19.10.2016 Views

El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

"sacrificio vivo, santo, acepto a Dios." Para ello, todas sus faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong>ben conservarse en la mejor<br />

condición posible. Toda costumbre que tienda a <strong>de</strong>bilitar la fuerza física o mental incapacita al hombre<br />

para el servicio <strong>de</strong> su Creador. ¿Y se complacerá Dios con menos <strong>de</strong> lo mejor que podamos ofrecerle?<br />

Cristo dijo: "Amarás al Señor tu Dios <strong>de</strong> todo tu corazón." Los que aman a Dios <strong>de</strong> todo corazón <strong>de</strong>searán<br />

darle el mejor servicio <strong>de</strong> su vida y tratarán siempre <strong>de</strong> poner todas las faculta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su ser en armonía<br />

con las leyes que aumentarán su aptitud para hacer su voluntad. No <strong>de</strong>bilitarán ni mancharán la ofrenda<br />

que presentan a su Padre celestial abandonándose a sus apetitos o pasiones.<br />

San Pedro dice: "Os ruego . . . que os abstengáis <strong>de</strong> las concupiscencias carnales, las cuales<br />

guerrean contra el alma." (1 Pedro 2: 11, V.M.) Toda concesión hecha al pecado tien<strong>de</strong> a entorpecer las<br />

faculta<strong>de</strong>s y a <strong>de</strong>struir el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> percepción mental y espiritual, <strong>de</strong> modo que la Palabra o el Espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios ya no puedan impresionar sino débilmente el corazón. San Pablo escribe a <strong>los</strong> Corintios:<br />

"Limpiémonos <strong>de</strong> toda inmundicia <strong>de</strong> carne y <strong>de</strong> espíritu, perfeccionando la santificación en temor <strong>de</strong><br />

Dios." (2 Corintios 7: 1.) Y entre <strong>los</strong> frutos <strong>de</strong>l Espíritu —"amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad,<br />

bondad, fi<strong>de</strong>lidad, mansedumbre,"— clasifica la "templanza." (Gálatas 5: 22, 23, V.M.) A pesar <strong>de</strong> estas<br />

inspiradas <strong>de</strong>claraciones, ¡cuántos cristianos <strong>de</strong> profesión están <strong>de</strong>bilitando sus faculta<strong>de</strong>s en la búsqueda<br />

<strong>de</strong> ganancias o en el culto que tributan a la moda; cuántos están envileciendo en su ser la imagen <strong>de</strong> Dios,<br />

con la glotonería, las bebidas espirituosas, <strong>los</strong> placeres ilícitos! Y la iglesia, en lugar <strong>de</strong> reprimir el mal,<br />

<strong>de</strong>masiado a menudo lo fomenta, apelando a <strong>los</strong> apetitos, al amor <strong>de</strong>l lucro y <strong>de</strong> <strong>los</strong> placeres para llenar<br />

su tesoro, que el amor a Cristo es <strong>de</strong>masiado débil para colmar. Si Jesús entrase en las iglesias <strong>de</strong> nuestros<br />

días, y viese <strong>los</strong> festejos y el tráfico impío que se practica en nombre <strong>de</strong> la religión, ¿no arrojaría acaso<br />

a esos profanadores, como arrojó <strong>de</strong>l templo a <strong>los</strong> cambiadores <strong>de</strong> moneda?<br />

<strong>El</strong> apóstol Santiago <strong>de</strong>clara que la sabiduría que <strong>de</strong>scien<strong>de</strong> <strong>de</strong> arriba es "primeramente pura." Si<br />

se hubiese encontrado con aquel<strong>los</strong> que pronuncian el precioso nombre <strong>de</strong> Jesús con labios manchados<br />

<strong>por</strong> el tabaco, con aquel<strong>los</strong> cuyo aliento y persona están contaminados <strong>por</strong> sus fétidos olores, y que<br />

infestan el aire <strong>de</strong>l cielo y obligan a todos <strong>los</strong> que les ro<strong>de</strong>an a aspirar el veneno, — si el apóstol hubiese<br />

entrado en contacto con un hábito tan opuesto a la pureza <strong>de</strong>l Evangelio, ¿no lo habría acaso<br />

estigmatizado como, "terreno, animal, diabólico"? Los esclavos <strong>de</strong>l tabaco, pretendiendo gozar <strong>de</strong> las<br />

bendiciones <strong>de</strong> la santificación completa, hablan <strong>de</strong> su esperanza <strong>de</strong> ir a la gloria; pero la Palabra <strong>de</strong> Dios<br />

<strong>de</strong>clara positivamente que "no entrará en ella ninguna cosa sucia." (Apocalipsis 21: 27.) "¿O ignoráis<br />

que vuestro cuerpo es templo <strong>de</strong>l Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis <strong>de</strong> Dios, y que<br />

no sois vuestros? Porque comprados sois <strong>por</strong> precio: glorificad pues a Dios en vuestro cuerpo." (1<br />

Corintios 6: 19, 20.)<br />

Aquel cuyo cuerpo es el templo <strong>de</strong>l Espíritu Santo no se <strong>de</strong>jará esclavizar <strong>por</strong> ningún hábito<br />

pernicioso. Sus faculta<strong>de</strong>s pertenecen a Cristo, que le compró con precio <strong>de</strong> sangre. Sus bienes son <strong>de</strong>l<br />

323

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!