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3. Niños de Todo el Mundo

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árbol, y Richie sintió que sus pies se hundían en la nieve.

No quería ir al abeto. Estaría cubierto de blanca nieve; no

podía quedar nada negro, pequeño, en el árbol.

Se sorprendió al ver a Paul McGee y a Mike al pie del

árbol. Ellos se sorprendieron también al verle llegar. Entonces

Richie descubrió la causa. Mike trató de esconderlo en

la espalda, pero Richie lo vio: tenía un rifle.

—El gato aún está arriba -dijo Paul McGee-. Es duro,

como somos todos los de Moontree. Pero hace más de tres

días que está subido en el árbol. Tiene temblores y no puede

vivir mucho tiempo con toda esta nieve. Mike dice que

lo va a matar.

—No puedo dejar que se hiele —dijo Mike.

—Llamarle no ha servido de nada, la lata de salmón

tampoco, hacer una escalera tampoco. No podemos hacer

nada más —añadió Paul McGee.

—Sí que podemos —gritó Richie—. Sí que podemos. Nadie

va a matar a Gato Negro, a mi Gato Negro.

Comenzó a correr hacia el almacén de herramientas; se

cayó dos veces.

—¿Qué haces, Richie? —preguntó su madre cuando volvió

al árbol, resoplando—. Iba arrastrando el hacha de dos

filos detrás de él.

—Voy a cortar el árbol para hacer que baje.

—No puedes hacer esto —dijo Paul McGee—. Moriría

en la caída.

—Sí puedo. Es mejor que matarlo. Por lo menos así tiene

una oportunidad. Esto es lo que trato de hacer —dijo

Richie fieramente.

No podía levantar el hacha más arriba de sus rodillas,

pero la balanceó con todas sus fuerzas. Se escapó de sus

manos y fue a caer en la nieve. Richie se preguntó si comenzaría

a llorar.

—Yo sigo diciendo que debemos matarlo —dijo Mike,

buscando el hacha en la nieve—. Pero voy a decir a Sam y

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