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EL SER POETICO

Esta obra incluye propuestas innovadoras sobre la concepción del arte en general y del poema en particular. Los nuevos conceptos están formalizados en varias definiciones y postulados. También nos proporciona valiosos indicadores que nos permiten diferenciar el Verso Vulgar y las gradaciones que lo llevan al Verso Puro. Por otra parte, propone la solución a la extraña paradoja que los críticos tradicionales han fabricado con la supuesta dicotomía entre “Poesía” y “Prosa”, mientras que la noción del Momento Vital se convierte en un indicador muy importante para la comprensión de lo que es una novela, un relato o un poema en verso. La Visión y la Transfiguración del poema visionario, tal como lo define Carlos Bousoño, cobran nuevos matices.

Esta obra incluye propuestas innovadoras sobre la concepción del arte en general y del poema en particular. Los nuevos conceptos están formalizados en varias definiciones y postulados. También nos proporciona valiosos indicadores que nos permiten diferenciar el Verso Vulgar y las gradaciones que lo llevan al Verso Puro.

Por otra parte, propone la solución a la extraña paradoja que los críticos tradicionales han fabricado con la supuesta dicotomía entre “Poesía” y “Prosa”, mientras que la noción del Momento Vital se convierte en un indicador muy importante para la comprensión de lo que es una novela, un relato o un poema en verso. La Visión y la Transfiguración del poema visionario, tal como lo define Carlos Bousoño, cobran nuevos matices.

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Encontramos en ellos expresión pura de Sentimiento, pero no hay<br />

en esa expresión ninguna intención de lograr algo. No es utilitarista<br />

en absoluto, es solamente la expresión de un Estado Puro del Ser<br />

Poético, sin exigir nada en cambio. Tan hermosos como los anteriores<br />

son sin duda los siguientes, que son un extracto de “El Cid”,<br />

identificada como existente entre 1140-1150. La niña sale a enfrentarse<br />

con el Cid, que pretendía buscar asilo en esa posada y, con una<br />

dignidad que sólo encontramos luego en El Quijote, le dice:<br />

¡Campeador, que en buena hora os ciñeron vuestra espada!<br />

Esto el Rey nos lo prohíbe, ayer de él llegó su carta<br />

con prevenciones muy grandes, y venía muy sellada<br />

No podemos atrevernos a que entréis a la posada.<br />

Si no es así, perderemos todo lo que hay en la casa,<br />

y además de lo que digo, los ojos de nuestras caras.<br />

Ya veis Cid, que en nuestro mal no habéis vos de ganar nada<br />

El Ser Poético no tachona sus versos con un cúmulo de sentimientos<br />

utilitaristas con el objeto de lograr la simpatía del Cid o la del<br />

lector; al contrario, más bien nos los transmite, con gran balance en<br />

la dignidad con que la niña dice su discurso. En este uso, el Poeta<br />

encarga a una niña lo que un banquero hubiera encargado al albacea<br />

de la familia. Esa es una preciosa muestra de probidad Poética, tan<br />

diferente del sentimentalismo machucón e interesado de la gran mayoría<br />

de los poemas utilitarios. Por otra parte, hay también expresiones<br />

de sentimientos tan puros, tan desinteresados en los poemas<br />

españoles del comienzo del Renacimiento, que no queda absolutamente<br />

nada sino citar algunos de sus versos. Veamos los primeros<br />

ocho del “Romance del Prisionero”, que data de mediados del siglo<br />

XIV:<br />

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