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El Conflicto de los Siglos por Elena de White [Nueva Ed.]

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

Se recrudece una guerra espiritual. Embatallados en El Conflicto de los Siglos, desde la eternidad pasada hasta los tiempos actuales, se están luchando dos fuerzas una contra el otra por la soberanía universal. Este libro se explica cómo inició la guerra, cómo llegará el punto culminante y cómo se terminará. Con desarrollos muy chocantes que pican la mente y despiertan las ascuas del alma, también la obra ilumina la visión y da revelación acerca de la manipulación espiritual, la política mundial, los regímenes represivos, los movimientos religiosos, los derechos y las libertades amenazados y la decodificación del misterio de la profecía.

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<strong>El</strong> <strong>Conflicto</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> Sig<strong>los</strong><br />

Contempla en el<strong>los</strong> el resultado <strong>de</strong> las angustias <strong>de</strong> su alma, y está satisfecho. Luego, con voz que<br />

llega hasta las multitu<strong>de</strong>s reunidas <strong>de</strong> <strong>los</strong> justos y <strong>de</strong> <strong>los</strong> impíos, exclama: "¡Contemplad el rescate <strong>de</strong> mi<br />

sangre! Por éstos sufrí, <strong>por</strong> éstos morí, para que pudiesen permanecer en mi presencia a través <strong>de</strong> las<br />

eda<strong>de</strong>s eternas." Y <strong>de</strong> entre <strong>los</strong> revestidos con túnicas blancas en torno <strong>de</strong>l trono, ascien<strong>de</strong> el canto <strong>de</strong><br />

alabanza: "¡Digno es el Cor<strong>de</strong>ro que ha sido inmolado, <strong>de</strong> recibir el po<strong>de</strong>r, y la riqueza, y la sabiduría, y<br />

la fortaleza, y la honra, y la gloria, y la bendición!" (Apocalipsis 5: 12, V.M.)<br />

A pesar <strong>de</strong> que Satanás se ha visto obligado a reconocer la justicia <strong>de</strong> Dios, y a inclinarse ante la<br />

supremacía <strong>de</strong> Cristo, su carácter sigue siendo el mismo. <strong>El</strong> espíritu <strong>de</strong> rebelión, cual po<strong>de</strong>roso torrente,<br />

vuelve a estallar. Lleno <strong>de</strong> frenesí, <strong>de</strong>termina no cejar en el gran conflicto. Ha llegado la hora <strong>de</strong> intentar<br />

un último y <strong>de</strong>sesperado esfuerzo contra el Rey <strong>de</strong>l cielo. Se lanza en medio <strong>de</strong> sus súbditos, y trata <strong>de</strong><br />

inspirar<strong>los</strong> con su propio furor y <strong>de</strong> mover<strong>los</strong> a dar inmediata batalla. Pero entre todos <strong>los</strong> innumerables<br />

millones a quienes indujo engañosamente a la rebelión, no hay ahora ninguno que reconozca su<br />

supremacía. Su po<strong>de</strong>r ha concluido. Los impíos están llenos <strong>de</strong>l mismo odio contra Dios que el que<br />

inspira a Satanás; pero ven que su caso es <strong>de</strong>sesperado, que no pue<strong>de</strong>n prevalecer contra Jehová. Se<br />

enar<strong>de</strong>cen contra Satanás y contra <strong>los</strong> que fueron sus agentes para engañar, y con furia <strong>de</strong>moníaca se<br />

vuelven contra el<strong>los</strong>. Dice el Señor: "Por cuanto has puesto tu corazón como corazón <strong>de</strong> Dios, <strong>por</strong> tanto,<br />

he aquí que voy a traer contra ti extraños, <strong>los</strong> terribles <strong>de</strong> las naciones; y el<strong>los</strong> <strong>de</strong>senvainarán sus espadas<br />

contra tu hermosa sabiduría, y profanarán tu esplendor. Al hoyo te harán <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r." "Te <strong>de</strong>struyo, ¡oh<br />

querubín que cubres con tus alas! y te echo <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> las piedras <strong>de</strong> fuego.... Te echo a tierra; te<br />

pongo <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> reyes, para que te miren.... Te torno en ceniza sobre la tierra, ante <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> todos <strong>los</strong><br />

que te ven.... Serás ruinas, y no existirás más para siempre." (Ezequiel 28: 6-8, 16-19, V.M.)<br />

"Porque toda batalla <strong>de</strong> quien pelea es con estruendo, y con revolcamiento <strong>de</strong> vestidura en sangre:<br />

mas esto será para quema, y pábulo <strong>de</strong> fuego." "Porque Jehová está airado sobre todas las gentes, e<br />

irritado sobre todo el ejército <strong>de</strong> ellas; <strong>de</strong>struirálas y entregarálas al mata<strong>de</strong>ro." "Sobre <strong>los</strong> ma<strong>los</strong> lloverá<br />

lazos; fuego y azufre, con vientos <strong>de</strong> torbellinos, será la <strong>por</strong>ción <strong>de</strong>l cáliz <strong>de</strong> el<strong>los</strong>." (Isaías 9: 5; 34: 2;<br />

Salmo 11: 6.) Dios hace <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>r fuego <strong>de</strong>l cielo. La tierra está quebrantada. Salen a relucir las armas<br />

escondidas en sus profundida<strong>de</strong>s. Llamas <strong>de</strong>voradoras se escapan <strong>por</strong> todas partes <strong>de</strong> grietas<br />

amenazantes. Hasta las rocas están ardiendo. Ha llegado el día que ar<strong>de</strong>rá como horno. Los elementos<br />

se disuelven con calor abrasador, la tierra también y las obras que hay en ella están abrasadas. (Malaquías<br />

4:2; 2 Pedro 3:10.)<br />

La superficie <strong>de</strong> la tierra parece una masa fundida un inmenso lago <strong>de</strong> fuego hirviente. Es la hora<br />

<strong>de</strong>l juicio y perdición <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres impíos,— "es día <strong>de</strong> venganza <strong>de</strong> Jehová, año <strong>de</strong> retribuciones en<br />

el pleito <strong>de</strong> Sión." (Isaías 34: 8.) Los impíos reciben su recompensa en la tierra. (Proverbios 11: 31.)<br />

"Serán estopa; y aquel día que vendrá, <strong>los</strong> abrasará, ha dicho Jehová <strong>de</strong> <strong>los</strong> ejércitos." (Malaquías 4: 1.)<br />

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