05.07.2020 Views

3. Niños de Todo el Mundo

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Tengo que pensar algo —continuó Paul McGee—. Quizá

si Gato Negro huele comida, su comida favorita, perderá

el miedo y bajará.

Mostró su mano. En ella tenía una lata de salmón abierta,

jugosa y rosada.

-Dejémosle solo y que el salmón haga el resto -sugirió

Paul McGee, colocando la lata bajo el árbol.

—Ningún gato puede volver la espalda a una comida

como ésta. Apuesto a que mañana a esta hora está lamiéndose

los bigotes y buscando más.

Pero al día siguiente Gato Negro estaba aún arriba. El

salmón estaba helado, convertido en una dura masa rosada.

—Supongo que no tiene hambre —dijo Paul McGee.

—Pero parece hambriento —dijo Richie—, y cansado.

Mike tiene razón, Gato Negro está asustado. ¡Oh, quisiera

que papá estuviera en casa!

—Si la comida no le hace bajar —dijo Paul McGee dudando-,

no sé qué otra cosa puede ser mejor.

Mike, Sam y Sweede llegaron, pisando fuerte en la nieve.

Levahtaron la cabeza hacia la copa del árbol, mirando

a Gato Negro.

—Subid —rogó Richie.

—Demasiado peligroso, incluso con trepadores, que además

no tenemos —dijo Paul McGee—. La mitad de estas

ramas están podridas... no podemos arriesgamos.

—Tendremos que matarle. No podemos permitir que

muera helado —dijo Mike.

-¡N o, por favor, no hagáis esto! -gim ió Richie-. ¡No

lo matéis!

Paul McGee dijo, pensativamente:

—Sabes, quizá podríamos hacer una especie de escalera

de mano. Podríamos cortar uno de estos árboles más pequeños

de alrededor y apoyarlo en el gran abeto. Quizá si

Gato Negro encuentra un camino inclinado en lugar de vertical,

trate de bajar.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!