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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

me matan, no ceses <strong>de</strong> enseñar la verdad y permanecer firme en ella.... Trabaja en mi lugar. Si tú vives,<br />

poco im<strong>por</strong>ta que yo perezca." —Id., cap. 7. Los estudiantes y <strong>los</strong> vecinos que se habían reunido para<br />

ver partir a Lutero estaban hondamente conmovidos. Una multitud <strong>de</strong> personas cuyos corazones habían<br />

sido tocados <strong>por</strong> el Evangelio le <strong>de</strong>spidieron con llantos. Así salieron <strong>de</strong> Wittenberg el reformador y sus<br />

acompañantes.<br />

En el camino notaron que siniestros presentimientos embargaban <strong>los</strong> corazones <strong>de</strong> cuantos<br />

hallaban al paso. En algunos puntos no les mostraron atención alguna. En uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong> don<strong>de</strong> pernoctaron,<br />

un sacerdote amigo manifestó sus temores al reformador, enseñándole el retrato <strong>de</strong> un reformador<br />

italiano que había pa<strong>de</strong>cido el martirio. A la mañana siguiente se supo que <strong>los</strong> escritos <strong>de</strong> Lutero habían<br />

sido con<strong>de</strong>nados en Worms. Los pregoneros <strong>de</strong>l emperador publicaban su <strong>de</strong>creto y obligaban al pueblo<br />

a que entregase a <strong>los</strong> magistrados las obras <strong>de</strong>l reformador. <strong>El</strong> heraldo, temiendo <strong>por</strong> la seguridad <strong>de</strong><br />

Lutero en la dieta y creyendo que ya empezaba a cejar en su propósito <strong>de</strong> acudir a la dieta, le preguntó<br />

si estaba aún resuelto a seguir a<strong>de</strong>lante. Lutero contestó: "¡Aunque se me ha puesto entredicho en todas<br />

las ciuda<strong>de</strong>s, continuaré !" —Ibid. En Erfurt, Lutero fue recibido con honra. Ro<strong>de</strong>ado <strong>por</strong> multitu<strong>de</strong>s que<br />

le admiraban, cruzó aquellas mismas calles que antes recorriera tan a menudo con su bolsa <strong>de</strong> limosnero.<br />

Visitó la celda <strong>de</strong> su convento y meditó en las luchas mediante las cuales la luz que ahora inundaba<br />

Alemania había penetrado en su alma. Deseaban oírle predicar. Esto le era prohibido, pero el heraldo<br />

dio su consentimiento y el mismo que había sido fraile sirviente <strong>de</strong>l convento ocupó ahora el púlpito.<br />

Habló a la vasta concurrencia <strong>de</strong> las palabras <strong>de</strong> Cristo: La paz sea con vosotros." "Los filósofos<br />

—dijo— doctores y escritores han intentado <strong>de</strong>mostrar cómo pue<strong>de</strong> el hombre alcanzar la vida eterna, y<br />

no lo han conseguido. Yo os lo explicaré ahora.... Dios resucitó a un Hombre, a Jesucristo nuestro Señor,<br />

<strong>por</strong> quien anonada la muerte, <strong>de</strong>struye el pecado y cierra las puertas <strong>de</strong>l infierno. He aquí la obra <strong>de</strong><br />

salvación.... ¡Jesucristo venció! ¡he aquí la grata nueva! y somos salvos <strong>por</strong> su obra, y no <strong>por</strong> las<br />

nuestras.... Nuestro Señor Jesucristo dice: '¡La paz sea con vosotros! mirad mis manos;' es <strong>de</strong>cir: Mira,<br />

¡oh hombre! yo soy, yo solo soy quien he borrado tus pecados y te he rescatado. ¡Por esto tienes ahora<br />

la paz! dice el Señor." Y siguió explicando cómo la verda<strong>de</strong>ra fe se manifiesta en una vida santa: "Puesto<br />

que Dios nos ha salvado, obremos <strong>de</strong> un modo digno <strong>de</strong> su aprobación. ¿Eres rico? Sirvan tus bienes a<br />

<strong>los</strong> pobres. ¿Eres pobre? Tu labor sirva a <strong>los</strong> ricos. Si tu trabajo no es útil más que para ti mismo, el<br />

servicio que preten<strong>de</strong>s hacer a Dios no es más que mentira." —Ibid.<br />

<strong>El</strong> pueblo escuchaba embelesado. <strong>El</strong> pan <strong>de</strong> vida fue repartido a aquellas almas hambrientas.<br />

Cristo fue ensalzado ante ellas <strong>por</strong> encima <strong>de</strong> papas, legados, emperadores y reyes. No dijo Lutero una<br />

palabra tocante a su peligrosa situación. No quería hacerse objeto <strong>de</strong> <strong>los</strong> pensamientos y <strong>de</strong> las simpatías.<br />

En la contemplación <strong>de</strong> Cristo se perdía <strong>de</strong> vista a sí mismo. Se ocultaba <strong>de</strong>trás <strong>de</strong>l Hombre <strong>de</strong>l Calvario<br />

y sólo procuraba presentar a Jesús como Re<strong>de</strong>ntor <strong>de</strong> <strong>los</strong> pecadores. <strong>El</strong> reformador prosiguió su viaje<br />

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