3. Niños de Todo el Mundo

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El gran huéspedpor ShankarIlustraciones de Pulak BiswasEl domador de elefantes, o mahout,como se le conoce en la India,enseña a los elefantes a obedecer órdenes.Todo el mundo le llamaba “Raja”. No era su nombreauténtico, pero le gustaba mucho que le llamaran así. Vivíacon su abuela y su abuelo. Eran sus guardianes. La madre deRaja había muerto cuando él era muy niño. Su padre dejóa Raja con sus abuelos para que le educaran.El abuelo era un hombre alto y fuerte. Siempre hablabaen voz alta. Conocía a todo el mundo en el pueblo. La gentele respetaba. Acudían a él a pedirle consejo y ayuda.La abuela era afable y bondadosa. Cuidaba mucho deRaja. Le seguía a su sombra, diciendo: “Bébete esta leche”,o “Toma un baño”, o “Vete a la cama”. A Raja no le gustabaesto, pero lo soportaba porque quería mucho a suabuela.Raja no tenía amigos con quien jugar en casa. El abuelono quería que saliera a la calle a jugar con otros chicos.Creía que en la calle sólo se aprenden cosas malas. Y losotros chicos no iban a su casa porque tenían miedo delabuelo.Pero vivir con sus abuelos no era aburrido. A Raja legustaba su casa y el inmenso jardín que la rodeaba. Había
allí muchos árboles: cocoteros, mangos y otras muchas clasesde árboles. También había pájaros, mariposas y abejas.Y muchos estanques llenos de peces. Martines pescadores,cigüeñas y otros pájaros acuáticos iban a los lagos a atraparpeces.En uno de los ángulos del jardín había un bosquecillodonde crecían en libertad árboles, matorrales y enredaderas.Chacales, mangostas, gatos salvajes y lechuzas vivían en elbosquecillo.
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—Ya hemos terminado la harina —
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—Recordadlo bien —les dijo mir
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—Necesito otros tres tréboles de
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—Hemos llenado el cesto y estamos
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Las aventurasdel hornillo de carbó
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el patio. Mandaba mensajes al fogó
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que fabrica cosas muy diversas con
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nillo eléctrico. Hará todo el tra
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Los zuecospor Annie M.G. Schm idtIl
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—¿Han oído ustedes? —gritó K
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—Hennie —pensó—. Hennie tien
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Vio a Hennie, en la cubierta, lavan
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—¿Dónde ha ido? —preguntó Ja
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El americano escuchaba cortésmente
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-Secreto o no secreto -dijo el m ae
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Ei maestro decidió hablar con Knia
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El amigo de Simpeypor Elisabeth Rob
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—Pero... podemos jugar a esto.
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El descubrimiento de Martínpor Eli
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—No lo hice a propósito, abuelo
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/ \ \ U >puso sobre la mesa. Tenía
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—Segurísima —dijo la vieja Til
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vestre? De todos modos sería mejor
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Un mal negociopor Apeles M estres,
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gotitas, unos céntimos cada vaso y
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garganta. Ahora no puedo más. Pago
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niñas vecinas. Era la única époc
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gó al canal siguiente. Todas las t
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Pero Tom fue más rápido todavía.
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—¡¡Hurrraaaaaaü —resonaban l
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Los otros tres aplaudieron frenéti
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El abad y el cocineropor Juan de Ti
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que no sois tan sabio como conviene
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La huida de casapor Kola OnadipeIlu
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llegaron al poblado casi desnudos.
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y tenía una tapadera. La quité y
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pensar. No siempre había estado so
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—Es la cosa más fácil del mundo
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Finalmente, Bertil entendió. Dijo
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sobre él y un pedazo de franela qu
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Se echaron después agua el uno al
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reverso de Crucita; alegre, juguet
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de la raya se quedó enterrado all
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Rosa no sabe qué decir y en silenc
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uno a otro: —¿Qué, no les gust
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hermana—. La alcancía de Crucita
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Kveta, mi hermanitapor Vaclav Ctvrt
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Milán tenía envidia. Decía que n
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bien llegaba tarde a la escuela.”
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Quique Risafuerte soltó la carcaja
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—¿Miedo? No sé lo que es eso. Y
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en este reino se elige monarca solt
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La naricilla de Spiridoula se pegab
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Nunca se cansaba de escuchar la car
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cupara por él. En el camino, se ha
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que yo abreviaba Ohio, tenía que p
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podíamos jugar en el jardín hasta
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La habitación de crista!por Ivan S
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hermanos se han ido y te han dejado
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El juego de Año Nuevocuento chino
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Un buen perro no robaría un solo p
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bre la hierba, contemplando las mar
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Raimi le daba toda la leche que que
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Palabras difícilesAlacenaAlcancía
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EstanciaEucaliptoGachasGalpónEn Ar
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