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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

causa <strong>de</strong> Jesús sufrieron oposición, odio y calumnias. Le siguieron a través <strong>de</strong> luchas dolorosas; se<br />

negaron a sí mismos y experimentaron amargos <strong>de</strong>sengaños. Por su propia dolorosa experiencia<br />

conocieron <strong>los</strong> males <strong>de</strong>l pecado, su po<strong>de</strong>r, la culpabilidad que entraña y su maldición; y lo miran con<br />

horror. Al darse cuenta <strong>de</strong> la magnitud <strong>de</strong>l sacrificio hecho para curarlo, se sienten humillados ante sí<br />

mismos, y sus corazones se llenan <strong>de</strong> una gratitud y alabanza que no pue<strong>de</strong>n apreciar <strong>los</strong> que nunca<br />

cayeron. Aman mucho <strong>por</strong>que se les ha perdonado mucho. Habiendo participado <strong>de</strong> <strong>los</strong> sufrimientos <strong>de</strong><br />

Cristo, están en condición <strong>de</strong> participar <strong>de</strong> su gloria.<br />

Los here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Dios han venido <strong>de</strong> buhardillas, chozas, cárceles, cadalsos, montañas, <strong>de</strong>siertos,<br />

cuevas <strong>de</strong> la tierra, y <strong>de</strong> las cavernas <strong>de</strong>l mar. En la tierra fueron "pobres, angustiados, maltratados."<br />

Millones bajaron a la tumba cargados <strong>de</strong> infamia, <strong>por</strong>que se negaron terminantemente a ce<strong>de</strong>r a las<br />

pretensiones engañosas <strong>de</strong> Satanás. Los tribunales humanos <strong>los</strong> sentenciaron como a <strong>los</strong> más viles<br />

criminales. Pero ahora "Dios es el juez." (Salmo 50:6.) Ahora <strong>los</strong> fal<strong>los</strong> <strong>de</strong> la tierra son invertidos.<br />

"Quitará la afrenta <strong>de</strong> su pueblo." (Isaías 25: 8.) "Y llamarles han Pueblo Santo, Redimidos <strong>de</strong> Jehová."<br />

<strong>El</strong> ha dispuesto "darles gloria en lugar <strong>de</strong> ceniza, óleo <strong>de</strong> gozo en lugar <strong>de</strong>l luto, manto <strong>de</strong> alegría en<br />

lugar <strong>de</strong>l espíritu angustiado." (Isaías 62: 12; 61: 3.) Ya no seguirán siendo débiles, afligidos, dispersos<br />

y oprimidos. De aquí en a<strong>de</strong>lante estarán siempre con el Señor. Están ante el trono, más ricamente<br />

vestidos que jamás lo fueron <strong>los</strong> personajes más honrados <strong>de</strong> la tierra. Están coronados con dia<strong>de</strong>mas<br />

más gloriosas que las que jamás ciñeron <strong>los</strong> monarcas <strong>de</strong> la tierra. Pasaron para siempre <strong>los</strong> días <strong>de</strong><br />

sufrimiento y llanto. <strong>El</strong> Rey <strong>de</strong> gloria ha secado las lágrimas <strong>de</strong> todos <strong>los</strong> semblantes; toda causa <strong>de</strong> pesar<br />

ha sido alejada. Mientras agitan las palmas, <strong>de</strong>jan oír un canto <strong>de</strong> alabanza, claro, dulce y armonioso;<br />

cada voz se une a la melodía, hasta que entre las bóvedas <strong>de</strong>l cielo repercute el clamor: "Salvación a<br />

nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cor<strong>de</strong>ro." "Amén: La bendición y la gloria y la<br />

sabiduría, y la acción <strong>de</strong> gracias y la honra y la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre<br />

jamás." (Apocalipsis 7: 10, 12.)<br />

En esta vida, po<strong>de</strong>mos apenas empezar a compren<strong>de</strong>r el tema maravil<strong>los</strong>o <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción. Con<br />

nuestra inteligencia limitada po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar con todo fervor la ignominia y la gloria, la vida y la<br />

muerte, la justicia y la misericordia que se tocan en la cruz; pero ni con la mayor tensión <strong>de</strong> nuestras<br />

faculta<strong>de</strong>s mentales llegamos a compren<strong>de</strong>r todo su significado. La largura y anchura, la profundidad y<br />

altura <strong>de</strong>l amor re<strong>de</strong>ntor se compren<strong>de</strong>n tan sólo confusamente. <strong>El</strong> plan <strong>de</strong> la re<strong>de</strong>nción no se enten<strong>de</strong>rá<br />

<strong>por</strong> completo ni siquiera cuando <strong>los</strong> rescatados vean como serán vistos el<strong>los</strong> mismos y conozcan como<br />

serán conocidos; pero a través <strong>de</strong> las eda<strong>de</strong>s sin fin, nuevas verda<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>splegarán continuamente ante<br />

la mente admirada y <strong>de</strong>leitada. Aunque las aflicciones, las penas y las tentaciones terrenales hayan<br />

concluido, y aunque la causa <strong>de</strong> ellas haya sido suprimida, el pueblo <strong>de</strong> Dios tendrá siempre un<br />

conocimiento claro e inteligente <strong>de</strong> lo que costó su salvación.<br />

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