados <strong>de</strong> la iglesia y <strong>de</strong> la nación. Esperaban que mediante el ejemplo <strong>de</strong> una vida cristiana y pura,<br />

llevarían <strong>de</strong> nuevo al pueblo a las doctrinas <strong>de</strong> la Biblia. Pero el Espíritu <strong>de</strong> Dios vino sobre el<strong>los</strong> como<br />

había venido sobre <strong>El</strong>ías, impeliéndole a censurar <strong>los</strong> pecados <strong>de</strong> un rey malvado y <strong>de</strong> un pueblo apóstata;<br />

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