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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Deberíamos ejercitar en el estudio <strong>de</strong> las Santas Escrituras todas las fuerzas <strong>de</strong>l entendimiento y<br />

procurar compren<strong>de</strong>r, hasta don<strong>de</strong> es posible a <strong>los</strong> mortales, las profundas enseñanzas <strong>de</strong> Dios; pero no<br />

<strong>de</strong>bemos olvidar que la disposición <strong>de</strong>l estudiante <strong>de</strong>be ser dócil y sumisa como la <strong>de</strong> un niño. Las<br />

dificulta<strong>de</strong>s bíblicas no pue<strong>de</strong>n ser resueltas <strong>por</strong> <strong>los</strong> mismos métodos que se emplean cuando se trata <strong>de</strong><br />

problemas fi<strong>los</strong>óficos. No <strong>de</strong>beríamos ponernos a estudiar la Biblia con esa confianza en nosotros<br />

mismos con la cual tantos abordan <strong>los</strong> dominios <strong>de</strong> la ciencia, sino en el espíritu <strong>de</strong> oración y <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia<br />

filial hacia Dios y con un <strong>de</strong>seo sincero <strong>de</strong> conocer su voluntad. Debemos acercarnos con espíritu<br />

humil<strong>de</strong> y dócil para obtener conocimiento <strong>de</strong>l gran YO SOY. De lo contrario vendrán ángeles ma<strong>los</strong> a<br />

obscurecer nuestras mentes y a endurecer nuestros corazones al punto que la verdad ya no nos<br />

impresionará. Más <strong>de</strong> una <strong>por</strong>ción <strong>de</strong> las Sagradas Escrituras que <strong>los</strong> eruditos <strong>de</strong>claran ser un misterio o<br />

que estiman <strong>de</strong> poca im<strong>por</strong>tancia, está llena <strong>de</strong> consuelo e instrucción para el que estudió en la escuela<br />

<strong>de</strong> Cristo. Si muchos teólogos no compren<strong>de</strong>n mejor la Palabra <strong>de</strong> Dios, es <strong>por</strong> la sencilla razón <strong>de</strong> que<br />

cierran <strong>los</strong> ojos con respecto a unas verda<strong>de</strong>s que no <strong>de</strong>sean poner en práctica.<br />

La comprensión <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s bíblicas no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> tanto <strong>de</strong> la potencia intelectual aplicada a la<br />

investigación como <strong>de</strong> la sinceridad <strong>de</strong> propósitos y <strong>de</strong>l ardiente anhelo <strong>de</strong> justicia que animan al<br />

estudiante. Nunca se <strong>de</strong>bería estudiar la Biblia sin oración. Sólo el Espíritu Santo pue<strong>de</strong> hacernos sentir<br />

la im<strong>por</strong>tancia <strong>de</strong> lo que es fácil compren<strong>de</strong>r, o impedir que nos apartemos <strong>de</strong>l sentido <strong>de</strong> las verda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> difícil comprensión. Hay santos ángeles que tienen la misión <strong>de</strong> influir en <strong>los</strong> corazones para que<br />

comprendan la Palabra <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong> suerte que la belleza <strong>de</strong> ésta nos embelese, sus advertencias nos<br />

amonesten y sus promesas nos animen y vigoricen. Deberíamos hacer nuestra la petición <strong>de</strong>l salmista:<br />

"¡Abre mis ojos, para que yo vea las maravillas <strong>de</strong> tu ley!" (Salmo 119: 18, V.M.) Muchas veces las<br />

tentaciones parecen irresistibles, y es <strong>por</strong>que se ha <strong>de</strong>scuidado la oración y el estudio <strong>de</strong> la Biblia, y <strong>por</strong><br />

en<strong>de</strong> no se pue<strong>de</strong>n recordar luego las promesas <strong>de</strong> Dios ni oponerse a Satanás con las armas <strong>de</strong> las Santas<br />

Escrituras. Pero <strong>los</strong> ángeles ro<strong>de</strong>an a <strong>los</strong> que tienen <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r cosas divinas, y en situaciones<br />

graves traerán a su memoria las verda<strong>de</strong>s que necesitan. "Porque vendrá el enemigo como río, mas el<br />

Espíritu <strong>de</strong> Jehová levantará ban<strong>de</strong>ra contra él." (Isaías 59: 19.)<br />

Jesús prometió a sus discípu<strong>los</strong> "el Consolador, es <strong>de</strong>cir, el Espíritu Santo, a quien —dijo— el<br />

Padre enviará en mi nombre," y agregó: "<strong>El</strong> os enseñará todas las cosas, y os recordará todo cuanto os<br />

he dicho." (S. Juan 14: 26, V.M.) Pero primero es preciso que las enseñanzas <strong>de</strong> Cristo hayan sido<br />

atesoradas en el entendimiento, si queremos que el Espíritu <strong>de</strong> Dios nos las recuer<strong>de</strong> en el momento <strong>de</strong><br />

peligro. "En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti." (Salmo 119: 11.) Todos <strong>los</strong><br />

que estiman en lo que valen sus intereses eternos <strong>de</strong>ben mantenerse en guardia contra las incursiones <strong>de</strong>l<br />

escepticismo. Hasta <strong>los</strong> fundamentos <strong>de</strong> la verdad serán socavados. Es imposible ponerse a cubierto <strong>de</strong><br />

<strong>los</strong> sarcasmos y sofismas y <strong>de</strong> las enseñanzas insidiosas y pestilentes <strong>de</strong> la incredulidad mo<strong>de</strong>rna. Satanás<br />

adapta sus tentaciones a todas las clases. Asalta a <strong>los</strong> indoctos con una burla o una mirada <strong>de</strong> <strong>de</strong>sprecio,<br />

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