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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

naciones! se esparcen también como polvo las montañas sempiternas, se hun<strong>de</strong>n <strong>los</strong> collados eternos;<br />

¡suyos son <strong>los</strong> sen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la eternidad!" "Para que cabalgues sobre tus cabal<strong>los</strong>, sobre tus carros <strong>de</strong><br />

salvación." "¡Te ven las montañas, y se retuercen en angustia: . . . el abismo da su voz y levanta en alto<br />

sus manos! ¡<strong>El</strong> sol y la luna se paran en sus moradas! a la luz <strong>de</strong> sus flechas pasan a<strong>de</strong>lante, al brillo <strong>de</strong><br />

su relumbrante lanza." "Sales para la salvación <strong>de</strong> tu pueblo, para la salvación <strong>de</strong> tu ungido." (Habacuc<br />

3: 3 - 13, V.M.) Cuando el Señor estuvo a punto <strong>de</strong> separarse <strong>de</strong> sus discípu<strong>los</strong>, <strong>los</strong> consoló en su<br />

aflicción asegurándoles que volvería: "¡No se turbe vuestro corazón! . . . En la casa <strong>de</strong> mi Padre muchas<br />

moradas hay; . . . voy a prepararos el lugar. Y si yo fuere y os preparare el lugar, vendré otra vez, y os<br />

recibiré conmigo." "Cuando el Hijo <strong>de</strong>l hombre vendrá en su gloria, y todos <strong>los</strong> ángeles con él, entonces<br />

se sentará sobre el trono <strong>de</strong> su gloria; y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él serán juntadas todas las naciones." (S. Juan 14: 1-<br />

3; S. Mateo 25: 31, 32, V.M.) Los ángeles que estuvieron en el Monte <strong>de</strong> <strong>los</strong> Olivos <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />

ascensión <strong>de</strong> Cristo, repitieron a <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> la promesa <strong>de</strong> volver que él les hiciera: "Este mismo<br />

Jesús que ha sido tomado <strong>de</strong> vosotros arriba al cielo, así vendrá <strong>de</strong>l mismo modo que le habéis visto ir<br />

al cielo." Y el apóstol Pablo, hablando <strong>por</strong> inspiración, asegura: "<strong>El</strong> Señor mismo <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>rá <strong>de</strong>l cielo<br />

con mandato soberano, con la voz <strong>de</strong>l arcángel y con trompeta <strong>de</strong> Dios." <strong>El</strong> profeta <strong>de</strong> Patmos dice: "¡He<br />

aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá!" (Hechos 1: 11; 1 Tesalonicenses 4: 16; Apocalipsis 1:<br />

7, V.M.)<br />

En torno <strong>de</strong> su venida se agrupan las glorias <strong>de</strong> la restauración <strong>de</strong> todas las cosas, <strong>de</strong> la cual habló<br />

Dios <strong>por</strong> boca <strong>de</strong> sus santos profetas, que ha habido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la antigüedad." Entonces será quebrantado el<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l mal que tanto tiempo duró; "¡el reino <strong>de</strong>l mundo" vendrá "a ser el reino <strong>de</strong> nuestro Señor y <strong>de</strong><br />

su Cristo; y él reinará para siempre jamás!" "¡Será manifestada la gloria <strong>de</strong> Jehová, y la verá toda carne<br />

juntamente!" "Jehová hará crecer justicia y alabanza en presencia <strong>de</strong> todas las naciones." <strong>El</strong> "será corona<br />

<strong>de</strong> gloria y dia<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> hermosura para el resto <strong>de</strong> su pueblo." (Hechos 3: 21; Apocalipsis 11: 15; Isaías<br />

40: 5; 61:11; 28: 5, V.M.) Entonces el reino <strong>de</strong> paz <strong>de</strong>l Mesías esperado <strong>por</strong> tan largo tiempo, será<br />

establecido <strong>por</strong> toda la tierra. "Jehová ha consolado a Sión, ha consolado todas sus <strong>de</strong>solaciones; y ha<br />

convertido su <strong>de</strong>sierto en un <strong>Ed</strong>én, y su soledad en jardín <strong>de</strong> Jehová." "La gloria <strong>de</strong>l Líbano le será dada,<br />

la hermosura <strong>de</strong>l Carmelo y <strong>de</strong> Sarón." "Ya no serás llamada Azuba [Dejada], y tu tierra en a<strong>de</strong>lante no<br />

será llamada Asolamiento; sino que serás llamada Héfzi-ba [mi <strong>de</strong>leite en ella], y tu tierra, Beúla<br />

[Casada]." "De la manera que el novio se regocija sobre la novia, así tu Dios se regocijará sobre ti. (Isaías<br />

51: 3; 35: 2; 62: 4, 5, V.M.)<br />

La venida <strong>de</strong>l Señor ha sido en todo tiempo la esperanza <strong>de</strong> sus verda<strong>de</strong>ros discípu<strong>los</strong>. La promesa<br />

que hizo el Salvador al <strong>de</strong>spedirse en el Monte <strong>de</strong> <strong>los</strong> Olivos, <strong>de</strong> que volvería, iluminó el <strong>por</strong>venir para<br />

sus discípu<strong>los</strong> al llenar sus corazones <strong>de</strong> una alegría y una esperanza que las penas no podían apagar ni<br />

las pruebas disminuir. Entre <strong>los</strong> sufrimientos y las persecuciones, "el aparecimiento en gloria <strong>de</strong>l gran<br />

Dios y Salvador nuestro, Jesucristo" era la "esperanza bienaventurada." Cuando <strong>los</strong> cristianos <strong>de</strong><br />

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