05.07.2020 Views

3. Niños de Todo el Mundo

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Date prisa, Lustucru.

—¡Qué chapucero es este Farfounet! —exclama la señorita

con aire de enfado.

Pero nuestro mañoso picaro sabe que esto lo dijo como

chiste y que a la maestra le gustaría darle un beso.

Unos minutos más tarde, el padre de Farfounet llega a

la escuela con su camión.

Lustucru desempeñó bien su cometido de paloma mensajera.

Inmediatamente se posó en el hombro del padre de

Farfounet, quien en seguida vio el mensaje atado a la pata

del pájaro y no perdió tiempo en ir a la escuela con el camión.

En un abrir y cerrar de ojos, abre la puerta trasera del

camión y grita alegremente:

—¡Todos arriba!

La señorita se sienta junto al conductor, con Farfounet

entre los dos.

Farfounet no es pedante, pero ahora no cambiaría este

sitio de honor por el trono de un rey.

El camión deja a cada niño de la escuela delante de

su casa.

—¡Comed bien, amigos! ¡Nos veremos mañana!

Le llega el turno a la señorita. Al bajar, da las gracias

al conductor y le dice a Farfounet:

—Sin tu idea, probablemente hubiera cogido una bronquitis.

Nuestro héroe sonríe.

Cuando el camión va a arrancar, se inclina hacia la ventana,

y exclama de pronto:

—Un momento, papá. ¡Sólo un momento!

Rápidamente, abre la puerta, salta a la calle, llena de

charcos, y se inclina.

—¿Qué cree usted que habrá visto? —gruñe el padre.

—¿Qué demonios está excavando?

—¡Señorita! —grita Farfounet.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!